Grandes promesas. Auth0, Ualá, Satellogic, Technisys y Agrofy atraen inversiones y crecen. Junto a Etermax, proyectan alcanzar una valuación de US$1.000 millones.
El club de los unicornios argentinos se agranda. A las 4 pioneras en alcanzar una valuación de US$1.000 millones (Mercado Libre, Globant, Despegar y OLX) se les sumó el año pasado Auth0, pero hay otras 5 firmes candidatas a calificar como unicornio. En 2019, 91 startups captaron inversiones récord por US$403 millones, pero el 93% del total se concentraron en Ualá, Auth0, Satellogic, Agrofy y Technisys, que recibieron fondos por US$376 millones. Sin embargo, hay otra que crece a niveles asombrosos sin financiación. Se trata de Etermax, la firma creadora de Preguntados, uno de los juegos para celulares más exitosos de la historia.
El ecosistema emprendedor argentino madura. Sobre todo por el surgimiento de los inversionistas privados, que financian proyectos promisorios, con vocación global y de rápido crecimiento. En rigor, sólo una minoría selecta logra sobreponerse a las crisis, escalar etapas y posicionarse como unicornio. Es lo que logró Auth0. En 2014 recibió una inyección de US$2,4 millones del fondo Bessemer Venture Partners. A la fecha, ya lleva recaudados US$332 millones, lo que elevó su valuación a la cifra de US$2.000 millones.
La empresa creada por Matías Woloski y Eugenio Pace desarrolla tecnologías de autenticación para empresas. Esa infraestructura sustituye para clientes empleados la pesadilla de usar passwords para acceder a los sistemas. Auth0 logró sumar a la fecha más de 11.000 clientes, entre ellos Siemens, Tarjeta Naranja y el Wall Street Journal. No sólo innovaron con el producto sino también con el reclutamiento de talento. “La mitad de los empleados trabaja en forma remota desde 35 países diferentes”, dijo Woloski al Económico.
El empresario tiene 39 años y es ingeniero informático egresado de la UBA; su socio, Pace, también es ingeniero pero en electrónica y se formó en el ITBA. Auth0 tiene ingresos, pero todavía no es rentable, algo habitual con los nuevos emprendimientos. Tanto es así que hace tres semanas, Salesforce Venture invirtió US$120 millones, tras analizar el modelo de negocio, sus balances y las posibilidades de escalar a nivel global. “Las startups demoran muchos años en obtener rentabilidad. Cuando Facebook salió a la Bolsa (en 2011) todavía no daba ganancias”, argumentó Luis Bermejo, del fondo Alaya Capital.
La financiación es clave para las startups. Es la instancia previa que podría desembocar en la llegada a la Bolsa de Nueva York, una ruta que ya transitaron Mercado Libre, Globant y Despegar, en ese orden. Pero no todos aspiran a eso. “Estamos preparados y tenemos los músculos desarrollados para eso, pero el desafío más interesante hoy es el producto y el impacto que pueda generar en la alta tecnología”, aseguró Woloski.
Más allá de su significado simbólico, alcanzar el rango de unicornio es un logro incuestionable. El concepto fue propuesto por Aileen Lee en 2013, cuando presidía el fondo Cowboy Ventures. Aludió así a las empresas muy jóvenes que crecían muy rápido. Pero en 1979, el economista del MIT David Birch usó nombres de animales para clasificar a las empresas según su capacidad para generar empleo: elefantes (grandes corporaciones), ratones (las que son chicas y no quieren o no pueden crecer) y las gacelas: las que apenas nacen y crecen a tasas sorprendentes. Como un unicornio.
Ualá es una fintech que podría calificar como unicornio y también como gacela. Con casi 3 años de vida (fue lanzada en octubre de 2017) ya atrajo el interés de inversores de la talla de George Soros y Goldman Sachs, entre otros. En 2019 recibió inversiones por parte de la china Tencent y de Softbank por US$150 millones, que la valuaron en US$900 millones. Hoy tienen 400 empleados, “de los cuales 150 fueron contratados durante la pandemia”, describe Pierpaolo Barbieri, su CEO y fundador.
