El gobierno volvió a cambiar su esquema cambiario ante la mirada escéptica del mercado. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias?
Arranca el partido para controlar los descarriados ánimos en el mundo de las finanzas. La evolución del tipo de cambio (el precio del dólar) es ya un interrogante central que llegó para quedarse entre nosotros hasta después de octubre.
El dato saliente es que, aunque pocos hayan querido presentarlo así, la semana pasada el Gobierno volvió a cambiar su esquema cambiario ante la mirada escéptica del mercado. Como dicen los filósofos, el escepticismo que acribilla la fe de ayer, prepara la fe de mañana.
La propuesta para intentar controlar la divisa se pensó en dos mitades que coinciden claramente con la velocidad a la que se espera que se liquiden los dólares del agro.
Desde ahora y hasta fines de junio, época donde se espera mayor cantidad de dólares, el Banco Central borrará las bandas cambiarias. Por un designio cuya génesis resulta aún insondable, sólo parece que persistirá en rigor una especie de “techo” para la cotización en $51,45. A partir de ese límite superior, Guido Sandleris se comprometió a vender u$s 150 millones por día a los que se sumarán u$s 60 millones diarios de las licitaciones del Tesoro.
Sin embargo, el “piso” teórico dejará de existir hasta fines de junio. ¿Por qué? Se entiende que de esa forma, sin un Banco Central que compre dólares allí abajo, el peso argentino puede apreciarse en un momento como éste.
De esa forma, refuerza argumentos para que los inversores que se vieron tentados a poner sus pesos a tasa de interés no piensen que pueden perder contra la devaluación que podría venir en los próximos meses. Si a la tasa Leliq que ronda el 68% le sumamos la extraña pero no imposible idea de una apreciación cambiaria, entonces esa apuesta es doblemente tentadora.
En la segunda mitad, desde julio hasta fines de octubre, noviembre e incluso diciembre, vuelven las bandas cambiarias pero, atención, ya no se ajustarán. Se mantendrán hasta finales de este año en valores de $ 39,75 para el piso y $ 51,45 para el techo. Se venderán hasta u$s 150 millones por día en la banda superior.
Es importante destacar que, si bien las bandas cambiarias eran la quintaesencia misma del programa del Banco Central, ahora esa “señal” ofrecida a inversores acaba de desaparecer. Dicho de otra forma: si ese artilugio servía para asegurarle al mercado que no se iba a caer en la “trampa” del dólar barato, ahora ya no está más.
Como sea, que el Banco Central haya cambiado nuevamente su línea de acción seguramente socava la credibilidad de la entidad que conduce Sandleris, un activo difícil de acumular en épocas de incertidumbre política. Sin embargo, existe un interrogante más importante que deberá responder el Gobierno a medida que pasen los días. La idea de conservar una cotización para el dólar por debajo de la “línea” de los $ 51 hasta diciembre con una tasa de interés astronómica, recesión económica y deuda creciente, habilita la percepción de que existen cada vez más riesgos financieros agazapados. Ni hablar si el riesgo país resulta difícil de domar.
Eso, sumado a la deuda creciente que acumulará el Banco Central probablemente incentivará la nada inverosímil fantasía de que una devaluación terminará licuando esa empresa o que dará luz a una especie de plan Bonex recargado.
Fuente: https://www.ambito.com/los-riesgos-agazapados-detras-del-adios-las-bandas-del-dolar-n5027524