La divisa en el mercado informal sigue operada en zona de máximos, aunque en el primer semestre pierde la pelea contra la inflación. Los analistas advierten sobre la vulnerabilidad cambiaria
El dólar libre cerró la semana negociado a $495 para la venta. El billete está otra vez en la línea de precios récord, que ya tocó recientemente el 25 de abril ($497) y el 14 de junio ($496), aunque en términos reales sigue dando pelea -y perdiendo- contra la inflación.
Para los ahorristas una pregunta que surge es cuándo el billete informal quebrará la barrera de los 500 pesos que viene sondeando hace dos meses, pero no puede superar. En los hechos eso se dará inexorablemente en el corto plazo por la dinámica general de los precios que tienden a subir en todos los órdenes, pero, sobre todo, porque los fuertes fundamentos alcistas para el “blue” están presentes y pueden potenciarse en la segunda mitad del año.
Cobertura electoral. En 2023 hay elecciones presidenciales y todo está dispuesto para que haya un cambio de signo político en la Casa Rosada. Un cambio de política económico traería consigo una flexibilización de las regulaciones cambiarias y eso podría darle mayor margen a la suba del tipo de cambio. Esta especulación, donde ya no se discute una eventual devaluación, sino la magnitud de la misma, incentiva las apuestas por un dólar más caro, lo que convalidará próximas alzas.
“La coyuntura política también es otro factor clave. Los eventos políticos y económicos tienen un impacto significativo: las elecciones, los cambios en las políticas económicas y los acuerdos comerciales pueden generar volatilidad en el tipo de cambio. Asimismo, estar al tanto de indicadores como el crecimiento económico, el déficit fiscal, las reservas internacionales y la balanza comercial pueden proporcionar una visión más clara del panorama económico”, describió un informe de Reba Compañía Financiera.
El BCRA no tiene dólares. La autoridad monetaria se va quedando sin alternativas para contener los precios de la divisa. Consumió dólares líquidos para frenar las cotizaciones bursátiles con la intervención del mercado de bonos y también con ventas de contado en el mercado mayorista, donde apeló a una “devaluación sin devaluar” al pagar 300 pesos a los exportadores del agro. Si bien el tipo de cambio oficial ya corre a una velocidad de aumento por encima del 100 por ciento anual, el Central tiene que pagar cada vez más caro -dólar soja- para que le vendan los dólares.
Un estudio de Geres (Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social) detalló que según el último balance del Banco Central, actualizado al 15 de junio, las reservas netas de la entidad, al descontar préstamos y depósitos privados, fueron negativas en unos 1.561 millones de dólares. En tanto, las reservas estrictamente líquidas -descontando oro y Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI- fueron negativas en 7.357 millones de dólares. Con reservas totales -brutas- que se situaron en USD 32.141 millones, unos USD 3.887 millones correspondieron a oro y otros USD 1.909 millones a DEG.
Descalabro fiscal. Parece inevitable que el Tesoro deberá recurrir a la emisión monetaria para cubrir el “bache” fiscal. Esos pesos sin respaldos que circulan pueden potenciar la suba del dólar en los segmentos libres.
En mayo, el Sector Público Nacional (SPN) registró un déficit primario de $247.650,9 millones y un déficit financiero de $631.071,8 millones, según el Ministerio de Economía. De esta manera, se acumuló un déficit primario de $1.268.951,5 millones ($1,67 billón) durante los primeros cinco meses del 2023. “Con este dato fiscal, a menos que junio sea superavitario en $87.500 millones, estamos ‘incumpliendo’ la meta fiscal para el segundo trimestre de 2023″ con el FMI, indicó Salvador Vitelli, jefe de Research de Romano Group.
Incertidumbre por el FMI. Los desembolsos del organismo multilateral de crédito ayudaron a apuntalar los activos del BCRA en los últimos cinco años, pero el incumplimiento de todas las metas del acuerdo -de reservas, monetaria y fiscal- en este segundo trimestre de 2023 pone en duda el respaldo del Fondo a la política económica que viene llevando adelante el presidente Alberto Fernández y su ministro Sergio Massa.
Con reservas en “picada”, un salvataje del organismo es imprescindible para que el dólar no se dispare. “El dólar siempre está tranquilo, hasta que un día deja de estarlo. Las reservas cerraron en USD 31.612 millones, y con el pago al FMI se ubicarán por dejan de los USD 30.000 millones. Estamos en un momento crítico, creemos que el FMI le dará los fondos al país para llegar sin problemas al 10 de diciembre, pero aún vamos a ver mucha volatilidad. Nada será fácil en el escenario actual”, resumió el analista y asesor de negocios Salvador Di Stefano.
Federico Di Yenno, profesor de Macroeconomía de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, explicó que “tanto el Gobierno como las empresas privadas necesitan reservas para cumplir con sus obligaciones financieras de corto plazo. Si Argentina no cumple con el acuerdo firmado con el FMI, corre el riesgo de agravar sus vulnerabilidades económicas, lo que a su vez podría tener consecuencias significativas para el financiamiento del sector privado”.
“Con el objetivo de evitar problemas en su balanza de pagos, Argentina debe priorizar asegurar desembolsos adicionales, pero sin antes llevar a cabo cambios estructurales para impulsar el crecimiento”, añadió Di Yenno.
Los expertos de Portfolio Personal Inversiones precisaron que “la dilatación de las negociaciones, probablemente producto de la inflexibilidad del oficialismo a una devaluación y un mayor ajuste fiscal, sugiere que la negociación podría no llegar a buen puerto. De ser este el caso, el Tesoro deberá afrontar durante julio pagos de cupones por USD 1.000 millones, y al FMI por casi USD 2.000 millones -más allá de los próximos tres pagos que van calzados con el desembolso de USD 4.000 millones de julio- que hundirían las reservas netas a los -USD 5.000 millones en la víspera de las PASO”.
Muy alta inflación. La emisión monetaria de los últimos cuatro años, como consecuencia del déficit fiscal que solo solo en parte se financió en el mercado, impulsó la inflación doméstica que ya transita a un ritmo del 120% anual. Entre otras consecuencias obliga a un ritmo de devaluación cada vez más intenso. El dólar mayorista subió 103,9% en el último año, desde los $124,10 del 23 de junio del año pasado a los 253 pesos de este viernes.
Así, paridades asociadas, como el dólar “turista” (a $531,63 en el promedio de bancos) y también libres, como el “contado con liquidación” (a $516 con Cedear y a $518 con ADR) ya están bien por encima de los 500 y con una misma proyección al alza por encima de ese ominoso umbral del 100 por ciento anual.
Un informe del Grupo CREA planteó que “en los últimos años la economía global transitó la pandemia y la guerra. Sin embargo, la persistencia y la magnitud de la aceleración inflacionaria es un fenómeno particular de la Argentina. En efecto, mientras el resto de los países ha implementado una política de restricciones monetarias, Argentina sostiene políticas fiscales y monetarias relativamente expansivas”.