El nuevo titular de la AFIP asume el martes. El próximo recaudador recorrió durante un mes los despachos más importantes de “La Casa”, como se conoce el organismo. Mantendrá, al menos en una primera etapa, al equipo de Alberto Abad.
Hacer que sean menos los monotributistas y más los autónomos, buscando que Ganancias sea el impuesto que más evolucione en los próximos años como fuente de recursos. Esto mientras se avanza en una profunda y certera reformulación de Ingresos Brutos. Así piensa avanzar el flamante titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Leandro Cuccioli, cuando desde el martes formalmente, comience su gestión como responsable del organismo recaudador.
Joven. Muy inteligente. Absoluto perfil financiero. Poco conocimiento de impuestos. Pero mucha voluntad y absoluta fidelidad al proyecto. Una alta fuente del Gobierno presentaba de esta forma la llegada de Leandro Cuccioli a las grandes ligas del macrismo. Desde el 31 de marzo este especialista en mercados de capitales y gestiones financieras internacionales, pasará a dirigir una de las áreas más difíciles de cualquier gestión que quiera ser exitosa y comenzará a ser el hombre que deberá proveer el dinero para que el Gobierno de Mauricio Macri pueda hacer una buena gestión. Lo que Cuccioli no consiga, deberá ser provisto por el ministro de Finanzas Luis Caputo, su antiguo jefe.
Cuccioli invirtió todo marzo en recorrer «La Casa», como se la designa a la AFIP dentro del organismo; reuniéndose con todos los funcionarios que acompañaron a Alberto Abad, y que, se supone, continuarán al menos en una primera y larga etapa al nuevo recaudador. Desde la primer semana del mes, cuando se ya blanqueó que ocuparía el sillón mayor de la AFIP, Cuccioli se dedicó a recorrer despachos con una sonrisa y amabilidad y demostrando mucho entusiasmo en el futuro. En cada encuentro preguntó más de lo que mostró que sería su gestión, y prometió en cada reunión apoyo para «modernizar» cada área que visitó. Por ahora, en conversaciones internas que sostienen los futuros colaboradores de Cuccioli en los pasillos del edificio del ex Banco Hipotecario donde la AFIP tiene su sede, la impresión es buena y se le reconoce voluntad, dinámica y juventud. Y que sabe escuchar. Esto es fundamental para que, según se juramentaron entre todos; darle apoyo al próximo recaudador y continuar en la mayoría de los casos en sus puestos. Así, al menos por ahora, seguirán en sus cargos el director de la DGI, Horacio Castagnola; los subdirectores de Fiscalización, Marcelo Costa de Recaudación y Sebastián Paladino, de Servicios al Contribuyente, Sergio Rufail y de Asuntos Jurídicos, Eliseo Devoto. Sabe Cuccioli que esta situación será la llave para el primer gran desafío que tendrá para que su gestión sea exitosa. En «La Casa trabajan unos 23.000 empleados, en su mayoría de un alto perfil técnico y profesional y donde el desconocimiento y la falta de dominio se pueden pagar caro. Estas personas tienen que manejar a unos 4 millones de contribuyentes, siempre enojados por la altísima presión impositiva que se sufre en Argentina.
En los encuentros con sus colaboradores, y aunque se dedicó más a preguntar y observar que a dar líneas de su gestión, hubo un dato que Cuccioli sí dejó en claro. Según el próximo administrador federal, existen muchos monotributistas y pocos autónomos en relación a la facturación que se registra en el sistema impositivo. Su impresión es que debería haber un traspaso del primer grupo al segundo. Incluso habló en algún encuentro privado, que el mismo conoce profesionales dedicados a los servicios (abogados, contadores, escribanos, médicos, etc) que se vanagloriaban en ser monotributistas cuando su nivel de facturación es muy superior a los límites que impone el régimen para pequeños contribuyentes. Las conclusiones, aclara, parten más de reflexiones de hombre común que de un tributarista; pero, en general, fueron bien recibidas por sus interlocutores de turno.
El hecho de no provenir del mundo de los impuestos (ni desde la AFIP ni desde las huestes de los grandes estudios contables del país), es una preocupación y un alerta. Pero nada que determine un inevitable destino en su función. Se recordaba este fin de semana en varios encuentros de titulares de estudios contables, que ni Carlos Silvani (creador de la AFIP como organismo) ni Alberto Abad eran recaudadores, y que fueron avanzando y convenciendo a «La Casa» a medida que transcurría su gestión. Se aseguraba que para que tenga éxito en su gestión, deberá demostrar ser un buen administrador, aprender rápidamente sobre cómo se recaudan los impuestos «in situ» y saber apoyarse en los funcionarios adecuados. El ejemplo más cercano que tendrá Cuccioli es el propio Abad, que llegó a comienzos del 2002 a la AFIP, sin ser tributarista ni experto en impuestos, y que a los pocos meses demostró habilidad e inteligencia y ser un muy buen estratega en tiempos de tormentas.