En 48 horas, la economía argentina tuvo un vuelco drástico. La negativa licitación de deuda en pesos y los datos de inflación pondrán a todos los analista a revisar sus proyecciones para 2021
El Gobierno atraviesa los dos peores días de su gestión. El miércoles anunció restricciones drásticas de circulación que despertaron una reacción desfavorable que todavía no finaliza. El jueves la economía le pasó la factura, con una negativa licitación de bonos en pesos que puede comprometer todo el plan monetario del año y un anuncio de la inflación de marzo de 4,8%. Con esta cifra, para cumplir la meta del presupuesto, la inflación en lo que queda de 2021 no debería superar el 1,5% mensual.
Por supuesto que las consultoras que participaron del REM, la encuesta mensual que hace el Banco Central, deberían revisar sus proyecciones porque entre la inflación y la poca predisposición de los inversores a tomar bonos de la deuda en pesos, le restan chances de éxito al anclaje cambiario, algo que se reflejó en el mercado de futuros del dólar donde las tasas siguen subiendo y están en 35% anual. Por eso todos los fines de mes del dólar futuro, a excepción de mayo, subieron. Por caso, diciembre aumento a $ 121,20 cuando el día anterior cotizaba a $ 120.
Lo cierto es que en la licitación de dos nuevas letras que vencen en octubre y que las ofrecieron a tasas más altas de 39,25% anual, y una letra ajustable por CER, recaudaron menos de la mitad de los fondos que necesitan. Es la segunda vez consecutiva que les sucede lo mismo.
La llave la tienen los fondos del exterior Templeton y Pimco que decidieron no renovar sus títulos. Ellos son los principales tenedores de la deuda en moneda local y se están yendo gradualmente de la Argentina. Entre abril y agosto se concentran los vencimientos más grandes de los bonos en poder de estos fondos que siguen su estrategia de salir gradualmente, sin renovar los vencimientos en cada licitación.
Por eso en la licitación de ayer se recaudaron $ 37.830 millones gracias a que existió una letra que ajusta por la inflación. Y previendo que abril iba a dar un costo de vida elevado, la mayoría apostó a esos bonos y dejó de lado las letras a tasa. El Gobierno ahora quedó complicado porque esperaba recaudar una cifra mayor para hacer frente a los $ 74.200 millones. A valores nominales debía haber conseguido $ 90.000 millones.
Al mismo tiempo, renacieron los Boncer que subieron por tercera rueda consecutiva. Después de que se conoció que la inflación de marzo fue de 4,8%, los bonos que ajustan por el CER vieron crecer el monto de sus operaciones. Se negociaron más de $ 200 millones en cada uno de los principales bonos y aumentaron hasta 1,59% como fue el caso del TX23. La mitad de estos bonos están en mano de los fondos extranjeros. Entre los dos fondos tienen 88% de los títulos de inversores no residentes. Con un dólar calmo, están haciendo importantes diferencias con los Boncer, en particular Templeton, que es el que más títulos indexados tiene en su cartera.
A pesar del contratiempo, el dólar aumentó 5 centavos a $ 92,73 en la plaza mayorista. Los negocios sumaron USD 241 millones y el Banco Central compró USD 50 millones que fueron a sus reservas y las elevaron a USD 40.070 millones.
Los dólares alternativos, tuvieron otra rueda intrascendente. El dólar MEP negoció apenas USD 21,4 millones y bajó 19 centavos a $1.453,65. En el mercado de los operadores, subió 34 centavos a $143,74. El contado con liquidación operó USD 43,2 millones y, sin intervención del Banco Central, subió 43 centavos a $151,62. En la plaza libre, aumentó $1,30 a $152,34 porque se suma la tasa de interés de 4 días porque estos bonos deben hacer un parking de 24 horas antes de venderlos y tienen por delante el fin de semana.
Los bonos en el exterior no tuvieron la misma suerte y su caída provocó que el riesgo país creciera 38 unidades (+2,4%) a 1.607 puntos básicos. El “efecto Ecuador” duró muy poco. En la diferencia tuvo mucho que ver la suba de los bonos del Tesoro de Estados Unidos que hicieron que el rendimiento a 10 años bajara a 1,53%, algo que beneficia a la región porque evita la fuga de capitales hacia el norte ya que la tasa dejó de ser atractiva; está 22 puntos básicos por debajo de la de fin de marzo cuando ese bono rendía 1,74%.
El “blue” en el mercado libre, tuvo un retroceso de $ 1 sobre el final de la rueda. A pesar de que marcó $ 143, se terminó negociando a $ 142 por la falta de compradores.
La Bolsa no se contagió del buen humor de Wall Street, que amenaza con convertirse en mal humor hoy porque los futuros abrieron en baja de hasta 0,15%. Las acciones norteamericanas están en pleno reacomodamiento porque los inversores están cambiando las carteras que dan más lugar a las criptomonedas que en el mercado de futuros estaban subiendo alrededor de 0,60% después de la caída de ayer.
Los negocios en la Bolsa de Buenos Aires sumaron escasos $ 602 millones. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, perdió 0,44%. La baja se produjo a 45 minutos del final de la rueda cuando se conoció la inflación de marzo. Las caídas más grandes fueron las de Aluar (-3,22%), Grupo Valores (-2,41%) y Edenor (-2,22%).
Los negocios en ADR’s -certificados de tenencia de acciones locales y extranjeras que negocian en la Bolsa de Nueva York- se desmoronaron a $ 1.492 millones. Los ADR’s argentinos tuvieron una rueda mixta. Los ganadores fueron MercadoLibre (3,4), Bioceres (1,92%) y Loma Negra (+1,85%). Los perdedores estuvieron encabezados por IRSA (-4,41%) afectado por el cierre de shoppings que traerá consecuencias negativas porque un elevado porcentaje de negocios anunció que no reabrirá. Lo siguieron Tenaris (-3,50%) e YPF (-2,50%).
Para hoy es clave la reacción de los mercados porque el resultado de la licitación se conoció después del cierre y la inflación, en la parte final de la rueda. Los dos datos cambian completamente la estrategia de Martín Guzmán, que está negociando con inversores en Europa. No le debe haber resultado agradable recibir estos datos mientras intenta renegociar la deuda con el Club de París y atraer inversores. Sabe que el convenio con el FMI, se está haciendo cada vez más necesario para contener la inflación y poder seguir con el anclaje del dólar, pero no recibe noticias claras del Gobierno para cerrarlo. En 48 horas, la economía argentina tuvo un vuelco drástico.