Aumento de costos, problemas climáticos, demanda estancada y atraso cambiario se combinan para poner al sector en jaque.
Con poca demanda, costos en alza, problemas logísticos irresueltos y vapuleadas por las heladas y la sequía, las economías regionales están en el centro de la tormenta perfecta. Este año, la devaluación del 20% del dólar oficial funcionó como una muleta que les ayudó a mantenerse en pie, pero no sirvió para corregir el crecimiento exiguo y atrofiado que enfrentan la mayoría de los productos.
El desempeño de algunas regiones sirve como muestra de la situación. En 2012, las exportaciones totales de Río Negro –concentradas mayormente en peras y manzanas– cayeron 12%. Este año tuvieron un leve crecimiento, pero aún se ubican por debajo de 2011. La consultora Finsoport detalla que las menores exportaciones del Alto Valle obedecen a factores climáticos “y, fundamentalmente, a un notable deterioro de la rentabilidad, derivado de un tipo de cambio nominal que se incrementó a un ritmo menor que los costos internos, pese al aumento de los precios internacionales de ambas frutas”.
El deterioro recorre casi todo el país. El economista Jorge Todesca señala que “se aprecia un significativo declive en la producción de peras, manzanas, ajos, aceitunas, vinos, limones, azúcar, tabaco, cítricos, arroz y algodón”.
Desde la Mesopotamia, los productores de yerba mate también hacen sonar el alerta. Datos de la Federación Agraria Argentina (FAA) indican que, en comparación con 2012, este año la caída en la producción fue del 12%, pasando de 701,5 a 646,5 millones de kilos de yerba. En Corrientes, y en la zona centro de Misiones, se registró la mayor baja productiva. “Este año siguieron subiendo los costos para la elaboración de la materia prima. Esto agravó una situación que ya era difícil por la falta de rentabilidad en los últimos años. Al no tener tampoco financiamiento, los productores más chicos no tuvieron chance de fertilizar adecuadamente sus yerbales. Esto se evidenció en el avance de plagas”, indica Luis Andrusyszyn, director de la FAA en Misiones. De los $30 a los que se vende un kilo de yerba en las góndolas, el productor sólo recibe $9,30.
En este ciclo económico, el período de esplendor de las economías regionales parece haber quedado atrás. La Fundación Mediterránea detalla que entre 2005 y 2008, la producción en Córdoba –excluyendo la soja– creció a un promedio anual del 13%, mientras la de Entre Ríos se expandió al 7% (ver infografía). “En cambio, en los últimos dos años, aquellas cantidades aumentan a menor ritmo, y en alguno casos, caen”. Esta situación tiene su correlato en el empleo: la generación de puestos de trabajo pasó de crecer 5% anual en el período de auge a moverse en 2011 y 2012 en torno al 1%.
En esta tormenta perfecta también influye el hecho de que las inversiones se ralentizaron y muchos sectores están trabajando al tope de su capacidad, por lo que al estancarse la producción, los precios al mercado interno tienden a subir, más aún si se disparara el dólar. Todesca puntualiza que “en la medida en que la capacidad instalada está plenamente utilizada, el traslado a precios de una mayor devaluación es significativo, por lo que la política cambiaria por sí sola no sería suficiente para resolver el problema”.
Este año, el panorama productivo fue heterogéneo. La consultora abeceb.com indica que algunos sectores, como las producciones de azúcar y limón, lograron mayor rendimiento, pero otros, como los olivícolas, fueron barridos por las heladas (ver recuadro). El economista Dante Sica advierte que “la principal dificultad, transversal a todas las producciones regionales, continúa siendo la presión del aumento de costos, que impacta sobre la competitividad”.
Según un informe de la Universidad Tecnológica Nacional para la Cámara Empresaria de Operadores Logísticos (CEDOL), el índice de costos logísticos para el sector subió 23,42% en los últimos 12 meses. El índice incluye los costos derivados de recursos humanos, transporte y distribución, sistemas y comunicaciones y administración de stocks.
