En un día, tuvo que vender el 58% de los dólares que compró en un mes. La economía, cuando se violan sus leyes con controles, espera el momento de hacer pagar los costos. Cuanto más se prolongan los controles, más dolorosas son las consecuencias.
La economía controlada se transformó en un acreedor que va adquiriendo más fuerza para cobrarle a su deudor. El encuentro con este enemigo es inevitable y cuanto más se postergue el ajuste, mayor será el golpe.
El Gobierno puede dar fe. Tras las nuevas limitaciones cambiarias puso un congelamiento de precios que ahora alcanza solo a los supermercados, cuando nació como un control general. Dejó el terreno libre para que los mercados más chicos o los super de los chinos puedan vender su mercadería sin ser inspeccionados por militantes devenidos inspectores.
Para ganar reservas, limitaron a los importadores y el dólar se disparó porque engrosaron el ejército de empresas e individuos que quieren cubrirse con las divisas disponibles en el mercado. Si el Central no les vende a $ 99,74 acuden al contado con liquidación para girarlos al exterior y tratar de cubrir las necesidades de insumos más urgentes. Y aunque se los vendan a ese precio a los importadores, los costos de las empresas se calculan tomando como base el dólar más alto de la plaza que es el contado con liquidación.
La escasez de dólares al precio oficial alienta maniobras de sobrefacturación de importaciones porque la diferencia con el contado con liquidación que cerró en $ 209 (+$4) en el mercado de Letras de Descuento y a $ 210,44 contra los bonos GD30, supera el 100%. Cuando alguien tiene el producto más deseado a menos de 50% de su valor de mercado, todos van atrás de él. Las reservas pasaron a ser el blanco elegido.
Ventas y reservas
Por eso, el Banco Central tuvo que vender el viernes USD 290 millones y sus reservas bajaron USD 92 millones a 42.816 millones. Pero en la caída, no están computados, todavía, los USD 20 millones que perdió por intervenir en el mercado de bonos AL30D para evitar que el dólar MEP se dispare y se mantenga en $ 179,22.
En el mercado del GD30 el Central intentó intervenir, pero ya lo estaban esperando los operadores que conocen su rutina de invadir esta plaza, que no tiene restricciones, en la media hora final de la rueda. Por eso, el dólar MEP contra el GD30D cerró con una suba de $ 3,50 a $198,47 y sobrepasó en un peso al “blue” que bajó 50 centavos a $ 197,50 porque aparecieron vendedores que necesitaban pesos para cubrir los gastos del fin de mes.
En otras palabras, intentar cortar la suba del dólar en todos los frentes al Banco Central le costó USD 210 millones. Esta semana, el costo de las intervenciones será más alta, porque para los importadores que se hicieron de dólares el viernes pasado, el problema de fondo no terminó. Además, el mercado vio a un Banco Central más vulnerable porque es rehén de las quejas por el desabastecimiento. En un mes electoral no puede haber góndolas vacías ni ausencia de repuestos y otros insumos. En el Ministerio de Economía saben que es preferible que un producto sea más caro y esté presente a que tenga un precio artificialmente bajo y no haya existencias. El desabastecimiento es más impopular que la inflación. Con el control de precios, aprendieron esa lección.
¿Mano dura?
La mano dura que estaba detrás de la medida que congela y retrotrae los precios al 1 de octubre, comenzó a debilitarse y a hacer excepciones. Saben que, si clausuran algún comercio o algún super mercado chico, la impopularidad va a ser tan grande como el desabastecimiento.
De esta manera transformaron a un control estricto en uno blando donde nadie conoce las reglas ni la profundidad porque el humor de los controladores cambia día a día al chocar con la realidad y la necesidad de aumentar el caudal de votos el 14 de noviembre. Estas perturbaciones hacen que la venta de dólares del Banco Central más que un calmante sean un estimulante para quitarle la mayor cantidad de divisas en el menor tiempo posible porque él largo plazo es el 14 de noviembre. Por eso, ante la ansiedad por controlar el dólar, las reservas quedaron bajo fuego.
Esta situación da origen a contradicciones. Por caso los bonos en pesos que indexan por el precio del dólar oficial (dollar linked) aumentaron 0,46% los TV22 y 1,46% los TV23. El estímulo para comprar estos títulos no está en el presente, donde el rendimiento es de 1% mensual, sino en el futuro. Ellos están esperando el día de la devaluación y la única duda es si se hará “one shot” (de una vez) o aceleraran la suba mensual del dólar. Para todos, el anclaje comenzó a agonizar en la última semana de octubre.
Futuro imperfecto
En el mercado de futuros, donde el Banco Central interviene abiertamente, la diferencia de precios entre fin de año, que cerró a $ 107,89 contra $ 102,44 de noviembre, fue de 5,32% un porcentaje que implica una tasa de devaluación de 64% anual. Por supuesto, el dólar sintético para muchos dejó de ser una operación exótica (comprar bonos dollar linked y venderse a futuro) porque es una apuesta que tiene más posibilidades de perder que de ganar. De hecho, la devaluación del peso en la última semana del mes fue de casi 7 centavos diarios y marca un ritmo devaluatorio de 51% anual. El mes pasado, el anclaje fue más duro y el dólar mayorista aumentó solo 1% que, proyectado, era compatible con la meta de que la devaluación anual fuera de 25%. En aquel momento hacían este cálculo apostando a una inflación de 32% anual.
La economía real, se encargó de desbaratar ese presupuesto. La inflación se proyecta a más de 50% y queda por ver si pueden mantener el lento ritmo de devaluación hasta fin de año. Por ahora, el dólar para los importadores y exportadores, aumentó 19% en 10 meses. Noviembre y diciembre serán los árbitros. El mercado apuesta a los bonos atados al dólar y rechaza los bonos de la deuda en dólares cuya caída de 6,20% promedio en el mes, llevaron al riesgo país al récord absoluto post default de 1.712 puntos básicos. Una verdadera debacle para títulos que ya tenían un bajo valor de mercado.
Todas las señales -subas de los bonos dollar linked, caída de bonos de la deuda en dólares, alza de los futuros a partir de fin de noviembre, aumento de los dólares alternativos de hasta 12,3% en el caso del dólar Bolsa y de 8,30% en el dólar fuga- muestran que la devaluación es inevitable. No es difícil predecir el futuro en un mercado donde la absoluta mayoría se cubre con dólares y quieren que los comicios los sorprendan con la menor cantidad de pesos en sus cuentas.