En el último mes las acciones avanzaron un 16% en dólares. El tipo de cambio se estabilizó, junto con una moderada baja de tasas. También cedió el Riesgo País
Los indicadores financieros son un termómetro para analizar lo que ocurre en la economía real y, de manera marginal, en la política. Los precios de los activos sintetizan mucha información local y del exterior y, por eso, pueden ayudar a anticipar el escenario económico para los próximos meses.
En la ganancia bursátil producida en el último mes los analistas advierten que la etapa de baja de los precios de acciones y bonos empezó a quedar atrás y que los activos desde ahora le pueden ganar la carrera al dólar.
Los informes económicos coinciden en que la actividad no tendrá una inmediata recuperación, pero sí habría dejado de caer. En 2019 la economía argentina sumará dos años seguidos con baja del PBI, un hecho que no se producía desde 2002, cuando la crisis de la convertibilidad completó cuatro años seguidos de baja de la actividad.
Jorge Fedio, analista técnico de Clave Bursátil, comentó a Infobae que «la reciente mejora en los precios no la atribuyo mucho a un piso en la caída de actividad, porque eso está medio ‘verde’; sí se lo aplico al dólar, porque no puede estar subiendo ilimitadamente. Es una cuestión que preocupa a los políticos porque afecta al humor social, y los activos financieros le empiezan a ganar a la suba del dólar».
A esta altura del año hay varios datos financieros que convergen en la percepción de un piso de la recesión y un techo de la inflación. ¿Cómo debe interpretarse? Que la recuperación será lenta, pero los datos negativos tenderán a atenuarse mes a mes. E, igualmente, la inflación seguirá alta, pero con una paulatina reducción en la comparación interanual a partir de mitad de año.
La reacción en las valuaciones reflejó esas expectativas. En las últimas cuatro semanas, a partir del 26 de abril, las acciones argentinas suben un 16% en dólares y 15% en pesos. Hace un mes, el panel líder S&P Merval de la Bolsa local tocó su mínimo valor en dólares desde agosto de 2013.
«En mayo estamos subiendo un 16% y EEUU está cayendo 4%. Para ellos el mes de mayo es venta y para nosotros es salida, por dos fundamentos: la reacción en el año electoral y el horizonte de la recesión. Es que con el piso de cotizaciones se convalidó que estamos en una crisis, nadie lo niega, comparable a la de 2008-2009 -entonces motivada desde el exterior, la crisis ‘sub prime’ en los EEUU-, pero no estalló la economía como quedó registrado en el inconsciente con el desplome total de 2001″.
Hace un mes también se registró un récord para el dólar, que en la City porteña se operó a $46,90 para la venta minorista en promedio, y a $45,97 en la plaza mayorista. Un reporte de Quantum Finanzas subrayó que entre el 29 de abril y el 22 de mayo el peso argentino tuvo una apreciación del 2,1% contra el promedio simple de una canasta de monedas como el real brasileño, el peso chileno, el dólar estadounidense, el peso mexicano y el peso uruguayo.
No obstante, Analytica observó que «la tendencia, que caracteriza el comportamiento estilizado del dólar minorista, chocará con el techo de la banda justo entre el cierre de listas y las PASO, una vez finalizado el período de liquidación de la cosecha gruesa de soja y con altos vencimientos de LETEs en dólares».
Jorge Fedio expresó que «lo que quieren construir los políticos en tiempos electorales es bajar esa ansiedad social y para eso es central estabilizar el tipo de cambio. A la suba de las acciones la veo consistente, porque hay que recordar que desde los máximos en dólares –a comienzos de 2018- el mercado se cayó un 65%. Y en pesos también se cayó bastante».
En cuanto a los bonos soberanos, la mejora de precios fue mucho más acotada, mientras que para el Riesgo País argentino hubo un moderado descenso después de haber superado los 1.000 puntos básicos a fines de abril.
Otro flanco es el de las tasas de interés, al tomar la referencia de política monetaria de las Letras de Liquidez (Leliq) del Banco Central, acusaron una serie de 15 bajas en las últimas 16 ruedas, desde el 2 de mayo.
En esa fecha la tasa de corte de las Leliq alcanzó su máximo de 74,069% desde la irrupción de este instrumento de deuda exclusivo para bancos, con la llegada de Guido Sandleris a la presidencia del BCRA, en septiembre pasado.
«Las bolsas, cuando hay crisis y ya olfatean que no hay negocio para abajo, lo empiezan a hacer para arriba. De las crisis se sale para arriba», definió Fedio. «El tiempo electoral entra a jugar. Si la Bolsa sube, anticipa un triunfo del oficialismo. Si bien no es concluyente ni absoluto, la Bolsa es repercusión, es caja de resonancia financiera. No es política, pero todo lo político lo afecta y responde con precios», agregó.
La volatilidad seguirá presenta
El calendario electoral y las noticias del exterior prometen aportar una volatilidad extra para las cifras financieras locales.
«Claramente ingresamos ya a una etapa en que las expectativas pasan a depender en mayor medida del efecto del impacto de las propuestas de los precandidatos de cada partido. Como en otras oportunidades, se exacerbará la interacción entre economía y campañas políticas. Y en esta elección eso se presentará sobre una base de credibilidad y confianza bastante más débil», consideró Héctor Rubini, economista del Instituto de Investigación de la USAL.
«El sostenimiento de la recuperación mensual de la actividad se deberá gestionar en el marco de un nivel menor de incertidumbre que apuntale las decisiones de inversión a lo largo de la estructura productiva», puntualizó Martín Calveira, economista del IAE de la Universidad Austral.
Aún atenta contra la estabilización económica una inflación en el umbral del 56% anual, la más alta en 27 años, desde enero de 1992, cuando marcó un 76% en el acumulado de doce meses. Aunque difícilmente quiebre un piso de 40% este año, podría desacelerar en forma consistente partir de junio, acompañada por el congelamiento de tarifas y un tipo de cambio con alza moderada.
Además incidirán las novedades del exterior, como la «guerra comercial» entre EEUU y China, evolución de los precios de las materias primas y monedas emergentes y el ritmo de actividad en Brasil. El desempeño de los activos locales no podrá escapar de la alta exposición a estos acontecimientos, por la debilidad de la macroeconomía doméstica.