El swap del Banco Popular de China, por el equivalente a USD 19.685 millones, integra 50,3% de los activos internacionales
La otra cara de la estabilidad cambiaria en términos reales que se extendió por todo 2020 para el dólar oficial es el permanente sacrifico de reservas que efectúa el Banco Central para regular los precios. Aún con un estricto control de cambios que dificulta la demanda minorista -tope de USD 200 mensuales y una carga tributaria del 65%-, los dólares se siguen escapando del sistema financiero local, por pagos de importaciones, retiro de depósitos y cancelaciones de deuda pública y privada.
Según datos provisorios, el viernes 13 de noviembre las reservas del Banco Central alcanzaban a USD 39.101 millones, con una pérdida de USD 91 millones en el día, en su monto más bajo desde el 2 de enero de 2017.
“Claramente lo que está pasando es que a pesar de que se limitó mucho la demanda con las medidas que se tomaron sucesivamente en las semanas previas, todavía queda algo de demanda marginal -tarjeta, ahorro, etcétera-, pero no hay estímulo a la oferta, por lo que esa parte del mercado sigue muy poco dinámica”, comentó a Infobae el economista Diego Martínez Burzaco.
“¿Cómo solucionarlo? O se acelera un poco la devaluación del oficial por encima de la inflación o se bajan retenciones de una manera más firme y estable, pero para eso tiene que acompañar una baja similar o más que proporcional del gasto”, resumió Martínez Burzaco.
Esta escasez de divisas en el circuito formal naturalmente impacta en el mercado paralelo, con el ascenso del dólar libre observado a lo largo del año. Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, comentó: “Con las fronteras cerradas a raíz de la pandemia, hoy no existe una fuente de alimentación importante de la oferta de dólar paralelo como lo eran las ventas de los turistas extranjeros. Por lo tanto, tenemos un mercado con una fuerte demanda pero casi sin oferta”.
Más yuanes que dólares
Una consecuencia notoria de la salida de divisas es el rebalanceo de las tenencias de reservas internacionales, pues mientras la entidad monetaria resigna dólares en efectivo, ganan participación los préstamos o activos menos líquidos, como el oro.
Esta semana, por primera vez, el “swap” de monedas con el Banco Popular de China pasó a representar más de la mitad de las reservas que, si bien se cuentan en dólares, tienen ahora al yuan como principal referencia.
Este préstamo, por un total de 130.000 millones de yuanes equivale unos USD 19.685 millones -a un tipo de cambio 6,6039 por dólar este viernes-, un 50,3% de los activos internacionales del Central.
“Dentro de las reservas, un importante componente está formado por los swaps acordados con China, que ascienden a casi 20.000 millones de dólares. La conversión a dólares de una parte proporcionaría al Banco Central una significativa masa de intervención para serenar el mercado cambiario”, aseguró Víctor Beker.
En octubre de 2014, el BCRA negoció un crédito por un total de 70.000 millones de yuanes (entonces equivalentes a unos USD 11.475 millones). En noviembre de 2018 se amplió por otros por 60.000 millones de yuanes adicionales.
Este factor cambiario puede aportarle una volatilidad indeseada al stock de reservas, pero también puede favorecerlas, pues en poco más de cinco meses, el yuan chino se revalorizó un 8% respecto del dólar estadounidense, dinámica que se tradujo en una ganancia contable de USD 1.500 millones desde el 28 de mayo por la valorización del “swap”.
Un punto en contra es la propia naturaleza de este intercambio de monedas entre bancos centrales, por el cual el Banco Popular de China le entregó al BCRA 130.000 millones de yuanes y la entidad argentina le entregó a su par chino un monto equivalente en pesos.
Por tratarse en los hechos de un préstamo, el Banco Central lo contabiliza como reservas brutas, pero no líquidas, que son las que usa para intervenir en el mercado. De querer hacerlo, por ejemplo, para convertir los yuanes en moneda norteamericana y disponer de los mismos, el costo por apelar a esta deuda es de tasa Shibor (Shanghai Interbank Offered Rate, del 3,201% anual) más cuatro puntos porcentuales, poco más de 7% anual.
La tasa Shibor es la referencia para las operaciones interbancarias establecida por la Bolsa de Shanghái, China. Aunque es superior a la tasa que se le paga al FMI, en torno al 4% anual, su costo es muy inferior al que la Argentina debería afrontar por colocación de bonos soberanos, hoy cercana al 16% anual en dólares, según las paridades de los flamantes bonos globales emitidos con la reestructuración de deuda.
También incide en la valuación de las reservas la variación de la cotización del oro (9,3% del total, casi dos millones de onzas), pues entre las tenencias del metal precioso y el “swap” chino suman el 60% de los activos internacionales.
Poca liquidez para intervenir
Según el último balance del Banco Central, actualizado al 7 de noviembre, las reservas netas o de libre disponibilidad, que no cuentan los préstamos y los depósitos privados, quedaron cerca de los USD 7.000 millones. Y las estrictamente líquidas –excluido el oro–, apenas superan los 3.000 millones.
Los activos internacionales brutos alcanzaban USD 39.524 millones. De éstos, USD 19.682 millones correspondían al swap de monedas con el Banco Popular de China (a 6,6052 yuanes por dólar el 7 de noviembre); otros USD 452 millones, a las Asignaciones DEG (Derechos Especiales de Giro del FMI, descontada la Contrapartida de Asignaciones de DEG); USD 3.159,8 millones por el préstamo del BIS (Banco Internacional de Pagos de Basilea, descontada la Contrapartida del Uso del Tramo de Reservas), y son encajes unos USD 9.036 millones (diferencia entre depósitos privados en efectivo en moneda extranjera por USD 14.658 millones y préstamos por USD 5.622 millones).
Las reservas netas de la entidad quedaron al cierre de octubre, según el balance consolidado, en unos USD 7.194,7 millones. Si además se le descuenta las tenencias de oro (USD 3.864,4 millones), los activos utilizables para intervenir en forma inmediata en el mercado -aunque el oro requiere de una simple operación financiera en el exterior para hacerse líquido- sumaron unos USD 3.330,3 millones.