Noviembre comenzó con el peso en su esplendor. Los inversores y ahorristas siguieron vendiendo divisas para obtener una mejor renta en moneda nacional
No se ven riesgos durante este mes. El fantasma puede estar en diciembre, pero creen que después de haber ganado más de 10% en dólares con los plazos fijos en pesos, pueden seguir arriesgando y aumentar la apuesta.
Para tener una idea de lo que significa esa renta, en los Estados Unidos un fondo de inversión festeja cuando su promedio de ganancias es de 7% en el año. Ellos se aferran a «siete veces siete». Este número no es casual, invertir ganancias de 7% durante 7 veces ese lapso, equivale a duplicar el capital. En la Argentina, ganaron 10% en dólares en un mes.
Por supuesto, los jugadores ante semejante renta se vuelven insaciables. Por eso del exterior, entraron algunos fondos a hacer el «carry trade» a ver si logran ganancias similares a las del mes pasado.
En tanto, el Banco Central licitó Letras de Liquidez (Leliq) y como los bancos bajaron algo sus pretensiones de tasas, adjudicó $173.744 millones que superaron en $15.565 millones a los vencimientos. Por estos títulos pagó una tasa de 69,59% anual, que fue 0,4 puntos porcentuales inferior a la de ayer.
El Central cuida los modos. Sabe que debe rehabilitar a un mercado adicto al dólar y va bajando las dosis de tasas de a poco.
Pero tampoco fue una baja a ciegas porque por la caída del Bono del Tesoro en Estados Unidos y, a pesar del repunte de Wall Street, el dólar bajó frente a las principales monedas del planeta.
La caída frente a las seis divisas más importantes fue de 0,84% y el movimiento se replicó en casi todos los mercados emergentes. De hecho, en Brasil, el dólar bajó 0,80% y la Bolsa de San Pablo aumentó 1,1 por ciento.
Mayor oferta de divisas y suba de las reservas
Este escenario potenció la oferta de dólares. En Bancos y casas de cambio el
billete retrocedió 22 centavos a $36,77. En la plaza mayorista la caída fue de 32 centavos a $35,68 y ya está a 66 centavos de la parte inferior de la banda.
El atraso cambiario es cada vez más visible y preocupa a los empresarios que tienen un horizonte de tasas elevadas y un tipo de cambio con un gravamen de $4 por dólar. En otras palabras, el cierre de ayer equivale un dólar de $31,68 para los exportadores que además deben preocuparse porque algunos productos comienzan a ser atractivos para importar.
Las reservas, a todo esto, subieron USD 265 millones. En parte porque algunos empresarios recompraron los dólares que vendieron a mayor precio hace algunos días y los depositaron en sus cuentas bancarias para mantener la posición en divisas. Además, la caída del dólar favoreció la revaluación del euro, la libra esterlina y el oro. Por eso se ganaron USD 209 millones. Los pagos al exterior fueron de apenas $ 1 millón a Brasil.
Dos buenas noticias
- Siguió la baja del petróleo, lo que le quita presión al aumento a los combustibles futura:
- El mejor clima de negocios entre Estados Unidos y China hizo que la soja subiera casi 4 por ciento.
La paridad de los bonos tuvo la fuerza esperada porque aumentaron de precio, mientras el dólar billete retrocedía. El índice de riesgo país bajó a 2,61%, a 635 puntos básicos. El Bonar 2024, el título de referencia, subió 0,11 por ciento.
En la Bolsa hubo una importante resurrección. Solo falta saber si es un rebote o una tendencia. Con negocios regulares por $755 millones, el índice Merval de las acciones líderes aumentó nada menos que 6,16%. Los bancos fueron los mayores responsables del movimiento. Grupo Financiero Galicia subió 14,65%; Supervielle y Macro, 9,85% y Francés, 7,39%. También se recuperaron las empresas de gas y electricidad. Transener avanzó 7,66 por ciento.
Los ADR’s argentinos que cotizan en dólares en Wall Street y son certificados de tenencia de acciones, prolongaron el buen momento del día anterior. Galicia 11,2%; Corporación América 8,8%; Banco Macro 8,7% y Loma Negra 8%, encabezaron el movimiento.
Por ahora son todas sonrisas con estas tasas y noviembre parece ser un mes sin turbulencias. La demanda de dólares está apagada, pero cortar un hábito de décadas va a ser difícil.
El Central tiene que saber qué respuesta vendrá por el lado del Indec sobre la inflación de octubre y averiguar cuál es el límite de tolerancia de ahorristas e inversores a una baja de tasas algo que parece que no sucederá en este año.
El mayor temor será si los que ahora apuestan al peso, se quedarán un largo tiempo o como sucedió en otras oportunidades, se irán todos juntos provocando una disparada de la divisa que los pondrá a pensar en un ajuste mayor.