El riesgo país volvió a niveles máximos y las acciones argentinas cayeron más de 5% en Wall Street. Dudas por el Gabinete y la renegociación de la deuda. ¿Las ventas contagiarán al dólar?
Después de una semana positiva inmediatamente después de las elecciones, las grandes incógnitas sobre el futuro de la economía volvieron a impactar sobre los activos argentinos. Ayer se vivió una jornada muy negativa aunque no hubo una explicación puntual. Más bien se trató de varias razones simultáneas: la falta de certeza sobre quiénes estarán en los puestos claves para el manejo de la economía del próximo gobierno, el nulo avance vinculado con la renegociación de la deuda y las señales algo confusas que dejó Alberto Fernández en México podrían mencionarse como algunos de los motivos.
La caída del dólar de la semana pasada pudo haber generado cierta confusión, dejando una señal de optimismo tras el resultado electoral y la imposición de controles cambiarios mucho más rígidos. Pero en realidad, el retroceso del dólar informal y del “Contado con Liquidación” obedeció al millonario volumen que se había adquirido la semana anterior a los comicios, cuando el Banco Central tuvo que vender una cifra récord de USD 2.700 millones en una semana. Una porción menor de esos dólares tuvieron que ser luego vendidos por los inversores para conseguir los pesos para efectuar transacciones. Pero poco hubo allí de un cambio de expectativas reales.
Los bonos, en cambio, nunca llegaron a mostrar un repunte claro. En realidad, siguen pendientes de lo que pueda definirse en relación a una futura reestructuración de la deuda. Los inversores siguen esperando quitas muy superiores a las que transmite el próximo gobierno. En el entorno de Alberto Fernández sigue hablando de un canje “amigable” y de volverse mucho más duros con el FMI en la futura renegociación. pero hasta ahora no hubo nada concreto sobre la mesa, más allá del diálogo telefónico del presidente electo con Donald Trump, el viernes a la noche.
La expectativa incluso era que durante la transición se ganara tiempo avanzando con las conversaciones con los acreedores. Pero hasta ahora no hubo contactos y ni siquiera se sentaron a charlar del tema los equipos técnicos del actual Gobierno y del entrante. Hay razones para apurar todo lo posible esas negociaciones, ya que la Argentina enfrenta fuertes vencimientos. Sólo hasta fin de año serán USD 1.500 millones de bonos en moneda dura, pero también muchos vencimientos en pesos, en particular Lecap y el Bopomo (Bono de Política Monetaria).
En la medida que sigan pasando las semanas sin avances, será más difícil afrontar los vencimientos de los primeros meses del año próximo. Una opción que circuló es que el nuevo gobierno opte por avanzar rápido con un canje de deuda local, que representa el 90% de los vencimientos de 2020, para después concentrarse con más tiempo en los bonos internacionales.
Reperfilamiento de la deuda pública
La falta total de certezas sobre la deuda devolvió a los bonos a niveles mínimos, desde que comenzó al crisis posterior a las PASO. A niveles cercanos a 2.300 puntos, el mercado espera una quita del orden del 50% sobre el valor nominal, lo que significaría una renegociación muy agresiva.
Tampoco se supo mucho más del gabinete económico y existen pocos indicios sobre quién estará al frente del Banco Central. Por el momento, el nombre que más suena para el Ministerio de Economía es el de Matías Kulfas, pero sin confirmación. Las expectativas de nombres más “ortodoxos” para el manejo de una economía en situación crítica se fueron evaporando con el paso de las semanas. Y aunque puede haber un margen para sorpresas, hasta ahora ninguno de los nombres que circulan entusiasma a los inversores.
Tampoco se sabe cuáles son los planes en materia fiscal. ¿Habrá equilibrio primario de las cuentas públicas e año que viene? No está claro si se avanzará en esa dirección con rapidez, un dato fundamental para saber cuál podría ser la propuesta de reestructuración de la deuda.
Las acciones argentinas que cotizan en Nueva York -vía ADR- sufrieron ayer caídas abruptas, que oscilaron entre el 3% y 5%. Aunque la rueda también estuvo influida por ventas de papeles brasileños, los precios continúan cerca del piso y no muestran reacción significativa. La economía seguirá cayendo en los próximos meses y algunos sectores estarán más afectados, como los bancos y las compañías energéticas, que hoy tienen el mayor peso en los índices.
Alberto Fernández no gozará de la “luna de miel” que tienen la mayoría de los presidentes ni bien asumen. Al contrario, a medida que se acortan los tiempos para su llegada al poder mayor será la presión de los inversores que quieren datos concretos sobre lo que se viene.
Su paso por México dejó pocas certezas sobre lo que se viene y al mismo tiempo mostró que al futuro gobierno no le será sencillo manejar la agenda internacional a partir de un posicionamiento muy diferente al de Mauricio Macri.