Los activos en pesos ajustados por inflación le sacan ventaja al resto de las inversiones. La reestructuración de la deuda pública argentina no fue suficiente para revertir el escenario económico. Inflación versus dólares, ¿una pelea con el mismo resultado?
Por Salvador Di Stéfano
El 31 de agosto de 2020 lográbamos reestructurar la deuda privada argentina, los bonos tuvieron una quita en valor presente y quedaron valuados en torno de u$s54 en el mercado. A la distancia, la reestructuración de la deuda dejó un nuevo quebranto a los tenedores de bonos, ya que en promedio hoy están valuados en u$s35. El país no consiguió financiamiento genuino y no se calmaron las expectativas de devaluación.
Al 31 de agosto de 2020 el dólar oficial valía $74,18 y el dólar blue $138, al mes de julio la devaluación del peso a valores oficiales fue del 30,3%, y en blue del 31,9%. La inflación en dicho período fue del 46,2% aproximadamente. Este atraso en el tipo de cambio se logró gracias a la fuerte intervención del Estado en los mercados.
Las reservas se ubicaban en u$s 42.842 millones y a fines de julio en u$s42.582 millones, una diferencia negativa mínima, pero una muestra cabal que no lograron crecer. Los pasivos monetarios del Banco Central se ubicaban en $4.751.813 millones, y a fines de julio en $6.660.421 millones. El Estado se siguió financiando vía emisión de pesos del Banco Central, postergando el problema devaluatorio para más adelante. Está clarísimo que la restructuración de la deuda no cambió en nada la forma de financiamiento del presupuesto argentino. La emisión siguió brillando en el escenario económico.
Desde el 31 de agosto de 2020 a la fecha no se logró avanzar en un acuerdo con el FMI, por ende, no se despejaron las expectativas de cesación de pagos a futuro, ya que el Gobierno no logra vertebrar una reestructuración que a prima facie, lucia más fácil que la deuda con privados.
Los inversores que compraron bonos argentinos tuvieron que enfrentar fuertes pérdidas, el Estado manipuló los bonos tratando de controlar la evolución de los dólares alternativos, y la deuda pública mostró un incremento de u$s14.053 millones entre agosto de 2020 y junio del 2021.
La reestructuración de la deuda pública era una condición necesaria pero no suficiente para que Argentina saliera de la crisis económica que atraviesa. Falta vocación por terminar de resolver la deuda con el FMI, y una política de incentivos fiscales a nuevas inversiones. La inversión extranjera directa desde agosto de 2020 a junio de 2021 ascendió a u$s621 millones, una miseria.
Como conclusión, los bonos no generaron rentabilidad alguna, no llegó financiamiento genuino, no fue el primer paso para acordar con el FMI, los capitales no vinieron, la deuda aumentó y Argentina no logró una recuperación económica consistente.
Cómo quedaron los bonos
Los bonos con vencimiento en el 2030 comienzan a pagar amortización en el mes de julio del 2024, hasta dicho momento pagan tasas extremadamente bajas que los hacen escasamente atractivos. En bolsa vale u$s35,40 y su tasa de retorno es del 21,4% anual, un bono de tesorería americano durante 10 años rinde el 13,4%, por ende, se necesitarían 17 años para igualar el rendimiento de un año del bono argentino.
Los bonos con vencimiento en el 2035 comienzan a pagar amortización en el mes de enero del 2031, hasta esa fecha las tasas son poco atractivas: en el 2022 1,12% anual, en el 2023 el 1,5% anual, en el 2024 el 3,62% anual, en el 2025 el 4,12% anual, en bolsa vale u$s33. Sería atractivo si Argentina no sería sospechosa de default, su tasa de retorno es del 17,5% anual.
Estos son los dos bonos más populares, los bonos que vencen en el 2038 y 2041 tienen una tasa de retorno del 18,4% y 15,6% anual respectivamente.
Se entregó en el canje un bono con vencimiento en el 2029 en reconocimiento de los intereses no pagados, este bono vale en bolsa u$s36,2 y tiene una tasa de retorno del 22,5% anual, comienza a pagar amortización en enero del 2025.
En conclusión, estos bonos carecen de atractivo, ya que tienen flujos de fondos muy amarretes a corto plazo, es una inversión pensando en la capitalización del bono, y son altamente manipulados por el Estado para controlar el precio de los dólares alternativos. Argentina no logra convencer al mercado que no caerá en cesación de pagos en los próximos 5 años.
El índice Merval al 31 de agosto del 2020 cotizaba a 45.075 puntos que equivalía a u$s326,6 medido a dólar blue, en la actualidad el índice Merval se ubica en 66.005 puntos, que implica una suba del 46,4%, medido en dólar blue se ubica en u$s362,7 que implica una suba del 11,1%.
La mejor inversión en este período de tiempo en Argentina fue hacer un plazo fijo ajustado por inflación, ya que en el período bajo análisis la inflación fue del 46,2% y la suba del dólar blue del 31,9%, dejando una suba en dólares del 14,3%.
Resulta una paradoja que en Argentina la mejor inversión es la inflación, producto de que la crea el propio Estado vía emisión de moneda sin respaldo y posterior absorción de fondos. Pero lo más interesantes es que el propio Estado lleva adelante artilugios de venta de dólares para retrasar el tipo de cambio, ya sea oficial o alternativo, y hace que esta inversión también gane en términos de dólares.
En este contexto nace una competencia que es inflación versus dólares, en ambos casos la mano del Estado incide en el resultado final, esto no favorece a la producción. Es una máquina de generar pobres, pero puede ser bien aprovechado por la especulación para sacar jugosas ganancias en dólares.
Fuente: https://www.ambito.com/opiniones/bonos/nace-una-competencia-dos-pesos-pesados-la-economia-n5247783