La partitura es la misma para todos. Los inversores llegan al segundo semestre en medio de un proceso global de aversión al riesgo y remate de activos emergentes, principalmente argentinos. Las recomendaciones van todas por una misma línea, con un sesgo completamente defensivo y una ponderación muy mayoritaria del dólar en carteras. Los instrumentos se repiten: Letras del Tesoro y bonos en dólares, de buen perfil de crédito y a corto plazo. También surge una pequeña moda con el nuevo bono Dual. En lo que respecta a las acciones, parecería ser temprano para comprarlas y tarde para venderlas.
El mercado argentino, desorientado en una historia de dos agendas. La primera, internacional: revoltosa. Impredecible. Sujeta por momentos tanto a la Reserva Federal como al segundo iPhone de Donald Trump, un «muleto» que según medios estadounidenses utiliza sin demasiado filtro y únicamente para actividad en Twitter y en sitios de noticias.
El sentimiento del inversor global es claro: mal humor hacia mercados emergentes, que se sumergen. El índice MSCI que los agrupa refleja una caída de 5,8 y de 10,4% en monedas y activos de riesgo, respectivamente, en los últimos tres meses. El peor desempeño desde 2015. La Argentina sobresale.
En las últimas semanas, un mercado empecinado a la baja se devoró un cúmulo de buenas noticias en cuestión de horas o días. El ascenso a MSCI tomó un año de relegamiento y espera. La noticia se conoció con sorpresa, lo que produjo un efecto adicional en precios. Aun así, cayó un 10% la semana siguiente. Las empresas líderes del Merval valen hoy 45% menos en dólares que hace seis meses. Si se amplía a fines de 2015, cuando asumió Mauricio Macri y salió del cepo, las compañías valen apenas 8% más en dos años y medio de «normalización».
Más allá del castigo, explican los especialistas, no es tiempo aún de hacer «pesca de fondo». En lo posible, tampoco de rematarlas.
«No es momento de sumar acciones. Estamos en una situación de pánico y venta indiscriminada, de la mano de inversores extranjeros que arman una gran bola de volatilidad sobre el mercado local. No se tiene en cuenta ni por qué ni para qué, sino sólo vender. ¿Están baratas? Sí. ¿Pueden estar más baratas? Definitivamente. Hoy los flujos mandan por sobre los fundamentals y el proceso de salida de capitales de emergentes sigue vivo», dice el economista Gustavo Ber, del estudio homónimo.
La caída en el precio de los bonos en dólares pareció responder más a una segunda agenda, la doméstica, donde el refuerzo financiero de Fondo Monetario Internacional (FMI) no despejó la incertidumbre que apareja la economía local. La letra chica del acuerdo, expresada en la carta de intención, introdujo nuevas dudas. Cálculos de la consultora Quantum y de Consultatio dan cuenta de necesidades de financiamiento del programa 2019 que no cierran sólo con el auxilio del fondo, en un escenario actual de puertas cerradas para mercados voluntarios externos.
«Cuando uno escuchaba al Gobierno presentar el acuerdo, la impresión era que por dos años se podía quedar al margen del mercado. Ahora al ver el cronograma trimestral, este no parece tan acelerado como parecía. Se deberán buscar el año próximo entre US$18.000 y US$20.000 millones. Es lo que empezó a incorporarse en la deuda y le pone un techo al precio de los bonos», comenta José Echagüe, estratega de Consultatio.
Un informe de research de un banco internacional, que releva posiciones de fondos comunes de inversión internacionales, evidencia que hay todavía mucho activo de renta fija argentina en el menú de los inversores extranjeros. «Los precios actuales no reflejan una limpieza. Todavía hay mucha gente adentro que tiene tamaño y que aprovecha para salir cuando los precios rebotan un poco», explica Echagüe.
En rigor, la Argentina cierra el primer semestre con un incremento en el riesgo país, la sobretasa que debe pagar su deuda por sobre la variable libre de riesgo, superior a los 240 puntos básicos. En una agenda tóxica para emergentes, el deterioro en el riesgo argentino más que duplica el de Brasil y es cerca de ocho veces más profundo que el de otros emergentes como Colombia, México y Perú.
En este contexto, las recomendaciones de inversión están siempre en el corto plazo, para minimizar la exposición a vaivenes en la tasa de interés. El centro de gravedad gira en torno al Bonar 2024, que rinde un 7,4% anual en dólares. De ahí para abajo, el título AO20 rinde 6,3% y el AA21, 6,9%. También las Letes, que se emitieron esta semana a una tasa de 4,45% anual.
Apuesta al peso
Finalmente, una apuesta al peso para buscar retornos en dólares parece un lujo de estómagos fuertes. Aun así, con el lente de moneda local, instrumentos con tasas por encima del 40% podrían hacerse lugar en las carteras de inversores con objetivos en pesos, rentabilidad que supera ampliamente el 29% de un plazo fijo tradicional.
Dentro del menú de pesos, Eric Ritondale, de Econviews, sugiere algún bono de corto plazo que ajuste por CER -inflación + cerca de 7% de tasa real- o bien el nuevo bono Dual, un último diseño de Luis Caputo en Finanzas, que paga en pesos o en dólares, según el resultado.
Por último, en la industria de fondos comunes de inversión las recomendaciones pasan por fondos de renta fija en dólares de corto plazo, que invierten en Letes y bonos cortos en esa moneda. Para quien necesita administrar liquidez en pesos, los famosos T+1 (renta fija de corto plazo), aunque golpeados durante la corrida cambiaria, son un vehículo para acceder a las tasas de Lebacs y otros productos en moneda local.
Cuestiones claves
Los mercados y sus principales actores
En las últimas semanas, un mercado empecinado a la baja se devoró un cúmulo de buenas noticias en cuestión de horas o días. El ascenso a mercado emergente tomó un año de espera. Pero aun con esa noticia, hubo una caída en semana siguiente. Las empresas líderes del Merval valen hoy 45% menos en dólares que hace seis meses. Si se amplía a fines de 2015, cuando asumió Mauricio Macri la Presidencia y salió del cepo, las compañías valen apenas 8% más, tras dos años y medio de «normalización»
Bonos
La caída en el precio de los bonos en dólares pareció responder más a la agenda doméstica que a la internacional; el refuerzo financiero del FMI no despejó la incertidumbre que apareja la economía argentina. La letra chica de lo pactado, expresada en la carta de intención, introdujo nuevas dudas. Más allá de eso, algunos analistas recomiendan invertir en algún bono de corto plazo que ajuste por CER (inflación) más cerca de 7% de tasa- o bien en el nuevo bono Dual, diseñado por Luis Caputo
Dólar
La mirada sobre la moneda estadounidense es una constante entre los argentinos. En la última jornada de la semana, el billete verde superó su máximo histórico y se vendió a $29,57, según el promedio entre entidades que realiza el Banco Central. Eso significó una suba de casi $1 respecto del cierre del jueves ($28,68) y una apreciación frente al peso superior al 3%. El tipo de cambio sube más en el país que en el resto de la región por la falta de confianza que tienen los inversores y la propia gente en el peso
Banco Central
La actuación de la autoridad monetaria sigue siendo noticia en el país. Esta semana decidió aumentar en un 50% los montos de su subasta diaria de dólares para intentar fortalecer la oferta de divisas e intentar frenar la escalada del tipo de cambio. Según informó la entidad, el plan original de licitaciones de US$100 millones se incrementó a US$150. Y en el caso del viernes se adicionaron US$300 millones. Esto crea más dudas entre los inversores