De 33 años, este nativo del barrio de Caballito, creó la startup volcada a los negocios financieros. Ofrece tarjetas prepagas, préstamos, créditos en cuotas y pagos de servicios, entre otras cosas, unificado en una aplicación para celulares. Aunque parezca lo contrario, Barbieri sostiene que no compite con los bancos tradicionales: “Tenemos alianzas con el BIND, el Galicia y Mastercard. Somos complementarios”, define.
En tan corta trayectoria, Ualá contabiliza “entre 2 y 3 millones” de cuentas abiertas, que son atendidas desde su casa matriz, en Palermo, y sus filiales de Rosario y Córdoba. Barbieri estudió historia, es autor de un libro sobre la economía en la guerra civil española “que no leyó nadie”. Pero su visión como emprendedor es otra. “Salir a la Bolsa no es una motivación. No lo descarto, pero sería una consecuencia y no un objetivo”, dijo.
Estadísticamente, la mayoría de las startups fracasan antes de cumplir 3 años. Un pequeño porcentaje, entre 3 y 4%, logra escalar a tasas muy por arriba del promedio. Incluso algunas logran alcanzar alturas insospechadas, como es el caso de Satellogic, una compañía que diseña y fabrica microsatélites, los pone en órbita y ofrece servicios de imágenes de alta resolución desde el espacio, muy útiles para productores agrícolas, petroleras y gobiernos. El proyecto es crear una constelación de 300 satélites para relevar toda la superficie de la Tierra en tiempo real.
Fundada en 2010 por un matemático, Emiliano Kargieman, y un experto en informática, Gerardo Richarte, Satellogic ya obtuvo varias credenciales: de la nada logró lanzar hasta el momento 10 satélites. Al primero lo bautizó «Capitán Beto», en homenaje al tema de Invisible, la banda liderada por Luis Alberto Spinetta. Tras recibir una inyección de US$50 millones el año pasado, tienen previsto sumar otros 11 el próximo bimestre, para lo cual negocian con varios proveedores, entre ellos Space X, una de las compañías del multimillonario Elon Musk. “La industria satelital es muy chica -relativiza Kargieman- y hay pocas empresas lanzadoras de satélites”.
De 45 años, Kargieman tiene antecedentes como emprendedor: cofundó en los 90 Core Securities, una startup enfocada en la seguridad informática, vendida pocos años después. Parte de ese dinero le permitió ingresar a un programa de la NASA, desde el cual proyectó Satellogic. «El new space es una industria que crece gracias al sector privado», argumenta el empresario. Padre de Asia, su hija de 3 años, Kargieman sostiene que para crear un unicornio no hay fórmula: «Tiene algo de suerte y muchísimo esfuerzo», dice.
Etermax, una desarrolladora de videojuegos para celulares, rompe todos los estereotipos. Nació rentable, lo sigue siendo y Máximo Cavazzani, un ingeniero en software surgido del ITBA, sostiene que el secreto de su negocio es la monetización a través de la publicidad. Con su casa matriz en Villa Urquiza, Etermax es la creadora de Apalabrados y Preguntados, con altísima repercusión. Sin ir más lejos, en 2015 Preguntados fue el juego más descargado del App Store, la tienda de Apple. “Es como ganar el Oscar”, dice Cavazzani.
El dato no sorprende. Preguntados fue traducido a 34 idiomas y se distribuye en 180 países. Cavazzani sostiene que la valuación de la empresa no le preocupa. De 2009 a la fecha, reclutó 400 empleados, oficinas en Buenos Aires, Mendoza, Montevideo, Berlín, San Pablo y Ciudad de México. Y el empresario remarca que Etermax es “una empresa sólida, con más de 10 años de rentabilidad sostenida y nunca recibió inversiones externas”. Algunos estiman que su valuación supera los US$500 millones. “Sin entrar en cuestiones técnicas, Etermax claramente es un unicornio”, opina Diego González Bravo, inversionista y vicepresidente de ARCAP.