La suba del tipo de cambio oficial ayudó en algo y, según detalla abeceb.com, se vieron mejoras en vino embotellado y miel, aunque las cantidades continúan en baja. “Las frutas son las más beneficiadas, a pesar de que el margen de precios relativos se mantiene todavía acotado. Por otro lado, los limones salieron ganando por una escasez de fruta en Europa, debido a la menor producción en España y Turquía, aunque esto se revertiría en 2014”. Pero más allá de casos puntuales, “el resto de los productos regionales enfrentan un mercado internacional con demanda estable y un panorama más competitivo, que no permite trasladar en su totalidad el aumento de costos de producción”. Por este motivo, “si bien la aceleración de la devaluación aporta cierto alivio, resulta insuficiente para algunos de los sectores que han acumulado fuertes distorsiones por los aumentos de costos en los últimos años”, indica Sica.
Frente a este escenario, algunas empresas optan por exportar a pérdida para no perder el posicionamiento alcanzado en determinados mercados o eligen volcar mayor producción al mercado local. Pero aquí se enfrentan a una dificultad específica: en general se trata de productos con consumo relativamente inelástico o con un cierto tope en términos de consumo per cápita anual, que obedece a cuestiones culturales. “Esta constituye la principal limitación al aumento de las ventas totales en cada segmento, y de no haber una estrategia coordinada del sector, puede terminar impactando en una sobreoferta en el mercado doméstico y en una presión a la baja en los precios internos”, explica Sica. Y precisa que esto es lo que ocurrió en el caso del azúcar, donde la sobreoferta en el mercado interno deprimió el precio local afectando a toda la cadena y, en mayor medida, a las empresas no diversificadas.
Según abeceb.com, en 2014, el factor climático volvería a presentarse errático. “La falta de lluvias continúa afectando seriamente al norte del país, y comenzó a trasladarse hacia la zona agrícola central. Será difícil recomponer las reservas de humedad, dado que en los próximos meses se prevén lluvias normales o inferiores a las normales, lo que podría impactar en la campaña 2013/2014”.
Entre las estrategias posibles para enfrentar la tormenta perfecta, la Fundación Mediterránea plantea que la necesidad de reducir la presión impositiva nacional (retenciones, contribuciones patronales, entre otras) y la provincial (ingresos brutos), que están en niveles récord. “Esta opción es recomendable, pero se la ve difícil en un contexto de economía estancada y con finanzas públicas complicadas”, indican los analistas. Mejorar el acceso a los mercados internacionales e invertir para aumentar la productividad son otras de las opciones, cada una con una contracara compleja. En el primer caso, porque los acuerdos supondrían un trato recíproco en el que la Argentina tendría que dar más acceso también a los productos importados, lo que afectaría las cuentas externas y le quitaría mercado a la producción local. En el segundo caso, porque las mayores inversiones reducirían el uso de mano de obra intensiva en lugares donde hay pocas alternativas laborales.
Al tratarse de negocios de largo plazo, “la estrategia es resistir esperando tiempos mejores, o confiar en mejoras sustanciales en los precios internacionales”, sostiene la Mediterránea.
Por su parte, Sica apunta que “para superar las dificultades estructurales que enfrentan las producciones regionales hará falta una estrategia de crecimiento con inserción internacional, más profunda que una mejora cambiaria que permita aliviar la pérdida de competitividad acumulada”. El economista precisa que hay que mejorar la competitividad sistémica. “Muchas veces, detrás de un tipo de cambio alto, quedan ocultos otros problemas, como los altos costos logísticos y las dificultades para acceder a los puertos”.
Respecto de la inserción internacional, Sica resalta la necesidad de que el país se reincorpore al mercado financiero y resuelva así una restricción que hoy afecta al sector privado y al exportador. También enfatiza que hay que recuperar una buena sintonía en el Mercosur para sumar más mercados para estos productos. “No se puede depender únicamente del tipo de cambio”, insiste.