Los pasivos remunerados del BCRA se acercan a los $12 billones, unos USD 60.000 millones al tipo de cambio oficial. Los riesgos de la emisión endógena y de inflación reprimida
La inflación comenzó con una importante aceleración en 2023. El 6% informado por el Indec para enero mostró un crecimiento de más de dos puntos porcentuales respecto del 3,9% de igual mes del año previo y todo indica que los precios se van a estacionar en un ritmo del 100% anual, lejos del objetivo oficial de un 60% para todo el año plasmado en el Presupuesto y que el ministro Sergio Massa ratificó en la última semana.
Con esa tendencia, se activó el debate entre los economistas acerca de la necesidad de una suba de la tasa de interés de referencia, la que establece el Banco Central y que luego se transmite a todas las franjas del sistema financiero.
Hoy la tasa de las Letras de Liquidez (Leliq), el principal instrumento de absorción monetaria del Banco Central alcanza el 75% nominal anual, que se amplía a 107,35% de tasa efectiva anual con la reinversión mes a mes de los rendimientos.
La fragilidad de la economía, que obliga al Estado a financiar su déficit fiscal con las pocas alternativas a su alcance, y el sostenido gasto público previsto por la inminencia de las elecciones, volverá a demandar un vertiginoso ritmo de emisión al BCRA, ya sean pesos contantes y sonantes como títulos de deuda “cuasi fiscal”.
Un informe de GMA Capital destacó que “en lo que se refiere al financiamiento monetario del déficit, aun suponiendo que se cumplan las metas (déficit primario de 1,9% del PBI y financiamiento directo del BCRA de 0,6% del PBI), el Central seguirá teniendo mayor protagonismo, tal como sucedió el año pasado. Vale recordar que en las licitaciones de 2022 el financiamiento neto ascendió a $2,4 billones. Sin embargo, con las intervenciones que la autoridad monetaria realizó en el mercado secundario, la emisión neta para compra de títulos alcanzó los $1,9 billones”.
“Por lo tanto, no creemos que dicha dinámica vaya a revertirse a lo largo de este año. En lo que va del 2023 el Tesoro consiguió $326.000 millones de financiamiento neto, mientras que las compras del BCRA en el mercado secundario acumularon $141.000 millones. Con el pasar de los meses creemos que el apetito por instrumentos en pesos se irá reduciendo (ante la incertidumbre de cara a 2024). Y a medida que ello suceda, la presencia del Banco Central será aún mayor”, agregó el informe de GMA Capital.
Esta “bomba” de pesos es probablemente la materia pendiente de resolver más compleja que recibirá un próximo Gobierno a partir de diciembre. Los títulos de deuda que emite el BCRA superaron los 11,7 billones de pesos al 16 de febrero. Son unos USD 60.778 millones al tipo de cambio oficial o más del 10% del PBI.
Los expertos de GMA Capital precisaron que “la cuenta de intereses del Banco Central es por lejos el mayor factor de emisión de pesos, y es completamente endógeno. Como el stock de Leliq y Pases ya supera $11 billones, la factura de intereses en el último mes totalizó $702.300 millones. Y en el acumulado de los doce meses, el déficit cuasifiscal ya ascendió a 4,85% del PBI”.
Es decir, representa un rojo de casi 5% del PBI solamente para retener los pesos absorbidos, principalmente los plazos fijos de los bancos, y que éstos no se vuelquen a la demanda de dólares, bienes y servicios, conducta que llevaría inevitablemente a una hiperinflación, alertan los economistas.
El economista y asesor de negocios Salvador Di Stefano comentó que “necesitaríamos a un mago que en lugar de sacar conejos de la galera saque pesos del mercado”, debido a que “este mercado esta empachado de pesos, a tal punto que la gente no los desea, quiere sacárselos de encima, y cuando los recibe los convierte en mercadería, incrementa la demanda de bienes y servicios que tienen una oferta baja, y los precios ajustan a la suba.
Un informe del Grupo IEB (Invertir en Bolsa) puntualizó que “se ve al Gobierno dispuesto a sostener la deuda en pesos aún con el costo de una inflación más elevada. En última instancia terminará con gran parte de la deuda en pesos en manos públicas. Otro cantar son los pasivos remunerados, cuya solución final presenta un verdadero desafío; aunque es evidente que no será este gobierno quien se encargue de ella”.
Varias fuentes de emisión
La emisión de pesos se va a sostener en niveles altos a lo largo del año por el efecto endógeno relacionad con los intereses que devenga la deuda que emite el BCRA, la compra de dólares en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para cumplir con la meta de reservas netas del acuerdo con el FMI y también la compra de bonos a manos de la entidad monetaria para sostener las paridades de los títulos en pesos.
La emisión de pesos no solo responde a los giros efectuados por el BCRA al Tesoro como adelantos transitorios. Desde Portfolio Personal Inversiones calcularon que debido a “la meta de reservas con este esquema, el costo monetario sería una expansión de al menos 0,6% del PBI en marzo. Este factor se sumaría a las intervenciones del BCRA en el mercado de deuda en pesos, que sólo en un mes ‘tranquilo’ como enero fueron 0,1% del PBI, pero que podrían ser mayores en caso de estresarse el mercado, y un déficit cuasifiscal, que es función de estos dos motores, llegando en enero al récord histórico de 0,6% del PBI. En resumen, si hay algo que está garantizado este año es la emisión monetaria por diversas vías y, en consecuencia, que la inflación no bajará, aunque las expresiones de deseo del oficialismo sigan situándola en 60 por ciento”.