La Leliq quedó ayer en 67,758%, una vuelta al punto de partida. El BCRA refuerza el torniquete mientras se esperan otros dos 4% mensuales de inflación y un dólar volátil
La tasa de las Letras de Liquidez (Leliq) a una semana de plazo quedó ayer en 67,758%, por lo que volvió al nivel al que estaba el 1° de octubre, primer día de vida del actual esquema de metas de base monetaria complementadas con una zona de no intervención cambiaria para conducir al dólar.
El hito coincidió casi perfectamente con los primeros seis meses de Guido Sandleris al frente del Banco Central (BCRA), un cumplemes que coincide a su vez con el lag (demora) que se le asigna a las medidas monetarias para empezar a surtir efecto. A partir de ahora operadores y analistas van a empezar a evaluar de una forma más severa la efectividad del esquema que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, pudo acordar con el FMI.
Sandleris llegó al BCRA el 26 de septiembre, después de la abrupta renuncia un Luis Caputo muy afecto a usar reservas prestadas por el FMI para intervenir en el mercado cambiario. Algo que Sandleris tiene expresamente prohibido cuando el dólar se mueve dentro de la zona de no intervención -para hoy la ZNI tiene piso en $ 41,446 y techo en $ 53,635, cuando el dólar mayorista cerró en $ 43,88- y que le gana reproches de las mesas bancarias cuando la divisa sube varias decenas de centavos con apenas u$s 2 millones o u$s 3 millones operados.
Desde que arrancó el nuevo esquema, el peso pasó de 136 puntos a 124 puntos. Esto es si se toma el «índice de tipo de cambio real multilateral» que mide la competitividad del peso (inflación incluida) frente a las monedas de los socios comerciales de la Argentina. O sea que el peso se recuperó «en términos reales».
Ahora, en términos nominales el dólar mayorista pasó de $ 39,47 a los $ 43,88 de ayer en lo que va del nuevo esquema, con una inflación acumulada de 19 puntos entre octubre y febrero.
Eso sí, a los salarios medidos en dólares -o a los salarios medidos en canastas básicas- no le fue tan bien como al peso en términos reales. Y eso calienta los ánimos de votantes, operadores y funcionarios de otras áreas del Gobierno con repentino interés por hablar de la política cambiaria. Como les pasaba a Federico Sturzenegger y a Caputo, con el dólar quieto todos lo llamaban por sus sobrenombres. El de Sandleris no se escucha hace unos cuantos días.
Con Christine Lagarde nunca hubo confianza como para usar sobrenombres, pero igual la liga. Más en días como los de ayer en los que todas las monedas emergentes se reventaron, aunque el peso argentino no quiso dejar de destacarse y se ubicó segundo en la lista de perdedoras. Cuando las monedas emergentes hacen pie el peso argentino no se suma, cuando se derrumban el peso las lidera. Es la moneda emergente con peor desempeño en lo que va del año. Cae 14% frente al dólar en ese plazo, un primer puesto cómodo frente al 3,76% que retrocede el leu rumano.
Mientras tanto, marzo ya está casi terminando con lo que los índices de inflación de alta frecuencia -miden períodos menores a un mes- ya se van redondeando. «Marzo estamos en 4%, pegó fuerte alimentos, transporte, educación y vestimenta», dijo Federico Furiase de EcoGo. «Abril es una estimación, no datos observados, pero viene con mucho arrastre y aumentos de naftas, gas y subtes, más lácteos y dólar, nuestra previsión pasó de 3,5% a 4%». El índice de alta frecuencia de Elypsis, mientras tanto, también camina hacia el 4,2% este mes.
Los sufrimientos cambiarios del BCRA arrancaron el 14 de febrero con la publicación del dato de inflación de enero, un 2,9% muy por encima de las estimaciones. Desde entonces, el dólar se mueve al ritmo de expectativas de inflación que tienen piso en 34% para los analistas (ver página 4 del cuerpo principal). A eso se le sumó un desarme masivo de Lecap, el pago de un vencimiento del Bono de Política Monetaria y desarmes de posiciones en activos de países emergentes por temor a una desaceleración de la economía global.
En el BCRA respondieron, primero, sobrecumpliendo la meta de base monetaria. Después de otro mal dato de inflación de febrero, transformando al sobrecumplimiento en la nueva meta. Y ahora, sobrecumplen el sobrecumplimiento.
«El promedio de base monetaria de marzo está 31.000 millones debajo de la nueva meta», dijo Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma. «Con sólo renovar todos los vencimientos que quedan en el mes, cierran así», dijo.
Ahora, en la calle Reconquista no tienen más que esperar que funcione. Ya forzaron al esquema mucho en muy poco tiempo. Y hasta duplicaron las licitaciones de Leliq para que la tasa subiera más rápido (gan 23 puntos porcentuales desde su piso de mediados de febrero). El 15 de abril arrancan las subastas de dólares que el Tesoro tomó del FMI y en abril deberían llegar los sojadólares.
«Para mediados de mayo el torniquete monetario ya tendría que ser fenomenal, porque tenés la base monetaria congelada, y con la inflación inercial cae fuerte en términos reales», dijo el economista Federico Muñoz. «Se perfila todo para tres meses seguidos de inflación al 4%, estamos complicados pero no al horno todavía. Sin distorsiones de precios relativos (tarifas y dólar), con ajustazo fiscal y sin monetización del déficit estarían dadas las condiciones para luchar contra la inflación, mientras tanto el problema es que se resiente la confianza en la política monetaria y el pasaje a precios del dólar parece mayor al habitual», dijo.