El Secretario de Comercio presiona a las grandes empresas para que inviertan en el bono energético del blanqueo. Quiere que el papel le permita a las compañías liquidar las divisas a un tipo de cambio más alto que el oficial y así fomentar inversiones, hoy trabadas por el cepo cambiario.
Guillermo Moreno apuesta al bono energético del blanqueo para convertirlo en un mecanismo para entrar divisas de forma similar a la del “contado con liqui”, que permitiría vender las divisas a un valor de $7 u $8 y así motivar a las empresas a que vuelvan a invertir en el país.
Es que desde que el gobierno puso el cepo al dólar, bloqueando la salida de capitales y prohibiendo la compra de divisas para el ahorro, las empresas redujeron al mínimo la entrada de billetes verdes para inversión.
El problema que ven las grandes compañías es sencillo: si quieren invertir en el país, deben liquidar las divisas al tipo de cambio oficial, mientras que los costos operativos por lo general se mueven al ritmo del dólar blue, cuya cotización está un 60% arriba. Y para colmo, el Banco Central restringió al máximo el giro de utilidades al exterior.
El Secretario de Comercio quiere utilizar al Bono Argentino para el Desarrollo (Baade) como un instrumento por el cual las empresas puedan liquidar los dólares a un tipo de cambio ubicado entre los $5,80 que paga el oficial y los más de $9 a los que se compra en las cuevas. Poco le importa que el objetivo inicial de “blanquear” plata negra quede en un completo segundo plano.
El mecanismo pensado es el siguiente: las empresas traen los dólares de afuera y con ello lo invierten en el bono del gobierno. Luego venden esos bonos en el mercado secundario, donde tendrá una quita nominal, pero podrán conseguir cambiar las divisas por un valor de entre $7 y $8, según proyectan los economistas.
Desde ya, la idea tiene algunos prerrequisitos que no son fáciles de resolver. El gobierno deberá reglamentar un mercado secundario para el Baade como hizo con el Cedin –pero que hasta el momento no funcionó-. Hoy La Nación publicó que las empresas del agro le pidieron que genere un mercado secundario de los Baade, como el que existe para los Cedines, "porque no pueden pretender que nos quedemos con el bono los tres años de duración".
Hasta ahora se suscribieron solamente U$S15 millones en el bono energético, que no alcanzan para crearlo. Con montos cercanos a los U$S500 millones, como vienen barajando las cerealeras o los Bulgheroni, ya sería una cifra suficiente para armarlo.
Pero también hay otro problema con la iniciativa, que surge de las autorizaciones específicas para cada inversión. Por el momento, los empresarios con los que viene hablando Moreno desconfían de la movida por lo rebuscada y la cantidad de requisitos con los que debe cumplir. Las cerealeras, por caso, le pidieron a Moreno que antes le den la plata en concepto de prefinanciación de exportaciones y "calzarlas" en Baade. Pero en el Banco Central resisten la idea por cuestiones técnicas y legales.
De hecho, el anuncio de Bulgheroni de que invertiría U$S500 millones fue más una promesa que otra cosa. Ayer el empresario se mostró cauteloso por las inversiones de hidrocarburos no convenionales en la Formación Vaca Muerta.
El mercado secundario
“El gobierno tendría que autorizar caso por caso a hacer estas inversiones”, comentó a LPO el economista Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres y Asociados.
El Baade tendría características similares a las de cualquier otro bono que paga en dólares como el Boden 2015, que paga un dólar a $9.
“Actualmente las empresas compran estos bonos y los venden a pesos antes de que venzan, porque si se quedan con los dólares tienen que liquidarlos en el mercado oficial”, explicó a este portal el economista Andrés Méndez, sobre la operativa de las empresas.
El director de la consultora AMF advirtió que, de lanzarse al mercado, el Boden tendrá en su primera salida una quita y por eso dará un dólar de 7, pero que, a partir de ahí, podría cotizarse ya como cualquier otro bono nominado en dólares, más cerca de los $9.
En ese sentido, el Baade rinde un 4%, pero de cotizar en el mercado secundario la tasa podría subir hasta a un 11%.
La operatoria sería similar a la que hacen los inversores para ingresar dólares vía el contado con liquidación: comprar un bono en dólares en el exterior que después venden en el mercado local, dando así un tipo de cambio implícito de nueve pesos.
Pero el “contado con liqui” no es una vía posible para los grandes inversores, como los que quiere traer Moreno. Esa operatoria funciona para montos mucho más reducidos comparados con los que hablan ahora los empresarios para colocar en el Baade, porque de otra manera despertaría sospechas.
“Sería algo más racional que el esquema actual, que castiga a la empresa que ingrese dólares. Va a ser como desdoblar el tipo de cambio”, aseguró Spotorno. “Puede llegar a traer inversiones moderadas”, sostuvo.
Además, un tipo de cambio más alto le permitiría reducir los costos de las inversiones, acotó, un factor que dejó rezagada a la Argentina frente a otros países con un PBI similar.
Spotorno recordó que en Venezuela sucedió un caso similar hace algunos años, cuando el gobierno controló todas las operaciones del contado con liquidación.
El “dólar inversor” de Moreno
Si Moreno consigue tener éxito, habrá creado por esta vía un dólar específico para las empresas que quieran invertir en el país. De cumplirse, será un paso más en el desdoblamiento en los hechos que rige actualmente (con retenciones para el agro, un dólar turista, y un dólar para el ahorro que se consigue solamente en las cuevas) pero que Cristina no se anima a formalizar por la mala impresión que genera un mercado desdoblado.
La primera señal de que el planteo del cepo era inconsistente fue el conflicto con Vale. La minera brasileña se quejó porque sus costos internos subían al ritmo del dólar blue, pero las divisas que traía eran liquidadas a tipo de cambio oficial. Vale negoció una quita de impuestos que le permitía compensar la diferencia entre las cotizaciones.
El gobierno tardó en darse cuenta que el caso de Vale no era un capricho sino un fenómeno relacionado con la macro. Las empresas extranjeras dejaron de poner plata en el país, por lo que las filiales se mantienen con lo que ganen en el mercado interno, reduciendo sus inversiones a los ingresos que consiguen por operar en el país. De ahí que la magnitud de las inversiones se haya reducido drásticamente, y las inauguraciones industriales de magnitud ya son cosa del pasado.