La suba de tasas volcó gran cantidad de circulante a los títulos de deuda del BCRA. Y se extendió a todo el mercado financiero.
El titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, no dejó espacio para la duda: mientras la inflación siga alta, la principal herramienta contra la suba de precios será la tasa de interés. Una política que, según los especialistas, se mantendrá por lo menos durante los próximos 60 días Esto explica el retorno de una vieja bicicleta local: vender dólares, con los pesos aprovechar la tasa de las Lebac (38% en las últimas licitaciones) y garantizar el éxito comprando dólares a futuro para garantizarse la recompra de divisas sin perder ni un centavo en el camino. Los operadores financieros, así, no dejan de sumar ganancias: primero, con las ventas de dólar futuro de la anterior administración. Ahora, poniendo esos pesos en los instrumentos de deuda del BCRA.
Esta política, por otra parte, aumenta la oferta de dólares de parte de los exportadores y retrae la demanda de la divisa. Para contrarrestar esto, el Banco Central permite incrementar la compra de divisas a los importadores y autoriza el pago de buena parte de las deudas contraídas por empresas locales, así como los giros por utilidades de las filiales de multinacionales.
Sin embargo, la consecuencia no parece todo lo virtuosa que pinta. El precio del “billete” sigue buscando nuevos pisos todos los días, lo que implica un “peso fuerte” y comenzar a perder los beneficios cambiarios de la devaluación.
Adicionalmente, la suba en la tasa oficial significa un encarecimiento generalizado del crédito. Hoy, empresas de primera línea, pagadoras seriales de sus deudas, no consiguen descubierto bancario por menos del 52%, en promedio. Y las tasas de los préstamos personales o de las tarjetas trepan por encima del 70%.
La consecuencia, otra de ellas, en verdad, es que se acentúa la caída en el consumo y, consecuentemente, en los niveles de actividad y en la ocupación del sector privado. Para el mediano plazo, es decir, seis meses en la Argentina, habrá que evaluar el impacto en el balance del BCRA y en los niveles del déficit cuasifiscal. Sin embargo, la inflación no se frena. Y no hay opción para pruebas contrafácticas.
Por eso, algunos economistas desempolvaron recuerdos y se preguntan por qué no se elevan los encajes no remunerados que deben mantener los bancos. Este mecanismo permite absorber dinero sin costo para el Estado. ¿Que sube la tasa? Sí, claro. Pero la tasa igual sube. Y parece que seguirá así.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/problemas-poner-todas-fichas-tasa_0_1556244540.html