El 36% está en manos de los bancos. Fondos comunes tienen un 20%. Con tasa del 40% apuestan a renovar.
Con la crisis cambiaria que estalló el 23 de abril y terminó derramando efectos colaterales en varias direcciones (económicas, financieras y políticas), ganó relevancia la mega licitación de Lebacs que debe realizar el Banco Central el próximo martes. Se trata de un vencimiento de $ 670.000 millones. De ese monto, los bancos tendrían papeles por vencer por unos unos 241.000 millones. Y de los 429.000 millones restantes, una parte importante está en manos de inversores institucionales locales y extranjeros. Si solo renovaran la mitad (una cifra muy conservadora, por cierto), quedarían “libres” unos 215.000 millones (equivalentes a 9.500 millones de dólares), que podría ser absorbidos en días sucesivos por el BCRA.
Como sea, la abrupta suba de la tasa de interés, que saltó en pocos días del 27,25% al 40% reavivó la discusión por el costo de refinanciar dicha deuda. Pero más allá de que los números son impactantes (vencen este martes el 52% del total de Lebacs en circulación), en los mercados no ven que el Banco Central -a las tasas actuales, desde ya- encuentre grandes obstáculos para refinanciar los vencimientos. No en esta oportunidad. Aunque las dudas crecerán mes a mes si no logran bajar las tasas de interés en las próximas semanas.
Un dato sobre el que no se ha hablado mucho es que además de las Letras que tienen los bancos, -sobre las que no hay duda de que serán renovadas en su totalidad- cerca de un 20% del stock de lebacs están en manos de fondos comunes de inversión que se han convertido en tesorería de empresas, que invierten en estos papeles buena parte de su liquidez o capital de trabajo.
De modo que lo más lógico es que mantengan dicha liquidez colocada en la mejor tasa en pesos que ofrece hoy el mercado.
Se trata en definitiva de dinero que las empresas utilizan para sus compromisos diarios, desde pago a proveedores a liquidación de sueldos. Los fondos comunes (conocidos como fondos T+1, porque permiten hacerse de los pesos 24 horas después de solicitarlos) son la herramienta que las corporaciones utilizan en lugar de tener pesos en cuentas corrientes dentro de los bancos.
En resumen, entre bancos y fondos comunes se calcula que tienen el 56% de las Lebacs. Otra parte importante está en manos de otros inversores institucionales y también están las manos extranjeras.
Pero lo importante es que quien desea vender sus Lebacs lo puede hacer cuando quiere, en el mercado secundario y sin esperar la fecha de la licitación. De hecho fue lo que hicieron los fondos extranjeros que empezaron a reducir sus posiciones a partir del 20 de abril. Y que explica por qué el stock de los bancos saltó en pocos días del 28 al 36% del total de Lebacs. En definitiva, si los inversores atravesaron la crisis cambiaria en Lebacs, lo más probable es que buena parte de ellos mantenga sus posiciones, apostando a recuperar terreno con la tasa, o a que el dólar no vuelva a dar un salto importante en el futuro.
Para decidir qué hacen con sus Lebacs, los inversores tienen sobre la mesa tres variables: inflación y devaluación esperada y la tasa de interés. La cuenta que hacen es si la tasa que cobrarán por las Lebacs les alcanza para ganarle a la suba de precios o al menos a la devaluación del peso.
La abrupta suba del dólar dejó heridos, después de un mes largo de tipo de cambio quieto. El megavencimiento pasará, y quedará la eterna pulseada dólar vs. tasa.