Atender los vencimientos de corto plazo y la capacidad de alcanzar un superávit primario permitirán generar recursos para honrar los compromisos
Los desequilibrios macroeconómicos heredados, sumado a la falta de capacidad del gobierno para solucionarlos, agravo la perspectiva que tenían los inversores respecto de la capacidad de pago en el último año.
En una primera instancia, se confiaba en que el gobierno pueda encaminar al país hacia un sendero de normalización económica desde la herencia recibida.
El escenario se complicó y con errores propios, los desequilibrios se acentuaron. Los inversores dejaron de ser compradores de bonos argentinos y el riesgo país se disparó. De igual manera, vimos un rally en el tipo de cambio, lo que gatilló una disparada en la inflación de 2018 y junto con eso, un freno al crecimiento que venía trayendo la economía para 2017.
Durante toda la era Macri el gobierno tuvo que financiar sus desequilibrios emitiendo deuda en el mercado internacional y luego acudiendo al FMI haciendo crecer el endeudamiento argentino, el cual alcanzó niveles de 95% sobre PBI en términos brutos y 58% en términos de deuda neta.
En ese escenario, la clave pasa por definir como se encuentran las dos variables clave de la deuda, es decir, la liquidez y la solvencia de la misma, de cara a un año electoral y en el cual, las variables macro se encuentran aún sacudidas.
Sobre este punto, los analistas de Grupo SBS hacen una primera conclusión y rescatan que, incluso cuando el fuerte respaldo de la comunidad internacional mejora sensiblemente las condiciones para que Argentina pueda cerrar su déficit fiscal, el perfil de deuda sigue presentando vulnerabilidades que transforman a la consolidación de las cuentas públicas un objetivo impostergable.
Pensando en la sostenibilidad de la deuda, resulta fundamental remarcar la importancia de contemplar dos frentes, esto es, tanto los riesgos de liquidez como los de solvencia.
Mientras los primeros hacen referencia a la posibilidad de atender los vencimientos de deuda en el corto plazo, los últimos se relacionan con la capacidad de alcanzar un superávit primario que garantice que Argentina podrá generar recursos para honrar sus compromisos.
Liquidez
En relación a los riesgos de liquidez, desde Grupo SBS destacan que la agenda de vencimientos muestra al segundo trimestre de 2019 como el período de mayor concentración de amortizaciones en moneda extranjera.
En base a dichos vencimientos, se destaca en el informe de Grupo SBS que los mismos son grandes, aunque el abundante financiamiento del FMI permite disipar las dudas incluso en escenarios «catastróficos» en términos de ratios de roll-over de los vencimientos, haciendo que los riesgos de liquidez sean bastante reducidos en el corto plazo.
Los analistas de Balanz también remarcaron en su informe los vencimientos para este año. Desde la compañía remarcan que los vencimientos de deuda e interés expresados en dólares, alcanzan en el primer trimestre u$s 18.155, u$s 21.679 millones en el segundo, u$s 4473 millones en el tercero y u$s 7339 millones para el ultimo trimestre. Esto implica que en 2019 alcanzaría un total de u$s 51646 millones.
En lo que respecta a Letes, según los cálculos de Balanz, estos suman u$s 4790 millones de Letes en el primer trimestre de 2019.
Los vencimientos mes a mes en Letes son de u$s 1001 millones en enero, u$s 2112 millones en febrero, u$s 1676 millones en marzo, u$s 2282 millones en abril, u$s 2204 millones en mayo, u$s 1683 millones en junio, u$s 716 millones en julio y u$s 950 millones en agosto.
Solvencia
Por otro lado, en cuanto a las dudas de solvencia, en el informe de la compañía se remarca que la demandante dinámica fiscal acordada con el FMI apenas alcanza para que la deuda neta no supere el 42% del PBI en el mediano plazo, aunque algunos shocks obligarían a recalcular.
«Entre los mayores riesgos, veamos a una fuerte depreciación del peso y un escenario de bajo crecimiento sobresalen como las grandes debilidades, demandando una significativa profundización del sendero de consolidación fiscal en un escenario negativo. A su vez, remarcamos que el sendero fiscal prometido es suficiente para que la deuda siga una trayectoria sostenible bajo las condiciones actuales, aunque un superávit primario de 2,5% del PBI permitiría poner a la deuda neta en un sendero descendente que reduzca la dependencia del crecimiento o del tipo de cambio” sostuvieron desde Grupo SBS.