Ya hay contactos entre los grupos. El oficialismo explicó el paquete lanzado ayer y las restricciones impuestas por el FMI.
Para los economistas de ambos bandos de la grieta, también comenzó ayer un proceso de diálogo, se supone, constructivo. Desde el Gobierno recibieron ayer un guiño importante en la nueva etapa de acercamiento que se inició con el albertismo. Para varios de los economistas que acompañan al vencedor de las PASO, el dólar al nivel actual llegó al equilibrio. O incluso podría estar (cotizando por arriba de 60), algo sobreactuado. Y, en consecuencia, ya no habrá declaraciones ni desde los asesores ni desde el propio Alberto Fernández, reclamando por un valor del dólar retrasado. Lo único que se pedirá, es que se actualice en el período preelectoral, según la evolución de la inflación. Y que haya conversaciones cuando se elaboren medidas importantes, como el paquete presentado ayer. Ya están detectados al menos tres puentes entre referentes económicos de ambos lados, que prometieron contactos permanentes y diarios. El pacto de caballeros al que llegaron fue simple: no será desde estos costados donde no se ayude a la garantizar la gobernabilidad.
Los delegados coincidieron en un punto básico: a nadie le sirve a esta altura el desmadre económico y financiero de las últimas horas. Y, el albertismo, necesitaba que se inicie un ajuste cambiario y financiero; pero no recibir en su momento un país con sus mercados en llamas y descapitalizado.
Desde el Gobierno se explicó el paquete económico presentado ayer, con una primicia para los interlocutores de la oposición: el plan de reconquista para la clase media que anunció Mauricio Macri ayer por la mañana, era mucho más ambicioso, e incluía una suba del mínimo no imponible de Ganancias cercano a los 70.000 pesos para los solteros y 100.000 para los casados. Sin embargo, una conversación directa desde el palacio de Hacienda con Washington, abortó la misión. Se contó que los técnicos del FMI, que en semanas visitarán el país en la tercera misión del año, vetaron cualquier tipo de reducción fuerte del programa de búsqueda del superávit fiscal; y le recordaron a los interlocutores telefónicos una realidad dura: la recaudación está hoy levemente por debajo de la inflación; tendencia que debe recortarse, no profundizarse, si se quiere mantener vigente el stand by firmado en septiembre del año pasado. Se comentó además que hubo coincidencias con el FMI, en que el financiamiento del paquete está garantizado con las nuevas condiciones cambiarias, y que no habrá necesidad de ajustes paralelos. La explicación que se dio a Washington, también se utilizó para los interlocutores albertistas; quienes avalaron la fórmula.
Para los albertistas se reconoce una realidad: el ajuste cambiario ya podría estar hecho y habrá que agradecerle al macrismo en estas últimas tres jornadas la decisión de dejar correr el dólar y buscar un punto de equilibrio lejano a los 45 pesos de cotización del viernes pasado. Ahora vendrá una etapa clave en el camino de los referentes económicos y financieros de la oposición hacia el poder, si es que se validan en octubre los resultados del domingo pasado. Comenzarán a tomar contacto con referentes máximos el sistema financieros y el “Círculo Rojo”. En realidad lo hay desde hace tiempo. De hecho, Alberto Fernández era desde comienzos del 2019, el referente que había designado Cristina de Kirchner, junto con Axel Kicillof (cuando aún era la principal candidata a presidenta por la oposición), para que tomen contacto con los actores del sector privado que lo soliciten. Así, Fernández habló con grandes operadores como Morgan Stanley o el fondo Templeton. Luego de su designación como candidato a jefe de Estado, Fernández volvió a reunirse con fuertes agentes del sistema financiero; para luego delegar en sus referentes económicos cercanos la tarea al ritmo de la aceleración de la campaña. Así transcurrieron los días, hasta que la relación se rompió. Fue el viernes pasado, antes de las elecciones, cuando desde el albertismo económico se conocieron las ya famosas tres encuestas que consultoras presentaban a sus clientes y operadores invitados; donde se mostraba al macrismo cerca de empatar la elección; dato que luego provocó una fiesta en los mercados que incluyó una suba de 8% en la Bolsa. Luego de los resultados del domingo, y antes de la apertura de los mercados, lo que había desde el albertismo era algo de bronca por la actitud. Uno de los máximos referentes del sector afirmaba ese lunes temprano que los operadores que había comprado esos datos del viernes, “se revolvieron solos. Sobre todo en Wall Street donde se gastaron fortunas en encuestas que los llevaron a posicionarse mal. Ahora hay que esperar que se asiente la polvareda”. La intención del grupo de economistas, era la de esperar a que el mercado digiera los resultados; y que, desde el Gobierno, se mostrara la actitud que se tendría ante una segura presión sobre el dólar. La intención primaria era la de mantener la actitud por algunas jornadas (o semanas más), sin mostrar cartas económicas fuertes sobre la mesa. Sin embargo, el diálogo (aparentemente fructífero) de ayer cambió la actitud.