Al ritmo actual, el Central solo podría seguir usando divisas hasta agosto para evitar que se dispare el dólar MEP y el contado con liquidación. El Fondo enfrenta un dilema de hierro: si adelanta desembolsos, como pide Massa, podría quedarse sin cobrar su deuda
La evolución de las reservas pasó a ser casi el único tema relevante para el Gobierno, que busca llegar a las elecciones como sea, pero sin estallido cambiario. La contención del dólar se transformó en la única variable más o menos efectiva para que no se dispare más la ya muy alta inflación. La mayor estabilidad cambiaria de mayo ayudó a que el índice del mes finalmente no haya tocado los dos dígitos. Este mes ocurre algo similar: la proyección indica que la inflación podría bajar medio escalón, hasta alrededor del 8%, pero solo si los dólares financieros se mantienen estables alrededor de los 500 pesos.
El indicador que ahora miran los inversores y los grandes bancos de Wall Street son las reservas líquidas, es decir cuánto le queda realmente al Central de poder de intervención. Se trata no solo de abastecer el mercado oficial para evitar una devaluación brusca, sino además que no se disparen los dólares financieros. El BCRA está usando alrededor de USD 2.000 millones mensuales para mantener bajo control ambos segmentos, conteniendo así un aumento de la brecha.
Con estos números, la situación para adelante es dramática. A duras penas, con el nivel actual de reservas líquidas al Gobierno le alcanzaría para llegar a las PASO, el 13 de agosto. La cuenta es sencilla: las reservas líquidas llegan a los USD 5.500 millones y resta un poco menos de dos meses y medio para las primarias. Hasta allí, y ni un día más, llegaría el poder de fuego del Central.
Celebrando feriados …
El dólar soja 3 no aportó demasiado. Si bien entraron los USD 5.000 millones que le habían prometido las cerealeras a Massa, el problema es que el Central pudo retener vía compras apenas el 29% de ese total. Y a los pocos días también los dilapidó al intervenir para mantener a raya el dólar MEP y el contado con liquidación.
En estas circunstancias, cada día se vuelve importante. “El dato positivo de junio es que tenemos otro fin de semana extra large, son dos días que no se perderán reservas”. La frase es de un importante broker de bonos del mercado local, que con humor pero también con cierto aire dramático planteó el estado de situación en un encuentro con clientes.
No es casual que las últimas medidas apunten todas a cuidar las pocas reservas que quedan y que mayormente deberán usarse para seguir manteniendo artificialmente estables los distintos tipos de cambio.
… ampliando el cepo …
La prohibición a las provincias para que accedan de manera plena al mercado cambiario para pagar sus deudas en dólares habla a las claras del momento que atraviesa el BCRA. La medida es idéntica a la ya aplicada desde 2020 a las empresas, obligando a las jurisdicciones a refinanciar el 60% del capital al vencimiento y acotando el acceso al mercado oficial de cambios por el 40 por ciento.
Obligar a las provincias a refinanciar deudas violaría la autonomía de las mismas y el espíritu federal de la Constitución. Córdoba fue la primera en presentar un amparo para frenar la medida y varias están pensando en hacer lo propio.
Además, varios sectores ya fueron informados que no tendrán acceso a los dólares oficiales para importar prácticamente hasta fin de año. Las automotrices, por caso, deberán usar divisas propias para importar, algo similar sucede con las petroleras y se alargó el plazo a laboratorios para acceder al mercado oficial.
La deuda flotante del BCRA con importadores sigue creciendo. Son ya cerca de USD 14.000 millones que se deben y es un hecho que no se pagarán durante el actual Gobierno. Es uno de los “esqueletos en el armario” que le deja la actual administración a la que asumirá el 10 de diciembre.
… y mirando al Norte
Ahora todas las miradas apuntan al próxima viaje de Sergio Massa a Washington. El FMI es quien tendrá la última palabra sobre el grado de disponibilidad de dólares para el Gobierno hasta fin de año. El pedido del ministro de Economía es contundente y al mismo tiempo dramático: “Precisamos ayuda para repagarle la deuda a ustedes, pero también para seguir interviniendo en el mercado cambiario”.
Por eso Massa pide que el organismo desembolse todo lo previsto para el año antes de fin de junio. Así podría enfrentar en primer lugar los próximos vencimientos: son USD 4.200 millones que vencen con el FMI entre fines de junio y principios de julio, más otros USD 1.000 millones de intereses de bonos dolarizados que caen el 9 de julio. Se trata del último pago fuerte con privados que deberá enfrentar el gobierno de Alberto Fernández, que se descuenta no estará dispuesto a caer en default por un monto relativamente menor.
Pero el staff del FMI no tiene una decisión fácil por delante. Si desembolsa anticipadamente unos USD 10.000 millones previstos hasta fin de año le permitirá al Gobierno enfrentar con un poco más de tranquilidad el largo proceso electoral que se avecina. Esto incluye llegar hasta fin de año sin una disparada del tipo de cambio. El peligro es que el Central se gaste todos los dólares interviniendo y no le alcance para repagar la deuda que vence con el FMI hasta fin de año.
Opciones
Existe una posibilidad cierta, por lo tanto: que Argentina incumpla sus compromisos con el Fondo en algún momento del segundo semestre. Esto la dejaría en una categoría particular de deudor moroso, que el propio FMI denomina “lending into arrears”. Solo confirmaría la condición de paria financiero internacional de la Argentina. Una mancha más al tigre, considerando que el riesgo país se mantiene por encima de los 2.500 puntos básicos y que el acceso al financiamiento internacional está cerrado hace seis años.
La otra opción para el FMI es seguir desembolsando de acuerdo al cronograma establecido, de modo trimestral, en junio, septiembre y diciembre. De esta forma, podría asegurarse el repago de los vencimientos de deuda, pero dejando al Gobierno al límite de una fuerte crisis cambiaria, justo en medio de las elecciones presidenciales.
En conclusión, para el FMI ninguna de las opciones parece sencilla: asegurarse el cobro de la deuda pero colaborando a que estalle una crisis cambiaria, o bien hacer el aporte para que el dólar no se dispare, pero arriesgándose a no cobrar los próximos vencimientos.
Cuento al viaje de Massa y la amplia comitiva que lo acompañó a China, la noticia más relevante llegó sobre el cierre de la gira y consiste en una ampliación del swap de monedas. Esto permitirá que las empresas que importen de ese país, tendrán mayor acceso a divisas oficiales, pero pagando en yuanes. El propio Gobierno divulgó que Mirgor y Newsan, por ejemplo, podrán acceder al equivalente a USD 630 millones al tipo de cambio oficial al pagar en la moneda china. Un privilegio para pocos.
La extensión del swap implica, en la práctica, contraer más deuda de corto plazo, en este caso para seguir subsidiando importaciones al tipo de cambio oficial. Sin embargo, no aporta un solo dólar fresco para intervenir en el mercado, que es lo que desesperadamente precisa el Central.