Luego de más de un año de la renegociación de la deuda, mantienen una alta desconfianza, más allá del reciente rally en las acciones. La visión desde Nueva York de ejecutivos y analistas
Se suele decir que los “mercados votan todos los días” a través de diferentes instrumentos financieros. En el caso de la Argentina, si este principio fuera válido, el resultado ha sido contundentemente negativo desde que el Gobierno renegoció la deuda hace un año exactamente; la conclusión es válida más allá del reciente rally en las acciones, motivado en la suposición de que el oficialismo no logrará una buena elección en las elecciones primarias.
Es que, más allá del cortísimo plazo, inversores, traders y analistas coinciden en destacar que la Argentina ha desaparecido del radar y que esta condición solo cambiará si hay un acuerdo profundo -no cualquiera- con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras las elecciones legislativas de noviembre.
En voz baja, los ejecutivos más veteranos no se desesperan por esta falta de interés, que atribuyen al “palazo” que sufrieron los inversores hace dos años exactamente, cuando pensaban -alentados por encuestas que resultaron muy equivocadas- que Mauricio Macri sacaría un buen resultado en las PASO del 2019. Veinticuatro meses después el humor no ha cambiado en términos relevantes y, más aún, empeoró porque descreen de la vocación reformista del gobierno y, sobre todo, porque en el resto del mundo emergente hay oportunidades mucho más interesantes y a un riesgo menor.
Ni siquiera las altas tasas de rendimiento financiero en dólares que ofrece el país son un condimento que los seduzca y los analistas locales a los que llaman ya no se atreven a convencerlos, porque creen que los activos pueden seguir bajando de valor y pronostican que la economía sufrirá una crisis mayor después de los comicios legislativos de este año, con más inflación e inestabilidad cambiaria.
En este contexto, ejecutivos de Wall Street y nexos importantes del mundo de los negocios resaltaron en diálogo con Infobae que después de las elecciones seguramernte habrá acuerdo con el FMI por la alta carga de vencimientos de 2022 y que, más que un cambio de gabinete, lo que se necesita es un cambio de políticas.
Así lo sintetizaron Diego Ferro (dueño del fondo de inversión M2M Capital), Guillermo Mondino (director y socio fundador del fondo de inversión Mogador Capital) y Alberto Bernal (jefe de estrategia de XP Securities) desde Estados Unidos y Javier Timerman (fundador de AdCap Securities) desde Buenos Aires.
_ ¿Cuál es la percepción y la expectativa de los inversores extranjeros sobre la Argentina a pocos días de las elecciones primarias?
_ Ferro: “Creo que hay bastantes expectativas, aunque igual hasta noviembre no haya nada más o menos definitivo respecto a mayorías en el Congreso. Es probable una sobrereacción para arriba si al Gobierno le va muy mal y a la oposición bien, como pasó después del resultado de la reelección del gobernador en Corrientes. El tema es cuánto puede mantenerse el optimismo/pesimismo dado que todavía faltan más de dos meses para la verdadera elección”.
“Yo creo que en general se espera una mala elección del gobierno, así que la reacción puede ser mala si este resultado no se da, y algo positiva si se confirma”.
_ Mondino: “Hay poquísimo interés por la Argentina. Está totalmente fuera del radar y uno no escucha que haya un debate abierto. De todas formas, vale mencionar que, por una cuestión profesional, todo el mundo hace sus análisis de escenarios: qué pasa si gana el oficialismo, qué pasa si hay un empate (definido ampliamente, como algo que no modifica el estatus-quo político) y qué pasa si hay una derrota electoral significativa. Pero todo es muy especulativo. Argentina es hoy básicamente impredecible”.
_ Bernal: “El mercado se está entusiasmando ante la posibilidad de que el oficialismo pierda las elecciones, un evento que implicaría que se incrementa la posibilidad de que haya un “regime change” en las próximas elecciones presidenciales”.
_ Timerman: “Lo más relevante para los inversores será cuáles son los candidatos que salgan fortalecidos de estas elecciones de cara a las presidenciales del 2023 y cuál será el tono en el que negociarán oficialismo y oposición”.
_ ¿Qué resultado sería el más “conveniente” para estos inversores y cuál puede disparar una baja/alza del riesgo país?
_ Ferro: “Claramente que al Gobierno le vaya mal, sobre todo porque sería un indicio de cambio de política para 2023. El tema es que es muy difícil predecir la reacción de la coalición gobernante si pierden: ¿acercarse a un acuerdo con la oposición, o radicalizarse? Es dudoso esperar un cambio mayor de política, aunque si hay necesidad urgente de disminuir distorsiones económicas que han crecido todavía más por cuestiones electorales. Si el gobierno alcanza mayoría en el Congreso la reacción sería bastante mala”.
“Aunque podría ser una posibilidad de compra porque probablemente aceleraría el ajuste y un acuerdo con el Fondo (que son medidas inevitables para que mejore el panorama de cara a 2023). La situación es fluida, porque depende de la política que ha estado bastante paralizada por la Pandemia. Y el gobierno se muestra incompetente y sorprendentemente dividido en opiniones bastante poco compatibles en lo económico”.
_ Mondino: “Hay opiniones de todo tipo. Están los que creen que una victoria del oficialismo despejaría el camino para un acuerdo con el FMI, aunque nadie anticipa que ese acuerdo sea muy ambicioso. Pero también hay aquellos que creen que un triunfo oficialista llevaría a una radicalización kirchnerista. Va de suyo que, para los inversores, más kirchnerismo es sinónimo con peor economía”.
