Alguien que por ejemplo pensaba colocarse a tasa de interés para cobrar 24% en el año, apenas promediaba la mitad del período cuando vio que esas proyecciones se desarticulaban a manos de un salto en el dólar paralelo
Volatilidad es riesgo para el inversor. E incertidumbre. También para el empresario, que debe ponderar los riesgos de su negocio pero igualmente sumarle el que le dicta el contexto. ¿Cuál es el precio de reposición de la mercadería que vende? ¿Qué tan importante puede ser el disruptivo camino que dibuja una cotización en la plaza informal a la hora de cotizar los insumos de su negocio?
Sin embargo el del blue es, en boca de los propios actores, un mercado con tantas variantes argumentales que, para hacer una justa apreciación, conviene acercarse despacio, sin exitismos. ¿Qué factor fue el que empujó primero la suba de la última semana? Habiendo cotizado ayer en los $ 13,65 con una suba de más de 30 centavos, las lecturas mandan. El dato que inició el ciclo fue paradójicamente el desembarco de 100 gendarmes en la City.
¿Sabían quienes controlaban el mercado que una suba de magnitud en la cotización del blue iba a tener lugar en días posteriores y anticiparon los controles? ¿Conocían acaso que con esa señal podían torcer el apático recorrido que había registrado el billete informal en los meses previos? ¿Acaso pensaron en algún momento que el transitado axioma que señala que no se puede controlar cantidad y precio en un mercado al mismo momento podía decantar en un mayor angostamiento de la oferta de dólares en el mercado paralelo?
Después, en los días sucesivos, vinieron más controles, allanamientos, multas y las subas fueron justificadas, por unos, en lo refractario de algunos sectores a las fórmulas políticas que alientan la continuidad y, en otros, en el avance de las sanciones en la City. Pero hay más. ¿Inercia inflacionaria? Puede ser. ¿Desarme de posiciones en plazo fijo alentado por la ampliación de la brecha cambiaria? También. Pero hay un factor que escapa a todos los diagnósticos y que es tan viejo como los mercados: la ansiedad. Para aquellos que guardan pesos, que piensan en moneda local pero con la cuenta regresiva que implica la pérdida de poder adquisitivo, o incluso aquellos que apuestan a una tasa de interés en pesos sin perder de vista cuánto podrán ganar en dólares de mantenerse el dólar sin cambios, la volatilidad en el valor del billete informal tuvo el inclemente efecto de borrarles las proyecciones pacientemente acumuladas por la maquinaria oficial de la intervención cambiaria.
Por ejemplo, alguien que pensaba colocarse a tasa de interés para cobrar 24% en el año, apenas promediaba la mitad del período cuando vio que esas proyecciones se desarticulaban a manos de un salto en el dólar paralelo.
En la misma línea, el circuito de los pesos comenzó a evidenciar mayor dimensión: la fuerte emisión monetaria obliga al Gobierno en varios aspectos, ya sea a retirar pesos del mercado vía colocación de bonos por más de $ 30.000 millones o también mediante la suba de tasas de interés que promueve el Banco Central y que encuentra sus propias limitaciones en lo alto de la tasa, ya que si bien ?convence? a los bancos con una tasa del 27%, esmerila la ventaja de tomar créditos ya que éstos también se ven encarecidos por esa acción.
En la traducción, mientras el BCRA busca subir la tasa de los bancos para captar mayor cantidad de pesos y bajar la inyección de los mismos en el mercado del dólar blue (que la gente prefiera hacer un plazo fijo a comprar dólares blue), con la misma decisión encarece el crédito que ha resultado la clave del consumo en los últimos años. Por último, pero no menos importante, la ansiedad juega fuerte cuando las presiones iniciales del mercado informal se han ido ya: la resiliencia de esas fuerzas encuentran un lugar en la duda del inversor chiquito, del ahorrista de a pie, que no puede saber de antemano que los grandes capitales han decidido ?mover? la plaza, y que no termina de preguntarse si le conviene ?pasarse? a dólar ahora, que ya subió mucho y que podría seguir subiendo, o esperar, no sea cosa que baje…