Los bonos en dólares ofrecen tasas de retorno de 18% anual, una ganancia excepcional que sigue sin atraer a inversores. El riesgo país está en su nivel más alto desde la reestructuración
Las dos primeras ruedas de la semana se inclinaron por un sendero bajista en los mercados internacionales y esa tendencia le añadió un peso extra al duro recorrido de los títulos públicos argentinos.
Este comportamiento es reflejado por el riesgo país argentino, ahora por encima de los 1.500 puntos básicos.
Desde el canje de deuda a comienzos de septiembre, las cotizaciones de los bonos se desplomaron un 30% en promedio y el riesgo país subió 400 puntos básicos.
Este indicador de JP Morgan mide la brecha de la tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU a 10 años -ahora en 1,34% anual- con similares emisiones emergentes. Por ejemplo, el principal título argentino de referencia, el Bonar 2030 en dólares con ley extranjera (GD30) es negociado a USD 37, con una tasa interna de retorno del 17,8%, esto es 16,5 puntos porcentuales o 1.650 puntos básicos por encima de los Treasuries, los bonos de deuda de Estados Unidos.
El GD30 había debutado en el mercado internacional a USD 50,50 y una tasa de 10,7% anual, por cuanto la corrección bajista en menos de seis meses de un 26,7% en precios, con un salto en la tasa de 710 puntos básicos.
Las paridades de los bonos en dólares del canje, en ley extranjera y local, se mantienen en niveles promedio de USD 35 por cada USD 100 emitido, mientras que los rendimientos promedian el 18% con curvas invertidas. Esto quiere decir que los títulos a menor plazo rinden más que aquellos de más duration, lo que revela una expectativa de cesación de pagos a futuro.
Es casi inexistente la oferta de activos que ofrezcan una renta fija de 18% anual en dólares, una ganancia excepcional que los coloca en el menú de activos financieros más baratos del mundo, pero que sigue sin atraer a los inversores, debido a la incertidumbre sobre la economía argentina.
Gabriel Caamaño, economista de la Consultora Ledesma, explicó a Infobae que “los bonos vienen mal luego del canje porque el Gobierno fue confirmando expectativas negativas respecto del enfoque de política económica. Un poco después del canje endureció el ‘cepo’ y mandó a buena parte del sector privado a reestructurar su propia deuda porque no le iba a dar acceso al mercado de capitales. A partir de ahí, de distintas decisiones que fue tomando, confirmó esa expectativa negativa hasta hoy. Eso fue haciendo que los precios de los bonos fueran cayendo cada vez más. Los bonos salieron a cotizar con una tasa en torno al 12%, un poco por debajo al principio, y nunca bajaron de ahí y fueron para arriba”.
Caamaño apuntó que “últimamente, lo que se está sumando a ese factor interno que nunca varió es el endurecimiento de las condiciones crediticias a nivel internacional para los emergentes, porque están empezando a corregir las tasas largas en los EEUU, se está empinando la curva -sobre todo por la expectativa de inflación de mediano y largo plazo- y eso está encareciendo el financiamiento de los emergentes. Y se suma a los factores locales que habían traído hasta acá al riesgo país a la zona de 1.300 o 1.400 puntos, y ahora este empujón final tiene un componente internacional también”.
Nery Persichini, Head of Strategy de GMA Capital, precisó que “los bonos cotizan por paridad -un valor promedio de 35 centavos de dólar- más que por tasa a causa de que la expectativa de default es de 90%. Este fenómeno ocurre a pesar de que en los próximos años los pagos en moneda dura son exiguos. En total, los bonos canjeados explican erogaciones por un total de USD 7.800 millones hasta 2024, y por USD 5.000 millones en el caso de los títulos ley internacional”.
