En Hacienda ratificaron que el Presupuesto no cambia, aunque admiten que podría caer más la economía. Analistas recalculan proyecciones
El estricto programa monetario anunciado como parte del acuerdo con el FMI contraerá la economía más de lo que el propio Gobierno estimó cuando se fijó como meta prioritaria alcanzar déficit 0 en 2019. El mix de una política fiscal muy contractiva sumada a un esquema monetario que le quitará liquidez al sistema con tasas altas se sumarán a los efectos que la fuerte devaluación provocó en términos de actividad y generarán un combo explosivo para lo que resta del año y el próximo.
Por lo bajo, en el Gobierno admiten que el nuevo programa monetario podría generar un crecimiento menor al previsto, pero en un escenario en el que la inflación también sería más baja, el proyecto de Presupuesto no será modificado. Ayer en una conferencia de prensa vinculada con los datos de pobreza, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, aseguró que el acuerdo «va a implicar una estabilización de la macro y salir de la crisis cambiaria». «No comparto la idea de que el programa sea profundizar la recesión. Al contrario, nos va a permitir recuperar el ritmo de crecimiento», insistió.
Para el equipo económico, este año ya está jugado. La economía caería 2,4% y la inflación rondará 45%, según el consenso de los analistas. El nuevo programa monetario arrancará en octubre, por lo que habrá un fin de año muy difícil en términos de actividad económica, con caída de la economía y alta inflación, y el año próximo deberían comenzar a verse los efectos del plan, consistente en el control de los agregados monetarios y un esquema de bandas cambiarias de intervenciones. La desaceleración en los precios empezará a verse en diciembre y a partir de enero la tendencia será a la baja, según fuentes del BCRA. También el dólar, creen en el Gobierno, tenderá a bajar. En una primera etapa, deberían entrar capitales especulativos por el atractivo de las tasas altas y un dólar que se va a mover dentro de una banda, y a partir de 2019, si el programa funciona, las tasas deberían empezar a bajar, aseguran los funcionarios.
Entre los economistas, hay un consenso de que este programa económico será fuertemente contractivo y coinciden con el Gobierno de que en 2019 la actividad caerá más de lo previsto, con menos inflación. Incluso, si bien todavía no lo formalizaron, algunas consultoras ya están evaluando modificar sus metas para el año próximo. Guido Lorenzo, de ACM Consultores, planteó que «este año ya está jugado», que «la estabilidad cambiaria va a compensar cualquier efecto de la suba de tasas» y que «los efectos más importantes de la decisión de no hacer crecer la base monetaria se sentirán en 2019». Según remarcó, «el consumo puede ser reactivo a la falta de liquidez y a la tasa de interés alta; la inversión tarda en reaccionar. La incógnita es cuánto tarda en hacer efecto sobre los precios».
«Si el mercado opera con tasas de 60% y congelan la base monetaria, fuerzan a los bancos a cancelar inmediatamente todos los créditos a empresas, ya que no hay posibilidad de refinanciación. Eso sería una recesión fabulosa», planteó el economista Carlos Rodríguez en su cuenta de twitter. «Del gradualismo, pasamos a un shock super extremo. Sería suicida», agregó en una charla con este diario.
Federico Furiase, de EcoGo, confirmó que es probable que bajen la estimación de crecimiento para 2019, ya que «la apuesta es a controlar el dólar con un programa monetario muy restrictivo que ahoga la capacidad prestable de los bancos». «Es un plan muy recesivo en el corto plazo, pero una vez que se estabilice la demanda de pesos, pueden dar aire bajando encajes».
Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, coincidió en que «se vienen varios meses malos, con iliquidez y tasas altas». «Pero en la medida en que se estabilicen expectativas y la recuperación de la demanda de pesos nos lleve al piso de la banda, esa iliquidez se irá revirtiendo y comenzará a recuperarse la actividad», agregó el analista.