El indicador de JP Morgan marcó 1.822 puntos, un máximo desde el canje que llevó adelante el Gobierno en agosto del año pasado
Luego de superar los 1.800 puntos, el riesgo país ya registra una suba de 110 puntos o 6,4% en el mes, y respecto de principio de año el salto alcanza los 450 puntos básicos o 33 por ciento.
Esta una de las variables que más alertas despierta tanto en el sector privado como en el público, porque impacta en las capacidades de financiamiento de un país.
Se trata de un índice que elabora el banco JP Morgan y que funciona como un punto de referencia a la hora de medir el rendimiento total de los bonos gubernamentales internacionales emitidos por países emergentes.
Usando el EMBI o Emerging Bonds Market Index, tal el nombre oficial del indicador, los operadores e inversores globales tienen una referencia a partir de la cual exigir cierto nivel de retorno a los bonos soberanos que se emiten en moneda extranjera, normalmente en dólares o euros.
Parte de medir la brecha de rendimientos de los bonos del Tesoro de los EEUU -considerado un activo financiero seguro por la capacidad de pago de su emisor- respecto de bonos similares de países emergentes. En el caso de la Argentina, con 1.822 puntos básicos, implica un diferencial de más 18% respecto del Treasury a 10 años, con una tasa de 1,645 anual.
Quiere decir que si hoy el gobierno argentino intentara colocar un bono a diez años debería convalidar una tasa de 19,9% anual en dólares para encontrar alguna demanda en el mercado.
El riesgo país de Argentina es hoy el más alto desde el 10 de septiembre de 2020, cuando el país reestructuró su deuda con acreedores privados. Y es similar a los 1.824 puntos del 2 de enero de 2020, cuando recién asumía la presidencia Alberto Fernández, aún antes del canje.
¿A qué obedece el reciente salto del riesgo país? Básicamente, al desplome de las cotizaciones de los bonos Globales -en dólares con ley extranjera- emitidos con el canje y que son los que se operan en el exterior. En la renta fija, la tasa interna de retorno del bono evoluciona en sentido inverso a los precios, por eso, a cotizaciones más bajas, es más alta la tasa y, por ende, el riesgo país.
Los expertos de Portfolio Personal Inversiones identifican cuatro motivos detrás de la caída de los bonos soberanos: “los ruidos en lo monetario, la brecha en niveles insostenibles (esta semana superó el 115%) y un BCRA escaso de divisas”, a lo que se suma “un clima emergente muy volátil“.
1) Ruidos en lo monetario. La continuidad del déficit fiscal anticipa más emisión de pesos. En octubre, con el “plan platita” en marcha y en plena campaña electoral, el Sector Público Nacional registró en octubre un déficit primario de $209.169 millones y un déficit financiero de $277.094 millones. Esto llevó a que el Banco Central efectuara giros al Tesoro por $335.000 millones en octubre -más del 10% de la Base Monetaria-. Hacia fin de año es de prever que continuará este frágil estatus de las cuentas públicas.
2) Brecha en niveles insostenibles. Una brecha cambiaria tan alta, por encima del 100% entre el tipo de cambio oficial y los dólares implícitos en operaciones financieras -precios de los bonos incluidos- tiene escasos antecedentes en la historia económica de la Argentina. Y nunca se mantuvo tan alta por tanto tiempo como en el presente -ya en octubre de 2020 había superado ese umbral-. A entender de los operadores -y en base a la experiencia de crisis anteriores- esta brecha se “resuelve” por las buenas o las malas, a través de una brusca devaluación, hoy reprimida por un férreo control de capitales.
3) BCRA escaso de divisas. Las reservas brutas del Central superan los USD 42.000 millones, pero al descontar préstamos, el “swap” de monedas con China, depósitos privados y los Derechos Especiales de Giro del FMI, quedan en un saldo neto de unos USD 5.000 millones, que se reducen a unos USD 1.000 millones sin contar el oro. La escasez de dólares líquidos en reservas frente a los abultados vencimientos de la deuda abona la idea de serias dificultades para honrar los pagos de deuda en el futuro próximo.
4) Clima emergente volátil. La devaluación de la lira turca (-17% en noviembre) y la evolución negativa en los últimos seis meses de las acciones y el real brasileños (-18% y -10%, respectivamente) colocan a los bonos argentinos dentro de un entorno de debilidad financiera emergente, en la consideración de los fondos de inversión, lo que se llama “aversión al riesgo”.
Portfolio Personal refirió que “a los temas propios se sumó estas últimas ruedas un clima emergente muy volátil con el EMBI superando los 380 puntos. Argentina dentro de este grupo es un caso aparte con un riesgo país que ya supera los 1.800 puntos (máximos post reestructuración) dejando un spread con respecto a LATAM por encima de los 1.400 puntos”.
Los bonos Globales cayeron el miércoles por séptima sesión consecutiva y registraron nuevos mínimos históricos desde su salida al mercado hace más de 14 meses. Acumulan bajas de hasta 4,6% solo en esta semana y los analistas proyectan una pérdida mensual en un rango de 4,4 y 5,9 por ciento.
“En este marco, el precio promedio de los Globales rompió con el piso de USD 32 e incluso ya supera los niveles mínimos del 10 de marzo (USD 31,98). Así, marcó un nuevo mínimo post restructuración en USD 31,95″, indicó Portfolio Personal. “En tanto, la tasa promedio ponderada se ubica en niveles máximos desde que los títulos debutaron en septiembre del año pasado y se encuentra a solo un paso de superar el umbral del 20%”, añadió el informe.
Los analistas concluyeron que “la performance de la deuda argentina en las ruedas post electorales dejó en claro que no alcanza con la sola expectativa de que el ‘plan plurianual’ que se enviará al Congreso en diciembre nos acerque a un acuerdo con el FMI. Hasta ahora, el silencio de la Vicepresidente (Cristina Kirchner) y las declaraciones más moderadas dentro de su entorno deberían ser un punto positivo”.