En las “cuevas” dicen que los clientes más jóvenes piden acceso a criptomonedas. USDT es la más popular, porque sigue al valor del dólar y facilita los movimientos internacionales
Las financieras y “cuevas” que en distintos puntos del país sostienen operaciones informales se han ido adaptando a los tiempos que corren. Los clientes más jóvenes generaron una nueva demanda: ya no sólo quieren ahorrar en dólares, sino que además quieren comprar Bitcoin, Ether y otras criptomonedas. En particular, las stablecoins son las más comunes. E, incluso con clientes de mayor edad, se las usas de todas maneras sobre todo para movimientos internacionales.
La actividad es absolutamente ilegal, pero su evolución muestra el tamaño de los desafíos que enfrentan las regulaciones cambiarias de todos los países y en particular las muy estrictas normas argentinas. La capacidad de regulación se puede volver prácticamente nula en base a las nuevas tecnologías.
La estrella cripto de este mercado libre se llama Tether o, más comúnmente, USDT. Se trata de la criptomoneda estable más extendida del mundo, la más grande por capitalización de mercado. Los argentinos que recurren al mercado cambiario informal la prefieren, precisamente, porque es estable: tiende a seguir el valor del dólar. Un USDT vale 1 dólar. Y es la estrella porque sirve, hasta cierto punto, como sustituto del billete físico.
“Los clientes más grandes, de muchos años, se manejan todo en billete. Pero ya no hay clientes jóvenes casi. Los jóvenes se autonomizaron un montón, se manejan con criptomonedas por su cuenta. Y a lo sumo nos llaman a nosotros para comprar o vender USDT”, cuenta M.D., un cambista con décadas de trayectoria que recorre la capital y Zona Oeste en moto atendiendo clientes para “delivery” de dólar libre.
Según explica, esos clientes lo buscan como vía de entrada y salida al mercado cripto. Es la forma que tienen, explica, de no utilizar cuentas bancarias para poner fondos en Binance y otros exchanges, o directamente en sus billeteras cripto, sin dejar absolutamente ninguna huella detectable por la AFIP.
“Cuando necesitan comprar o, usar lo que ahorraron en criptomonedas y para eso necesitan pesos, es que nos llaman. Están en otro mundo distinto”, dice M.D. que, con más de 60 años, asegura estar viendo una transformación única en lo que es el mercado paralelo, blue o como sea que haya sido bautizado en sucesivas crisis cambiarias argentinas.
La incorporación de las criptomonedas al mercado informal llega no sólo a los pequeños comercios de pago de servicios que operan con dólares a espaldas de las autoridades. También da grandes pasos en las financieras de la City, pleno microcentro porteño, donde se operan los volúmenes más grandes de dólar libre desde hace décadas. Y desde donde se fija el precio para todo el mercado.
Llegó, explican cambistas, porque simplificó un histórico servicio que prestaban las financieras: el cable. A través del “cable” las cuevas permiten a sus clientes colocar sus divisas fuera del país. Hay cable a Uruguay, a Estados Unidos, a donde sea. La operación se concreta sin que se mueva el dinero físico: el cliente deja sus dólares en la financiera porteña. Y otra financiera del lugar de destino pone dólares propios para entregar el cable. Claro que del otro lado se recibe un monto menor al que se envió. Es el costo del cable y, con esas compensaciones, es que las dos puntas de la operatoria hacen su diferencia.
Los profesionales que venden servicios al exterior encontraron en esto una forma de cobrar trabajos sin pasar por el mercado formal. De esa manera, reciben $200 por dólar en lugar de los $100 que recibe un exportador de bienes en el mercado formal. El Banco Central sabe de esto y por eso esgrime la Ley Penal Cambiaria en los últimos meses: eludir al mercado formal para cobrar exportaciones de servicios está penado con multas y hasta cárcel.
Pero el tamaño de la brecha cambiaria, en torno al 100%, hace que muchos lo utilicen igual. Y las nuevas regulaciones impositivas, ayer se supo que los exchanges en blanco van a tener que cobrar el Impuesto al Cheque a sus clientes, empujan a más informalidad, al menos según aseguran los jugadores de ese mercado.
Pero las criptomonedas están empezando a disputar terreno a esa operatoria. La cripto USDT, para fines prácticos una línea de código, permite mover dinero a cualquier parte del mundo de inmediato. Las comisiones que se pagan son caras, todavía. Más caras que el cable tradicional. Pero la velocidad es mucho mayor: el cable puede llegar a tardar varios días, USDT se “mueve” en segundos.
“Si sos un tipo que vende servicios en cripto, que los hay muchos, te traen por esos montos. Unos USD 10.000 en USDT. El tipo que trae pasa a buscar los pesos en la financiera. La financiera le pone los pesos al que exporta servicios y los USDT que cobró se los da al que esta sacando., al que hace cable al exterior”, explicó a Infobae M.M., un cambista de la City.
A.V., un técnico informático de 29 años, llegó desde Rosario este año por la propuesta de una mesa de dinero de la City. Antes había hecho una carrera como operador P2P (punta a punta, operaciones uno a uno) por su relación con varios profesionales que querían entrar al mundo de criptomonedas. Una especie de cambista cripto independiente. La red de contactos que armó le valió, a principios de año, que lo llamaran para ofrecer sus servicios en una “cueva” porteña. Así paso a vivir en Buenos Aires y a operar con la liquidez de terceros.
“La demanda es más que nada por USDT, que es la cripto más usada para quienes cobran trabajos que hacen en el exterior. Así pasan sus ingresos a pesos. Cable, el movimiento a otros países, es otra de las cosas que más hacemos. Y por último también personas que quieren invertir los dólares del colchón, entrar a cripto por primera vez”, contó.
M.C. es un personal trainer de 36 años que vive en La Plata. Su interés por las cripto lo llevó a investigar y especializarse y, entre las distintas formas que opera, opera también en negro. Las cuevas le permiten evitar pasar por cuentas bancarias, dónde todo movimiento es detectado por el Banco Central y la AFIP.
En diálogo con este medio contó que compró cripto en una “cueva” platense. USDT y Bitcoin, Ether y Cardano. Cuando quiere hacerlo, se acerca a una oficina del primer piso de un edificio cercano a la Plaza Moreno de la capital provincial. Ahí, los precios son altos pero, explica, es el precio de operar en negro.
“Me cobraron una comisión del 3% sobre la cotización del dólar paralelo que publican los medios. Es 3% para la compra, 3% para la venta. Si vas a la Capital está 1%, pero esto es en la Ciudad. Lo que te cobran, entonces, son los dólares. Y una vez hecho eso, te venden la cripto que elijas a precio de mercado contra esos dólares”, relató.
“Después en la cuenta de Binance o en la propia billetera cripto de cada uno, te dan las cripto. Es algo sencillísimo, mostrás un QR y se te acredita”, contó.
La experiencia, asegura, le generó seguridad. Ya que no es la única forma de operar con cripto totalmente a oscuras. En grupos de Telegram a los que se entra por recomendación, cambistas P2P juegan el mismo rol de las cuevas, pero 1005 cripto. Los clientes del grupo pueden comprar y vender al administrador, el cambista, que ofrece precios muchos mejores que las cuevas.
Los problemas, explica M.C., son dos. Uno, que depende de transferencias bancarias para pasar de pesos a cripto y viceversa. Y el otro, que es difícil sentir confianza.
“Una acreditación puede tardar 3 horas, ese tiempo la pasás mal. Tenés que tener mucha confianza en tu contraparte para operar P2P sin siquiera ver a la persona”, concluyó.