La tensión financiera y la escalada inflacionaria le dan impulso a los precios de las cotizaciones del dólar alternativas al cepo
En una economía que escala su nominalidad a una tasa que ya supera el 100 por ciento anual, los precios del dólar -en particular aquellos que son operados por fuera del estricto control de capitales oficial- tienden a subir inexorablemente.
Mientras que el dólar para turismo en el exterior ($423) y el “contado con liquidación” ($404) ya superaron la barrera de los 400 pesos, ahora se les acerca el dólar MEP, que a $391 también marca valores máximos.
¿Por qué sube el dólar MEP?
1) Alta inflación. Los precios minoristas ya acumulan un alza próxima al 17% en lo que va de 2023. En el período, el dólar MEP gana un 19% o unos 63 pesos, a $391 este mediodía, por cuanto su incremento se acopla a la dinámica general de los precios de la economía.
2) Incertidumbre financiera. Es noticia en este marzo la volatilidad extrema de las bolsas internacionales por una incipiente crisis bancarias que se teme pueda llegar a ser sistémica y desestabilizar a las economías centrales. El golpe bursátil fue muy contundente para los activos argentinos, con bajas promedio del 22% en dólares para acciones y un 10% para loa bonos soberanos en moneda extranjera.
Los temores financieros en el mundo se resuelve con la búsqueda de activos seguros, el llamado “vuelo a la calidad”. En el plano doméstico, un clásico es la búsqueda de cobertura en dólares. Dado el estricto “cepo” cambiario, los inversores salen del peso y se pasan a moneda “dura” a través de la compraventa de bonos que cotizan en simultáneo en dólares y en pesos. Para el dólar MEP los títulos más utilizados son el Bonar 2030 (AL30D) y el Global 2030 (GD30D).
“Los dólares financieros continúan sostenidos y reacomodándose gradualmente al alza, un proceso que podría acelerarse en los próximos meses ante la escasez de dólares por la sequía y una creciente búsqueda de cobertura, toda vez que hasta el momento de manera táctica y de cortísimo plazo algunos operadores aún podrían verse tentados por el carry-trade, apostando a tasas superiores al 110% anual mientras los dólares corran por detrás”, resumió el economista Gustavo Ber.
3) Arrastre del dólar “liqui”. En la Bolsa, las especies “D” se transan para hacerse de divisas que quedan en una cuenta en el sistema financiero local. Para hacer “contado con liquidación” se utilizan los bonos especies “C”, en particular el Global 2030 (GD30C), en operaciones que resultan en el depósito de los dólares obtenidos en una cuenta en el exterior. Por este motivo, el dólar “contado con liqui” en estos momentos cotiza en alza a $404, entre 12 y 14 pesos por encima del MEP, pues enviar los dólares fronteras afuera tiene un mayor costo.
El analista y asesor de negocios Salvador Di Stefano apuntó que “el precio objetivo de los dólares alternativos para fin de mes debería ubicarse en torno de los $420 o $440. Hay espacio para seguir a la suba, especialmente porque muchos inversores saldrán de posiciones en pesos para comenzar el proceso de dolarización”, consideró.
Los expertos del Grupo IEB (Invertir en Bolsa) subrayaron que “en este contexto de volatilidad externa e interna consideramos importante volver a los criterios de asimetría de riesgos a la hora de modificar la cartera y comenzamos un proceso de dolarización de la misma, dado que un salto en el contado con liquidación puede comerse el rendimiento de semanas de tasa en un par de días”.
4) Intervención del Gobierno. La fuerte intervención del Gobierno en el mercado de bonos, con el programa de recompra de deuda por USD 1.000 millones anunciado por el ministro Sergio Massa el pasado 18 de enero, indirectamente incidió en la estabilización de los dólares bursátiles. Al comprar bonos del canje -en particular GD30 y AL30- contra dólares se apuntalaban las cotizaciones de las especies “C” y “D” negociadas en ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos). A la par, la venta de dichos títulos contra pesos “pisaba” las valuaciones de los mismos en moneda local. De ese modo la paridad resultante, tanto del MEP como del “liqui”, se mantuvo en equilibrio en enero y febrero.
El acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) la semana pasada para flexibilizar diversas metas, entre ellas la de acumulación de reservas netas en el BCRA, trajo consigo la exigencia de dejar de intervenir en el mercado secundario de deuda.
La acumulación de reservas será menos exigente en lo que resta del año, debido a que se tuvo en cuenta el impacto para las cuentas públicas provocado por la sequía. La meta trimestral de reservas será reducida en unos USD 3.000 millones. El nuevo acuerdo abre el camino para otro desembolso por 5.300 millones de dólares en las próximas semanas.