El impulso inicial vendría de la mano del sector agrícola en el segundo trimestre del año próximo, pero no necesariamente se sentirá en el resto
La crisis financiera que azota a Argentina desde comienzos de 2018 golpeó duro, y golpea aún, a la actividad económica. Mirando hacia adelante, ¿cómo y cuándo llegará la recuperación?
El primer paso (la estabilidad financiera), el Gobierno confía en lograrla a la brevedad: el plan doble 0% ha comenzado a guiar el dólar hacia el piso de la banda y la tasa (aún en niveles incompatibles con la actividad económica) ha comenzado a mostrar un sendero a la baja. Ayer la tasa promedio de corte de las Leliq fue de 68,197% y el dólar mayorista cerró en $35,680.
Si se mantiene la estabilidad, algunas consultoras comienzan a observar un piso de la caída en diciembre. Por cierto, no todos confían en que la pax cambiaria llegó para quedarse y, aún si lo hiciera, dé origen a una recuperación.
Según Martín Alfie, economista jefe de Radar, en el segundo trimestre de 2019, cuando empiecen a registrarse los datos del agro, la economía va a tener un impulso (estadístico). “El tema es que no necesariamente se sentirán en el resto de los sectores mientras los efectos de la aceleración de la inflación y el ajuste fiscal seguirán sintiéndose”, dijo en diálogo con El Economista.
La principal causa será la recuperación de la cosecha gruesa que comparará contra un año de sequía. “A menos que haya otra inclemencia climática, lo que es poco probable, todo indica que el agro va a traccionar y las exportaciones reflejarán eso”, expresó Alfie pero aclaró que tanto la inversión como el consumo seguirán con malos resultados.
Según Gabriel Caamaño Gómez (Consultora Ledesma), las buenas noticias podrían llegar antes, y se observaría el piso de la actividad tan pronto como en diciembre. “Esto dependerá de si el proceso de estabilización termina de cuajar ahora en noviembre, lo que daría pie a que las tasas se reduzcan aún más, combinado con una tracción de Brasil sin la incógnita política y la cosecha fina, sobre todo de trigo, podrían marcar un piso y a partir de allí acelerar”, dijo el economista y agregó que “si se logra estabilizar se recuperará parte del salario real de la mano de la apreciación, que siempre hay en cualquier proceso de estabilización”.
“La combinación de fenómenos recientes hace difícil pensar en una pronta recuperación de la economía”, opinó, en contraposición, Agustina Gallardo (UBA) y agregó que “el frente externo presenta una vulnerabilidad estructural, profundizada por la sostenida apertura comercial y financiera de estos años”.
De esa manera, y sin otro tipo de medidas en la agenda del Gobierno, para la economista de la UBA, los recursos del FMI ya se han convertido en una condición necesaria para la sostenibilidad de corto plazo de las cuentas externas, pero lejos están de ser una condición suficiente.