En una reunión con el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, y el titular del Banco Central, Guido Sandleris, plantearon que quedan 25 millones de toneladas sin vender por el clima de incertidumbre económica
El ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, recibió a los exportadores de cereales y oleaginosas el jueves por la tarde, tras un día cargado de rumores sobre un inminente aumento en las retenciones. Se había caído durante algunas horas el sistema para registrar las ventas al exterior y ello recalentó las versiones. Pero nada de eso ocurrió. El ministro y el titular del Banco Central, Guido Sandleris, sólo querían saber qué sucedería en los próximos días con la liquidación de exportaciones, necesaria para mantener el tipo de cambio bajo control.
Asistieron al encuentro los representantes de varias de las empresas socias de la Cámara de Industria Aceitera de la Argentina (Ciara) y Cámara de Exportadores de Cereales (CEC) -Bunge, Dreyfus, Cargill, Vicentín, Molinos, Cofco e IDC- y el planteo fue unánime: el sector venderá entre USD 400 y USD 500 millones por semana, que es el promedio de liquidación que se viene registrando.
«Hagan su mayor esfuerzo por incrementar la liquidación», fue el planteo del Gobierno. Pero los exportadores les contestaron que la soja que está retenida en el campo difícilmente se venda antes del 27 de octubre. Son 25 millones de toneladas, poco menos de la mitad de la cosecha y el doble de lo que debería quedar guardado en una situación normal, sin el grado de incertidumbre actual. A la oleaginosa, se le suman 4 millones de toneladas de maíz y 2 millones de toneladas de trigo.
¿Cómo se hace para convencer a los productores de que vendan el cereal retenido?, quisieron saber los funcionarios. Pero ni la posibilidad de otorgar incentivos impositivos ni incrementar los derechos de exportación, ambas mencionadas por los exportadores en reuniones previas, son considerados viables por este Gobierno. Por ende, sólo podrán contar con los dólares previstos por el sector y esperar que no vuelvan las presiones alcistas por el lado de la demanda.
Concretamente, las alternativas sugeridas oportunamente por el sector para impulsar la venta de la soja fueron: a) el cómputo de retenciones a las exportaciones como parte de ganancias y b) rebajas fiscales, si venden en los próximos meses para usar en compra de insumos y maquinarias.
La «Puerta 12» del agro
La teoría que tienen en el sector es que luego del 27 de octubre, si llega a confirmarse el escenario político de las PASO y Alberto Fernández, del Frente de Todos, es el nuevo presidente, se producirá un fenómeno caratulado en la industria como un «Puerta 12», en alusión a la histórica tragedia ocurrida en 1968 en el estadio de River cuando murieron 71 personas agolpadas sobre esa puerta intentando salir tras un clásico River-Boca.
«Luego de las elecciones, y ante la expectativa de que cuando asuma el nuevo presidente, si es Fernández, pueda aumentar los derechos a la exportación, todos saldrán a vender la soja, lo que generará no sólo una baja en el precio, sino un cuello de botella enorme en los puertos», afirmó una fuente de Ciara-CEC. Y así se lo plantearon a Lacunza y Sandleris.
Finalmente, los funcionarios les transmitieron los socios de las empresas exportadoras volver a reunirse en un plazo de dos semanas para seguir analizando la marcha de la liquidación de divisas. Mientras tanto, en el Gobierno analizan el pedido del sector de otorgar más plazo para vender los dólares de las exportaciones primarias, que hoy es de 15 días y buscan llevarla a 30 días.