Se acumulan vencimientos y hay poco margen para conseguir la refinanciación. La diferencia para pagarle a los inversores saldrá de las reservas.
Aunque todas las miradas del mercado en relación a la deuda se centran a partir de los vencimientos de 2020, los desafíos en realidad son mucho más cercanos y urgentes. El ministerio de Hacienda deberá enfrentar vencimientos de títulos de corto plazo en dólares por el equivalente a USD 6.500 millones hasta fin de año. Junto con la estabilización del dólar, es uno de los temas más complejos que deberá enfrentar el flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, en estos meses de gestión.
La cifra sólo incluye Letes denominadas en dólares en manos de inversores privados (ahorristas, empresas, compañías de seguros y fondos comunes de inversión). A eso se le suman los vencimientos de Lecap por el equivalente a unos USD 3.500 millones, pero con menos riesgo ya que se trata de colocaciones en pesos.
El peligro es que los vencimientos en moneda dura harán caer las reservas en caso de que no se puedan refinanciar. Distinta es la situación de los títulos en moneda local. Éste es uno de los temas que tendrá que seguir de cerca en sus primeros días de gestión el flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacunza.
La próxima «prueba de fuego» será el martes próximo, cuando Finanzas tenga que refinanciar USD 900 millones en Letes en manos de inversores privados. Seguramente se saldrá a buscar fondos a cortísimo plazo, es decir títulos que venzan antes del cambio de mando, el 10 de diciembre. Pero ni así se conseguiría refinanciar la mayor parte del vencimiento. Por la diferencia el Tesoro tendrá que salir a pagar dólares, que saldrán directamente de las reservas.
La semana pasada, luego del derrumbe post PASO de los activos argentinos, se encendió la luz roja. El secretario de Finanzas, Santiago Bausili, se vio obligado a dar de baja la colocación de Letes con vencimiento a marzo 2020. La razón es que tendría que haber convalidado una tasa de interés en dólares por las nubes (arriba del 40% anual). Y optó por una refinanciación parcial con el título de plazo más corto, a 105 días.
Nada hace suponer que la historia será diferente en las próximas licitaciones. Será virtualmente imposible refinanciar con nuevas colocaciones que venzan más allá del 10 de diciembre, cuando asuma el nuevo Gobierno.
El candidato de Frente de Todos, Alberto Fernández, reconoció el fin de semana que su idea es hablar «uno por uno» con los tenedores de bonos para definir los pagos a seguir con la deuda. Esta frase deja trascender su intención –en caso de que sea elegido presidente- de avanzar en una renegociación.
Los mercados ya descuentan en los precios que se irá a una estrategia relacionada a un canje «amigable», que evite un nuevo default. Ayer tuvo que salir uno de los referentes económicos del espacio, Guillermo Nielsen, a explicar que en realidad no está prevista ninguna renegociación con bonistas. Pero el daño ya se había producido, con un riesgo país que volvió a superar los 1.800 puntos.
Un canje de deuda se concentraría sobre todo en la curva corta y media, bonos que vencen entre 2020 y posiblemente 2028.
¿Qué pasa con las Letes en dólares que no consigan ser refinanciadas? El Tesoro deberá cancelarlas en efectivo, lo que automáticamente haría caer las reservas. Se trata de un tema delicado, ya que además el stock de reservas del BCRA viene disminuyendo por una serie de factores: la venta diaria que efectúa el Tesoro a razón de USD 60 millones diarios, las intervenciones del Central de la última semana, el pago de deuda ya previsto con recursos del FMI y en las últimas jornadas también jugó la caída de depósitos en dólares (los bancos encajan una parte en el Central).
En los cálculos previos que manejan algunos economistas, la estimación es que el Tesoro finalmente tendría que salir a devolver entre USD 4.000 y USD 5.000 millones hasta fin de año. El resto son títulos en manos de organismos públicos algunos pocos casos puntuales que se las quedarían. En cambio, resulta altamente improbable por ejemplo que un ahorrista que debe cobrar los dólares por un próximo vencimiento esté dispuesto a refinanciar ante el fuerte aumento de la percepción de riesgo del mercado.
La reestructuración de deuda tras el default del 2001 no es un buen antecedente en ese sentido. Las Letes que también se emitían a cortísimo plazo (tres meses como máximo) entraron en la reestructuración y los ahorristas recibieron títulos de hasta 30 años de plazo con quitas que superaron el 70%.