EN LA ERA MACRI SE AMPLIÓ AÚN MÁS EL TAMAÑO DEL ESTADO Y EL DÉFICIT.
Tomando como referencia el año 2012, la cantidad de puestos en el sector aumentó hasta llegar a 3,6 millones de personas, según datos del Ministerio de Trabajo. Para otros, es aún mayor.
El teorema de Baglini postula que el grado de osadía de las propuestas de un dirigente político es inversamente proporcional a sus posibilidades de acceder al poder. El presidente Macri está a punto de convertirse en un símbolo de esta premisa. Muy crítico con el kirchnerismo por haber transformado el empleo estatal en la principal herramienta política, Macri prometió en campaña presidencial, inaugurar una nueva etapa. Sin embargo, luego de los primeros despidos a comienzos de 2016, no sólo no achicó el Estado, sino que durante su gestión lo aumentó a niveles récord. Pero en los últimos meses, y bajo una coyuntura con magro crecimiento económico, no queda duda que mientras el sector privado sigue ajustándose, el sector público marcha exactamente en sentido contrario. Que el Estado argentino gasta mucho y mal, lamentablemente no constituye una novedad. Sin embargo, en un contexto con fuerte déficit fiscal y notable endeudamiento externo, las señales que se envían desde la administración pública dejan mucho que desear. Por ejemplo, tomando como referencia el año 2012, la cantidad de empleados públicos aumentó hasta llegar a 3,6 millones de personas, según datos del Ministerio de Trabajo -Jorge Triaca- . Para el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), la cantidad de empleados públicos es mayor, y contabilizan 3,9 millones de personas en el sector público. Para tomar una referencia, ese universo de empleados públicos equivale a la población de La Pampa, Catamarca, La Rioja, San Juan, Corrientes, Tierra de Fuego, San Luis, Formosa y Santa Cruz.
Es más: si bien entre 2003 y 2015, el empleo del sector público nacional (excluye provincias y municipios) creció más de un 60%, a un ritmo anual promedio del 4%, en 2016 creció un 1%, es decir, 6000 nuevos empleados públicos. Las estimaciones de FIEL arrojan que en 2003 el sector público nacional tenía 460.000 empleados en tanto que en 2016 llegó a 739.000. Las provincias y los municipios también siguen incorporando más gente a sus filas. Sus planteles crecieron 0,9% y 2,4% respectivamente durante 2016. Según números del Ministerio de Hacienda -Nicolás Dujovne-, mientras que el empleo público creció 60% aproximadamente desde 2003, la población aumentó un 17,5% en ese período. Como el empleo público en las provincias creció un 42,5% más que la población, este escenario casi duplicó el gasto en personal: pasó del 4,3% del PBI al 9,3 por ciento. Por ejemplo, las plantillas se duplicaron en Chaco (110%), Tierra del Fuego (107%) y Jujuy (102%).
Los números asustan. El Gobierno nacional cuenta con 21 ministerios, 87 secretarías de Estado, 207 subsecretarías de Estado y 687 direcciones nacionales y generales, además de tener 122 institutos y organismos (sin contar universidades ni academias). En total las unidades administrativas ascienden a 1.124.
Según la Fundación Libertad y Progreso, cuando asumió Cristina de Kirchner en 2007, en el Gobierno había 10 ministerios. Durante sus dos períodos, elevó el número a 16 (aumentó 60%). Macri, en tan sólo 15 meses, creó cinco. La expresidente contaba con 50 secretarías de Estado al recibir la banda por parte de su marido Néstor Kirchner, y al retirarse del Gobierno en 2015 las mismas eran 70 (40%). Macri las elevó a 87. En los últimos días, el Gobierno confirmó que el Ministerio de Comunicaciones pasará bajo la órbita de la cartera de Modernización, por lo que habrá que restar uno.
El déficit fiscal tiene mucho para decir en estas cuestiones. Según los analistas, el déficit 2017 terminaría siendo el tercero más elevado de la historia, «apenas» por detrás del Rodrigazo y del «pico» de Alfonsín. Hoy el costo del empleo público, según FIEL, es de $1.452.000 millones por año, es decir, un 58,5% de la recaudación tributaria neta de Nación y provincias. Por otro lado, 5 de cada 10 pesos gastados por las provincias y municipios tienen como destino el pago de salarios estatales. El Estado nacional, por otra parte, destina el 13% de su presupuesto a salarios. Hay cuentas del gasto que crecen «cómodos» por encima de la inflación: Jubilaciones (a un ritmo del 40% interanual); gastos de capital (crecen por encima del 35%). Así es probable que la meta anual de déficit primario (4,2%) sea incumplida por 1 punto porcentual del producto; y que el déficit financiero (que incluye intereses por 2,7% del PBI) termine superando el 8% del PBI en 2017.
De todas formas, cierto es que el debate merece también otro enfoque. Más allá de los cruces sobre el tamaño adecuado del Estado, éste debe ser evaluado en forma conjunta con sus funciones y servicios. En rigor, varios reportes consignan que el crecimiento del empleo público desde 2003 también se dio en medio de una importante expansión de la estructura organizacional del Estado nacional, en muchos casos producto de un reposicionamiento en ámbitos de los cuales se había retirado años atrás, como educación, desarrollo social, salud y seguridad.
De todas formas, el cumplimiento de la meta fiscal depende, en parte, del peso del empleo público. Otro desafío complejo para el Gobierno en un año signado por la carrera electoral.