En la actualidad, la flamante Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, conocida popularmente como ley de Emergencia Económica, establece, en el artículo 61 la autorización por parte del Tesoro a emitir Letras Intransferibles por un valor de u$s4.571 millones, las cuales ya fueron emitidas en su totalidad.
En diciembre no solo volvió el kirchnerismo en su versión albertista, sino que también volvieron las famosas Letras Intransferibles que el gobierno de Mauricio Macri había dejado en desuso.
En Argentina ocurren cosas que no pasan en ningún país del mundo, sin embargo, no deja de sorprendernos. Una de nuestras invenciones del Siglo XXI son las Letras Intransferibles, las cuales el nuevo gobierno no tiene pudor en volver a utilizarlas.
Pero, ¿qué son las Letras Intransferibles? Ellas nacieron en enero del 2006 cuando Argentina inició un “proceso de desendeudamiento externo” pagándole al Fondo Monetario Internacional (FMI) toda la deuda argentina con el organismo internacional (u$s9.530 millones) y de esta forma nos “emancipamos” del organismo internacional. Cabe aclarar que el crédito cancelado anticipadamente no implicaba cumplir condiciones impuestas por el Fondo; ya que era solo un acuerdo de pago y no uno de financiamiento. O sea, se canceló un préstamo muy barato a costa de las reservas y de la solvencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA)
La operación fue así, el BCRA, comandado en ese entonces por Martín Redrado, le dio al gobierno de Néstor Kirchner reservas internacionales a cambio de una letra en la cual el Tesoro se compromete a devolver dicho monto en un período determinado (10 años) con un muy bajo interés. Pero estos papelitos, como bien dice su nombre, son intransferibles, es decir, que el BCRA no puede negociarlas en el mercado secundario en el caso en el que necesite dólares.
Así, el balance del BCRA pasó de tener activos líquidos (reservas) a tener activos ilíquidos (Letras Intransferibles) cuyo valor es casi inexistente, lo que genero un deterioro en el mismo.
Si bien al principio, las reservas obtenidas contra las Letras Intransferibles solo podían ser utilizadas para cancelar obligaciones con organismos internacionales, en 2010 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner estableció por decreto que se pueda hacer uso de las reservas para el pago de deuda pública con tenedores privados. Esto era un avasallamiento de la Ley de la Carta Orgánica del BCRA que impedía ese uso y un enfrentamiento con su Presidente. Este atropello a las reservas del BCRA provocó la renuncia de Martín Redrado luego de la sanción por ley del texto del decreto de la Presidente. Para fines del 2015, las letras sumaron un total de u$s68.045 millones superando ampliamente al total de las reservas internacionales.
Con la asunción de Mauricio Macri a fines del 2015 hubo una mejor predisposición a no volver a emitir este tipo de letras y un compromiso de cumplir con tales obligaciones con el objetivo de mejorar la hoja de balance del BCRA brindándole una mayor liquidez.
Sin embargo, luego del pedido por parte del Gobierno de entrar en un programa con el FMI en el 2018, una de las condiciones de este último fue sanear la hoja de balance del BCRA pre cancelando las Letras Intransferibles para garantizar la autonomía financiera de la entidad. De esta manera, el Tesoro debía cancelar anticipadamente las Letras Intransferibles en poder del BCRA y la autoridad monetaria usaba este dinero para reducir la famosa “bola de nieve” de las LEBACS. A pesar de esto, esta operatoria fue abandonada antes de empezar como consecuencia de las necesidades de financiamiento por parte del Tesoro que conllevaba esta operación y como compensación se cancelaron adelantos transitorios.
En la actualidad, la flamante Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, conocida popularmente como ley de Emergencia Económica, establece, entre otras cosas, en el artículo 61 la autorización por parte del Tesoro a emitir Letras Intransferibles por un valor de u$s4.571 millones, las cuales ya fueron emitidas en su totalidad. Así, el Gobierno le dio una clara señal al mercado de que está comprometido a usar las reservas del BCRA para pagar deuda pública que tenga vencimiento en los meses siguientes, es decir, que mientras Guzmán y su equipo negocia la reestructuración de la deuda se van a pagar los vencimientos dentro de ese período de negociación.
Lamentablemente, la situación de insolvencia e iliquidez del BCRA ya era grave y esta medida la agravará mucho más, cuando la entidad es la garante del valor de los pesos en los que los argentinos atesoramos y cobramos nuestros sueldos. Éste no es el mejor camino a recuperar la confianza en nuestra moneda y, así, bajar la inflación.