Es el promedio consolidado de la caída desde el día que asumió el presidente saliente hasta hoy, el último de su mandato
Las principales empresas argentinas que cotizan en Bolsa vivieron su propio ciclo de la ilusión al desencanto durante los cuatro años de Gobierno de Mauricio Macri. Luego de la disparada del mercado local tras el buen desempeño que mostraba Cambiemos en las distintas instancias electorales de 2015, las acciones entraron al período presidencial que termina hoy con una tendencia alcista que se sostuvo hasta los primeros meses de 2018, de la mano de un contexto internacional que ayudaba.
Pero como en el resto de las variables económicas, en 2018 pasaron cosas y la salida masiva de capitales que disparó la crisis de balanza de pagos que golpeó al país no dejó de lado a los papeles de las empresas locales. Por último, la sorpresa de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias de agosto terminó de hundirlas.
El valor de las empresas cotizantes argentinas cierra el mandato de Macri con pérdidas del 55,7% en dólares, una pérdida de algo más de USD 31.400 millones en capitalización bursátil, si se compara el último día de mandato de Cristina Fernández de Kirchner con el del presidente que le deja su asiento a Alberto Fernández hoy.
En el medio hubo ganancias siderales que no pudieron sostenerse, empresas que aprovecharon los momentos de bonanza para salir por primera vez a Bolsa y papeles que abandonaron la cotización en el mercado local (aunque siguieron cotizando en mercados extranjeros).
Como suele pasar, los bancos y las energéticas son las más golpeadas. En el caso de las entidades financieras las pérdida suelen superar el 70%, como es el caso de BBVA (-75,8%), Santander (-79,5%) y Patagonia (-74,2). Macro, en tanto, perdió 40,2% y Grupo Financiero Galicia, 37,1 por ciento. Muchas de ella cotizan en Wall Street en forma de ADR, o American Depositary Receipt.
En base a datos de Research For Traders de capitalización bursátil –el valor de una empresa estimado a partir del precio de mercado de su acción– de las 62 principales cotizantes se puede ver cómo las esperanzas iniciales de los inversores se vieron defraudadas. Para el cálculo se tomó la cotización en pesos del 12 de diciembre de 2015, cuando asumió Macri, y la de hoy, el 9 de diciembre de 2019, cuando se va de la Casa Rosada. Luego esos valores se convirtieron al precio de dólar contado con liqui de la fecha. Se excluyeron algunas empresas que no cotizaban hace cuatro años (como Byma, y otras que dejaron de cotizar ahora localmente, como Tenaris).
De 62 empresas relevadas sólo seis aumentaron su cotización durante el período.
“Hubo un gran rally previo a la elección de 2015, es decir previo a octubre, y luego de que se confirmó que Macri iba a ser presidente estuvo seguido por un retroceso fuerte típico de la confirmación de una noticia. Luego vuelven a rallear fuerte en un contexto en el que los países emergentes tienen un 2017 espectacular. Después de dos años malísimos para emergentes con el taper tantrum de la Fed y la desaceleración de China, en 2016 China empieza a recuperarse y coincide con el proceso de Macri un contexto global muy favorable”, dijo Diego Falcone de Cohen.
“El contexto empieza a ser malo para emergentes a partir de enero o febrero del año pasado. Hubo dos movimientos entonces, que son el externo, y el interno, que se agrega cuando se empieza a afianzar la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Durante la presidencia de Macri las empresas pudieron realizar sus inversiones para aumentar la facturación con dólares que traían de afuera, algo que les garantizó Macri con la baja del riesgo país. Eso se evapora, van a tener un congelamiento de tarifas, van a tener todo otro esquema macro y por eso están en valores de mercado superiores a 2012, que es el peor momento, pero por debajo de diciembre de 2015”, agregó el analista.
Fue la historia de un proceso electoral, seguido por un período de ingreso de inversiones a papeles de empresas locales y que incluyó el regreso del mercado local a la categoría de mercado emergente, luego truncado por la crisis de balanza de pagos que se disparó en abril del año pasado y, finalmente, terminó de derrumbarse con el resultado de las PASO de agosto de este año.
Pero por si los inversores pagaban cada vez más por los papeles argentinos, era porque apostaban por reformas en sectores clave como el financiero o el energético que hoy están en duda. “Ya la tendencia había arrancado en 2013 con el fin del intento de re elección de Cristina Kirchner, algo que con shocks en el medio como el bloqueo de los holdouts siguió y se aceleró con la victoria de Macri en 2015”, dijo Martín Polo de Mills Capital Group.
“La desregulación de la cuenta capital hizo que con una relación crédito a PBI tan bajo tenía mucho para crecer en materia financiera, eso hizo que los bancos parecieran muy baratos y atractivos para el momento, de ahí la suba. Lo mismo con las empresas de servicios públicos con tarifas reguladas, que ante la eliminación de subsidios también atrajeron compradores. El libre flujo de capitales y la incorporación de la Argentina a la categoría de mercado emergentes derramó también a los precios de las acciones de los otros sectores, hasta que el programa económico encontró sus propios límites», agregó el economista.
“La bisagra, si se quiere, fue el 28 de diciembre de 2017 cuando empezó a deteriorarse la credibilidad y en conjunción con muchos otros factores hizo que saltara por los aires la cuenta capital, tuvimos tres saltos del tipo de cambio y en esa suba del dólar tenés mucho de la explicación de por qué las empresas no pueden hacer”, dijo Polo.