Computa los papeles que le dio el Tesoro a cambio de 4.571 millones a “valor técnico” para disimular el deterioro de su patrimonio.
El Banco Central aplicará maquillaje contable para mostrar una mejora -o evitar un deterioro- en su balance. Comunicó que computará a su valor técnico las letras intransferibles en dólares que le dio el Tesoro a cambio de de 4.571 millones de dólares que el Poder Ejecutivo tomó de las reservas internacionales -ayer completó esa operación- para hacer frente a los vencimientos de deuda en dólares que deberán pagarse mientras se lleva adelante la renegociación de la deuda.
El organismo que conduce Miguel Pesce explicó que “desde el momento de la incorporación de las Letras Intransferibles al patrimonio del BCRA, todas fueron valuadas a valor técnico con base en la capacidad financiera del Banco y en su intención de mantenerlas hasta el vencimiento. Este criterio fue modificado por la gestión anterior en base al acuerdo con el FMI de junio de 2018, que contemplaba una cancelación anticipada de las Letras que finalmente no ocurrió».
El Central señaló que «a partir de lo dispuesto en la Ley 27.541 (de Solidaridad y reactivación productiva) se vuelve al criterio de valuación original”.
En la práctica, estas letras se las toma al valor técnico porque si se las tomara a valor de mercado su cotización sería mucho menor, impactando de manera negativa en el patrimonio del Banco Central.
La excusa para valuarlas a su valor técnico (100%) es porque al ser intransferibles, no habrá posibilidad de someterlas a la valuación de mercado, dado que estarán en poder del Banco Central hasta su vencimiento.
De todas maneras, se sabe que el Tesoro no pagará con dólares al vencimiento, sino que saldará la deuda con nuevas Letras.
Claro que al tratarse de papeles en dólares, una devaluación de la moneda le permitiría al Banco Central obtener ganancias (ficticias) en pesos, lo que le abriría el camino a girarle dichas utilidades al Tesoro.
La práctica de entregar Letras intransferibles a cambio de dólares fue inaugurada por el ex presidente Néstor Kirchner, cuando tomó 10.000 millones de dólares de las reservas para saldar por completo la deuda con el FMI.
Luego, Cristina Kirchner extendió la costumbre, sobre todo durante su segundo mandato presidencial. Esta operatoria es reflejo de que la Argentina no tiene acceso a los mercados de deuda.