La constante devaluación del peso en los últimos años provocó una alta volatilidad del tipo de cambio en valores reales
Por Damián Di Pace
La cotización del dólar, aún con cepo, muestra diferentes caras y facetas, según la actividad económica, operación cambiaria o financiera o simplemente para realizar un cambio turista o para destinarlo al ahorro. También está su versión de exportaciones con retenciones e importaciones con impuestos.
Hoy las luces verdes están sobre la apreciación o no del tipo de cambio post devaluación de diciembre 2023. Si se toma la paridad a valores de hoy surge que para marzo resultó de $885,55 implicó una disminución del 14% respecto al mes previo, es decir se apreció en valores reales. Sin embargo, se encuentra en un nivel muy alejado del pico que había tocado al comienzo de la presidencia de Javier Milei, al punto que determinó una brecha negativa del 38 por ciento.
El punto más alto del tipo de cambio oficial a precios de hoy se registra en octubre 2018 cuando se ubicó $1.057, posterior a la devaluación del gobierno de Mauricio Macri en mayo de ese año. Respecto a otras devaluaciones del peso, se observa también otros picos en la presidencia de Cambiemos en agosto de 2019, en octubre del 2020 (Pandemia), en el fugaz paso por el Ministerio de Economía de Silvina Batakis, en julio de 2022, y en la del ministro Sergio Massa en noviembre del mismo año.
Otra cuestión relacionada al tipo de cambio es saber el valor al cual los exportadores van a liquidar.
En el caso de los productos agrícolas (soja) liquidan 80% al tipo de cambio oficial y 20% al contado con liquidación, constituyendo un blend. En diciembre recibían (neto de las retenciones) $492,88 y en abril del 2024 de $658,73; presentando un aumento del 34%. Si cambiamos la proporción, 70% al oficial y 30% al CCL (Dólar Fernet) en diciembre el exportador liquidaría a un tipo de cambio mayor tanto en diciembre como en abril, siendo de $514,62 y $668,68 respectivamente. No obstante, la brecha con respecto al Dólar Blend en diciembre 2023 era del 4,4% y en abril se redujo a 1,5 por ciento.
La importación hormiga comenzó a tener también su foco de linterna verde al comparar el valor en dólares de ciertos bienes con los que se observan en países de frontera -cabe aclarar que no todo es efecto cambiario, también están los derivados de las diferentes cargas impositivas y arancelarias-.
En varios casos resulta ser más “económico” cruzar a Estados vecinos a comprar ciertos productos. Por ejemplo, zapatos de cuero o zapatillas deportivas de marca, están más baratas en Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia; solamente en Chile es más caro.
Con relación a la ropa (vaquero y vestido) resulta conveniente cruzarse a Chile y Brasil; un celular (Samsung Galaxy Z) solamente es más caro en Uruguay; mientras que adquirir una Notebook en cualquier país limítrofe es más barato.
La participación de la actividad del turismo en el PBI de la Argentina es muy importante y se había incrementado fuertemente en los casos específicos de la gastronomía, hotelería y servicios conexos, producto de la devaluación de diciembre 2023, pero ahora se advierte menor capacidad de compra para el visitante del exterior, porque por sus dólares recibe menos pesos.
Así, si se observan los precios de algunos bienes que consume un turista extranjero equivalente en dólares, entre diciembre 2023 y abril del 2024 aumentaron más de 50 por ciento.
Venir hacer shopping, turismo o adquirir servicios gastronómicos comienzan a resultar más caros en dólares para los visitantes del resto del mundo.
De aprobarse el paquete fiscal en el Congreso de la Nació la linterna verde se encenderá sobre los efectos del régimen de regularización de activos, más conocido como Blanqueo.
En una economía con cepo cambiario durante 5 años ningún agente económico racional con cierto grado de lógica iba a liquidar sus dólares a $365 en diciembre cuando en el mercado paralelo cotizaba a $1.250 y con brechas cambiarias promedios de 100 por ciento.
Ahora llegará el momento que una porción de esos dólares regresen al sistema financiero a partir del mayor grado de previsibilidad jurídica y confianza que puedan tener los tenedores de estos activos monetarios sobre las condiciones presentes y futuras de las exteriorizaciones.
A su vez, la linterna verde más importante a encender es el levantamiento del cepo. El Gobierno tiene como desafío acumular reservas en el Banco Central de la República Argentina a través de la liquidaciones del agro y financiamiento en el mercado a una tasa menor a la actual, a partir de una baja del riesgo país.
El ex ministro de Economía Domingo Cavallo escribió en su blog que no sería lo ideal que el levantamiento del cepo cambiario sea en junio o julio porque el valor del tipo de cambio CCL es un dólar artificialmente sostenido por la estacionalidad de las liquidaciones del agro, de ahí que sugiere postergarlo hasta octubre cuando el dólar pueda flotar libremente.
El levantamiento del cepo es fundamental para salir de las “1.000 caras del dólar”. Para eso, aún el proceso es largo, porque habría que previamente fortalecer las reservas en divisas del Banco Central, eliminar el Impuesto PAIS que se ha convertido en uno de los pilares de la recaudación tributaria, eliminar el dólar blend, bajar la tasa de inflación a un dígito mensual, recuperar la demanda del peso, y reactivar la economía en su conjunto, principalmente.
Cuando el camino es largo lo importante es ver el horizonte de como transitar y evaluar las mejores condiciones para salir del cepo cambiario que afectó severamente a la economía y atrofió el natural intercambio de bienes y servicios tanto en el mercado interno como externo en los últimos 5 años.