Agrofy es la última del pelotón, pero viene con el mismo impulso que el resto. Se trata de una plataforma de comercio electrónico (una mezcla entre Mercado Libre y OLX) con foco puesto en los agronegocios. «Es un portal de contenidos y más de 20 categorías de productos y servicios para productores», explica el rosarino Alejandro Losada, cofundador de la startup.
Agrofy tiene 280 empleados y está operativo en 7 países de la región, entre ellos Estados Unidos, Brasil, Colombia, Chile y Uruguay. «Tiene más de 4 millones de visitas mensuales, que acceden a 20 categorías de productos: maquinaria, fertilizantes, créditos, seguros y servicios de fletes, por ejemplo», enumeró el empresario.
Cómo se calcula el valor de una empresa
En su primer encuentro, el creador de Napster, Sean Parker, intentó convencer a Mark Zuckerberg de que Facebook tenía un enorme potencial. Le dijo que la red social podría escalar a la cima si lograba atraer el interés de los fondos de inversión. Y superar la barrera mágica: una valuación de US$1.000 millones. Inspirada en hechos reales, el diálogo aparece en la película “Red social”, en la cual Parker (Justin Timberlake) y Zuckerberg (Jesse Eisenberg) hablan de la máxima aspiración de toda startup: alcanzar la categoría de unicornio.
En la Argentina, el club de los unicornios es integrado por Mercado Libre, Globant, Despegar, OLX y Auth0. Pero el grupo podría ampliarse en el corto plazo. Sobre todo, por el surgimiento de los fondos de inversión, que apuestan por startups muy jóvenes pero promisorias. “Eso no sorprende, esperamos que aparezcan muchos más unicornios en el país”, interpreta Luis Bermejo, director del fondo Alaya Capital.
“Todos los fondos buscan su unicornio, porque apenas el 5% de las startups logran un rápido crecimiento”, explica Diego González Bravo, vicepresidente de la ARCAP, la entidad que agrupa hoy a los 50 fondos de inversión que operan en la Argentina. Es la cara más visible de los llamados capitales de riesgo, cuyo objetivo es invertir en los inicios de una empresa con la esperanza de capturar al próximo unicornio. Se trata de un cálculo estadístico que funciona desde hace décadas en el Silicon Valley. De cada 10 compañías, apenas una o dos logran despegar, cuya rentabilidad posibilita recuperar la totalidad de las inversiones y dejar fuertes ganancias.
El director de Wayra Corporate Ventures (Telefónica), Agustín Rotondo, describe las distintas etapas de financiamiento de una startup y cómo se calcula su valuación. “En los inicios, se usan fondos propios, de familiares o conocidos. La siguiente etapa es la entrada de “inversores ángeles. Son personas que invierten buscando un retorno financiero futuro”, enumera el ejecutivo.
Posteriormente, según cómo evolucione el proyecto, llegan las rondas de inversión, en la cual la startup explica su plan de negocio, sus necesidades financieras y entrega a cambio una porción de la empresa. “En las últimas etapas, las inversiones suelen formalizarse ya no como una deuda, sino como una capitalización en acciones de la compañía con un acuerdo de accionistas por detrás”, agrega Rotondo.
Sobre la valuación de una startup existen diferentes fórmulas. La mayoría da pérdidas durante años porque crecer requiere de reinversiones constantes. Lo más usual es estimar los ingresos y proyectarlos a futuro, pero Rotondo aclara que “estos métodos son solamente orientativos, ya que las valuaciones se terminan definiendo por una negociación entre el inversor y la startup”. Por caso Ualá, que en 2019 recibió US$150 millones, acordó con Tencent y Softbank una valuación de US$900 millones.
Estas evaluaciones se dificultan en el caso de Etermax. La pujante desarrolladora de juegos para celulares nació rentable y nunca necesitó financiamiento para expandirse. Sin embargo, González Bravo sostiene que “más allá de las cuestiones técnicas, Etermax claramente es un unicornio”.
Emiliano Kargiemann, de Satellogic, cree que su empresa está lejos todavía de clasificar dentro de la categoría. “No es algo que me desvele”, dijo el empresario al Económico. Sin embargo, Satellogic recibió el año pasado una inversión de US$50 millones para financiar su proyecto para crear un ecosistema de 300 microsatélites de bajo costo.