“Del otro lado están los que creen que una derrota del oficialismo forzaría a que el Gobierno busque acuerdos de gobernabilidad, a mayor injerencia de gobernadores pragmáticos y a un arreglo con el FMI. Pero también están los que creen que una derrota electoral llevará a que el kirchnerismo le pase factura a Alberto Fernández y Martín Guzmán, que se repliegue en sus votantes core, y que monte una contraofensiva. En definitiva, afuera hay tan pocas certezas como las hay adentro de Argentina”.
_ Bernal: “Sin duda el mercado celebraría una victoria de la oposición. Es poco probable que la oposición se convierta en un obstáculo para arreglar con el FMI”.
_ Timerman: “Si el Gobierno tiene una mala elección, es posible que busque una renovación dentro de sus filas que podría estar representada en alguien como Sergio Massa. De la misma manera, si Juntos por el Cambio, obtiene buenos resultados, Horacio Rodríguez Larreta podría emerger como el claro candidato para 2023”.
“Sería el fortalecimiento de dos moderados que darían un mejor contexto para acordar leyes necesarias en el Congreso y eso terminaría siendo muy bueno para los inversores. Si, por el contrario, la lectura es que la grieta funciona y triunfa la polarización, posiblemente terminemos en un peor escenario para los inversores”.
_ ¿Se acelerará la negociación con el FMI luego de las PASO?
_ Ferro: “Es casi inevitable, dada la precaria situación de las cuentas externas. Mas allá del componente ideológico, en el Gobierno saben que sin acuerdo con el Fondo el ajuste probablemente deba ser más duro porque crearía una restricción externa mayor y peores expectativas. Un acuerdo razonable daría más margen para flexibilizar el mercado cambiario y hacer el ajuste fiscal de manera menos brusca. Peleándose con el FMI se llegaría al mismo lugar (más o menos) pero de manera desordenada y después de más represión financiera. No es lo ideal de cara al 2023, y lo saben. El 2022 tiene que traer más prolijidad en el tema macro”.
_ Mondino: “Inevitablemente. Las conversaciones se acelerarán, porque lo que es ahora, no parece haber absolutamente nada (más allá del humo preelectoral que circulan algunos). Algo es más que nada… Además, el deadline es fin de marzo, así que más vale que se pongan las pilas porque caer en “arrears” con el FMI y el Club de París al mismo tiempo puede ser un golpe duro para la confianza”. “De lo que estoy seguro es que tanto el FMI como el Gobierno recién empezarán a negociar un programa una vez que haya una mínima claridad sobre qué está dispuesto a hacer el presidente Alberto Fernández, políticamente hablando”.
_ Bernal: “Mi escenario base es que habrá un acuerdo con el FMI a final de año o en enero, pase lo que pase con las elecciones. El FMI y la Argentina (ambos) necesitan lograr un acuerdo”.
_ Timerman: “Es probable que los principales términos ya hayan sido delineados en línea con los que han circulado (4 años de gracia, 1% de intereses, consolidación fiscal hacia el 2025), pero solo espero que se cierre el acuerdo antes de noviembre si es necesario para contener una escalada del dólar y mostrar una mejor capacidad de ejecución”. Y, “pasadas las elecciones, creo que el Gobierno va a necesitar cerrar el acuerdo porque en marzo arrancan los vencimientos más importantes”.
_ ¿Hay expectativas del mercado de que un cambio de gabinete, en particular en el área económica, después de las elecciones permitiría acelerar reformas para impulsar una mayor estabilidad, o es un tema más político?
_ Ferro: “Es un tema puramente político, pero la necesidad de achicar los desajustes va a ser impostergable en unos pocos meses. Los altos precios de la soja y el aporte extraordinario del FMI ayudaron inesperadamente a mantener esta calma pre electoral aumentando desequilibrios, pero solo postergaron lo inevitable”.
“Mas allá de mis discrepancias con la manera que Martín Guzmán manejo distintos temas, sobre todo el canje, no me parece que haya podido implementar muchas de sus ideas que, como economista profesional, sabe que son necesarias (ajuste de tarifas y déficit, por ejemplo)”.
“El tema es que las posibilidades de cambio parecerían relacionadas a una “intervención” del gobierno de Alberto Fernández, ¿quién da muy pocas señales de competencia manejando las cosas. ¿Quién manejaría esa intervención? Massa, o la Cámpora? ¿Y si son los dos en equipo, no seguiría el statu quo actual? De ahí que la situación no parece muy clara más allá del impacto inicial de la elección de noviembre, ya que por más que puedan generar optimismo hacia 2023, los próximos dos años van a requerir un gobierno mucho más competente (o por lo menos proactivo), y depende de quien esté a cargo y como cambia bastante las expectativas y el rumbo”.
_ Mondino: “Más que un cambio de gabinete, lo que puede ayudar es el tipo de gabinete y de mandato político, e importantes cambios en la forma de hacer política. Para poner un ejemplo histórico, un cambio de gabinete donde se nombre un Cavallo ‘91, con mandato y con un ministerio poderoso, es muy diferente que un cambio de gabinete donde se nombre un Erman González. Le dejo al lector especular quiénes podrían ser los Erman y Cavallo de 2021”.
_ Timerman: “No creo que el mercado esté tan atento a los nombres del gabinete, pero sí a lo que pueden significar en términos de señales. Yo veo a los inversores enfocándose más en el 2023 y quien serían los candidatos que salgan fortalecidos de la elección de noviembre”.
“La Argentina tuvo un rally muy fuerte durante el 2014 y 2015 por las expectativas de cambio que se veían venir tras las elecciones de 2015. El cambio no tiene que ser cambio de frente político sino de actitud hacia la solución de los problemas económicos y la interacción de la política con los inversores”.
_ Bernal: “Me parece que es un tema más de mensaje político”.
Dadas estas calificadas opiniones y como se suele decir en economía -y en otros planos, claro está- la confianza se puede perder en muy poco tiempo, pero recuperarla puede demorar años.