El mercado descuenta una nueva reestructuración, con extensión de plazos y quita de capital. Pero algunos títulos tienen más atractivo porque prometen un flujo de caja mayor en los próximos años
Sin acceso al financiamiento internacional, una nueva renegociación de la deuda argentina es algo que hoy parece inevitable, tal como lo refleja un riesgo país que se resiste a caer de los 1.700 puntos. Pero a pesar de los pocos inversores que hoy están dispuestos a incorporar riesgo argentino en sus portafolios, en las últimas semanas aparecieron quienes buscan aprovechar los mayores rendimientos que pagarán los títulos a partir del año que viene.
Los bonos argentinos en dólares que surgieron del canje de deuda finalizado en agosto del año pasado tienen una cláusula de emisión conocida en la jerga financiera como “step up” para el pago de intereses. Eso significa que los cupones son crecientes con el paso del tiempo.
La motivación para emitir deuda con estas características es supuestamente ganar tiempo para que el país pueda recuperarse y obtener los recursos necesarios para hacer frente a las obligaciones. Por eso los cupones arrancaron siendo extremadamente bajos entre 2020 y 2021, pero ya a partir del año próximo el pago semestral de intereses se vuelve más atractivo.
El incremento de los cupones de interés en dólares y el bajo precio nominal de los títulos se conjugan para agregarle un incentivo a la deuda argentina. Las dudas sobre la capacidad de pago, sobre todo a partir del 2025 que es cuando aparecen los vencimientos grandes de capital, aparece en esta ecuación como algo secundario. La apuesta de muchos inversores es aprovechar el aumento de esos rendimientos anuales para cobrar más intereses en dólares en el corto plazo.
Ariel Sbdar, CEO de Cocos Capital, asegura que el bono que hoy presenta una mejor ecuación para aprovechar esos altos pagos anuales en dólares es el 2041. “A los precios actuales de compra, un inversor estará cobrando en 2022 un 6,5% de lo invertido en dólares. En ese contexto, pasa a ser un poco menos relevante si el valor del bono sube, porque la apuesta es a cobrar los cupones en dólares”.
El AL2041 es un bono emitido en dólares con cupones crecientes. Hasta mediados del año que viene pagará un 2,5% anual en dólares sobre un valor de USD 100 nominales. Pero desde el 9 de julio próximo inclusive, ese cupón ya sube al 3,5% anual. Como el título cotiza a USD 38,50, ya en 2022 el pago de intereses “real” se vuelve muy atractivo.
Pero más interesante aún es que en 2023, suponiendo que la cotización se mantenga estable, el cupón de intereses anual que el inversor cobrará en su cuenta ya salta a un 9% y se mantiene en esos niveles hasta el 2029. “En un mundo de tasas de interés que se mantienen muy bajas, para muchos inversores dispuestos a asumir riesgos los bonos argentinos pasan a ser una opción interesante”.
Claro que no toda la deuda tiene las mismas características. El AL30, que es el bono de menor plazo emitido en el canje del año pasado, tiene un cupón de intereses sumamente bajo y crece muy poco con el paso de los años. En este caso, la “zanahoria” es esperar a que arranque el pago de capital en 2025 para empezar a recuperar más rápido la inversión. Sin embargo, para ese momento es probable que el Gobierno se vea forzado a reestructurar la deuda y esos pagos nunca se produzcan. Por eso, se trata de títulos que se comportan más como una acción que como un bono tradicional. El AL 30 paga actualmente un cupón de 0,5% anual y sube a apenas 0,75% entre 2023 y 2027.
Las cotizaciones de los bonos ya empiezan a reflejar al menos en parte este efecto de cupones más altos para los próximos años, especialmente en el caso del AL38 y AL41, mientras que los títulos más cortos como el 2030 y el 2035 vienen más rezagados.
El poco atractivo que para los inversores tiene el AL30 se refleja en su rendimiento, que roza el 20% anual en dólares, mientras que en el caso del AL41 es inferior al 15% anual. Esta “curva invertida” en materia de rendimientos sucede cuando son más altas las chances de una futura renegociación de la deuda. Los inversores por lo general prefieren títulos más largos, ya que el impacto de un alargamiento de intereses o una quita de capital es mejor que el caso de los bonos más cortos.