“Nuestra visión es que, si bien el canje de 2020 fue sumamente favorable en términos de la reducción de la carga de compromisos y de la postergación de plazos, no fue condición suficiente para garantizar la sostenibilidad de la deuda. Faltaron dos piezas centrales: un sendero de superávit fiscal sostenido y creíble, y un plan económico integral orientado al crecimiento de largo plazo”, añadió Persichini a Infobae. “El deterioro de las expectativas tiene su mejor relator en las paridades. Desde que empezaron a cotizar post canje en septiembre, los Globales perdieron 28% de su valor, mientras que las condiciones financieras internacionales fueron sumamente favorables para los emergentes”, consideró.
Para Javier Rava, director de Rava Sociedad de Bolsa, “la incertidumbre habitual que envuelve al mercado local, con una economía recesiva y golpeada por la pandemia, atravesando expectativas de elevadas cifras inflacionarias y sin sellar aún el acuerdo con el FMI”, exige señales del Gobierno que disipen “parte de la desconfianza de default hoy existente”.
“Mientras que se dilata el acuerdo con el FMI, la tasa estadounidense de los Treasuries a 10 años ya acumula alrededor de 35 puntos básicos de expansión en lo que va del 2021. Ambos escenarios perjudican las cotizaciones de los títulos soberanos argentinos que ya se encuentran, en algunos casos, incluso por debajo del mínimo post canje de agosto pasado”, refirió un reporte de la consultora Delphos Investment.
“Para lograr un cambio de tendencia serán necesarias señales políticas y económicas que ayuden revertir las expectativas pesimistas de los inversores”, coincidió en un análisis Portfolio Personal Inversiones.
Para Consultatio, “los riesgos idiosincráticos de Argentina son mucho más importantes a esta altura para explicar el precio de los bonos: hoy el rendimiento de los bonos argentinos es 16 veces el de la tasa libre de riesgo, cifra muy superior para cualquiera de los países con los que se compare. No es solo una cuestión de Argentina: todos los bonos emergentes de ‘alto rendimiento’ son menos sensibles a lo que pasa en la curva (norte) americana”. Agregó que “los riesgos del crédito argentino tienen mucho más que ver con el acuerdo con el FMI -y la implementación de un programa macro sostenible- y con la dinámica política”.
Presión por la venta oficial de bonos
Por otra parte, el objetivo oficial de mantener a raya a las cotizaciones de los dólares alternativos también golpea a los precios de los bonos soberanos. El contado con liquidación y el MEP –a $143 y $139, respectivamente– tocan sus valores más bajos de 2021, un indicador clave para acotar las expectativas de devaluación e inflación en el año electoral.
Pero esta estrategia es costosa, pues debido a la compraventa de bonos que efectúa el BCRA y otros entes públicos para aplanar las paridades implícitas del dólar, los títulos públicos en dólares, emitidos con el canje de deuda, cayeron a sus precios mínimos en cinco meses y medio.
Por otra parte, la intervención del BCRA en el mercado de bonos -con ventas contra pesos y compras contra dólares- golpea al stock de activos internacionales de la entidad: desde fines de octubre las reservas netas cayeron unos USD 650 millones, según estimaciones de la consultora EcoGo.
Gabriel Caamaño señaló que el Bonar 2030 con ley argentina (AL30D) “desde que arrancó el año cayó en 30 de 35 ruedas. Ergo, la efectividad negativa es de casi 90%. Desde el 14 de septiembre -desde ahí tengo registro para ese especie-, cayó en 68 de 106 ruedas, casi 2/3 de efectividad negativa. Realmente increíble, ni para el más pesimista. Cae más de 12% en el año y casi un tercio desde su primer cierre”.
“En líneas generales, es un tema de enfoque, de expectativas negativas sobre la economía argentina y no saber cómo se soluciona, entonces se castiga a los activos locales. Las acciones, que también tenían mucho para recuperar post canje, han seguido cayendo, en muchos casos o los ADR han recuperado algo y después han devuelto parte de la suba que habían registrado. Es un panorama general del mal desempeño de los activos locales en dólares”, completó Caamaño.