Fue presentado por Adeba y pone como premisa alcanzar el equilibrio fiscal y terminar con la recompra de títulos por parte del Banco Central. Además, propone un tipo de cambio alto para bajar drásticamente las tasas de interés que paga la entidad monetaria
La incertidumbre que genera la transición electoral y los cambios que se avecinan para la política monetaria a partir del 10 de diciembre están provocando acciones defensivas por parte de los distintos jugadores del mercado. Los bancos, por lo pronto, decidieron resguardarse a través de una menor renovación de Leliq. En la primera jornada hábil posterior al balotaje, solo se renovó el 40% de estos títulos emitidos por el Central sobre un total de vencimientos de $2.700 millones.
Hubo dos factores que generaron este comportamiento. Por un lado, los bancos públicos se hicieron de liquidez para participar en la licitación de títulos que realizó el Tesoro por $1.520 millones, en la que consiguió un endeudamiento neto de $1.760 millones. Se trataba de una prueba que debía superar el equipo económico luego de la derrota de Sergio Massa en el balotaje.
Pero lo más relevante fue que los bancos privados decidieron acortar parcialmente sus inversiones en Leliq, traspasando parte de esas tenencias a pases pasivos. La diferencia es que en vez de posicionarse en un instrumento a 30 días pasaron a un día de plazo, siempre debido al cepo cambiario en instrumentos emitidos por el BCRA.
Esta primera reacción del sector bancario fue interpretada como una movida preventiva. Renovar las Leliq implicaría para las entidades quedar sin capacidad de movimiento de fondos hasta dentro de un mes, justamente con el 10 de diciembre -fecha del recambio presidencial- a mitad de camino.
El millonario volumen del stock de Leliq es uno de los temas que más inquieta a Javier Milei. A tal punto que el presidente electo reconoció que el levantamiento del cepo cambiario depende de desactivar la “bomba” generada por ese stock de pasivos remunerados del Central, que ya asciende a 23 billones de pesos.
El peligro de eliminar las restricciones cambiarias de manera rápida podría generar una millonaria inyección de pesos, al desarmarse parte del stock de Leliq. A su vez, esto provocaría fuerte presión cambiaria y un estallido inflacionario. Por eso, antes de definir cualquier alivio para el cepo, será necesario tener contenido el tema de los pasivos monetarios que emite el Central.
La cámara que agrupa a los bancos privados de capital nacional, Adeba, publicó recientemente un trabajo relacionado con el tratamiento que deberían tener las Leliq, concluyendo que existen posibilidades para afrontar el problema “sin necesidad de ninguna medida extrema, que implique aceleración inflacionaria o incumplimiento de contratos”.
“Con un nuevo gobierno y un programa económico creíble, desaparecerían los factores que hicieron crecer a las Leliq y aparecerían otros factores que harán reducir su stock real y su rendimiento”, asegura Adeba.
Lo más importante es “apagar las dos turbinas que hicieron crecer a las Leliq en términos reales: el financiamiento monetario al Tesoro (TN) y la compra de títulos públicos por parte del BCRA”.
Estos dos factores significaron una emisión monetaria de $6,8 billones de pesos en los últimos 12 meses a valores de septiembre 2023 que fue absorbido vía Leliqs.
Por otro lado, habría una serie de factores que reduciría el stock de Leliq. Entre ellos se destacan los siguientes:
Venta de títulos del Tesoro Nacional de la cartera del BCRA: estos bonos fueron comprados a precio de mercado, por el equivalente a la mitad de las Leliq. Esas compras de títulos generaron emisión de pesos que debió ser esterilizada mediante Leliq. La venta de esos títulos, una vez que surja apetito del mercado, generaría el proceso inverso: absorción de pesos y reducción del stock de Leliq.
Remonetización de la economía: En agosto, la demanda de base monetaria fue del 2,6%, alcanzando uno de sus niveles históricos más bajos. Es de esperar -destacan en Adeba- que un nuevo gobierno restablezca, al menos, un mínimo de confianza y aumente la demanda de dinero (circulante en poder del público). Si la base monetaria pasara del 2,5% actual al 5% (que está por debajo del promedio de los últimos 15 años), esto permitirá una reducción adicional del stock de Leliq de 6 billones de pesos
Baja del rendimiento de las Leliq: “el plan de económico del nuevo gobierno seguramente preverá iniciar con un tipo de cambio real alto y una fuerte baja del gasto público convergiendo rápidamente al equilibrio fiscal”, indican en Adeba. En este contexto, las tasas de interés que demandarán los depositantes de plazos fijos (que determinarán a su vez la tasa de las Leliq) estarán más influidas por la tasa de devaluación esperada que por la inflación esperada, que será mayor por varios factores. Así, se reduciría el valor real del monto de las Leliqs. Este menor rendimiento en términos reales, sumado a la reducción del stock total, hará que el “peso” de los intereses de las Leliqs sobre la inflación sea menor y decreciente en el tiempo. Vale aclarar que el BCRA debería dejar de imponer tasas mínimas para los depósitos a plazo fijo.