La neuroeconomía es una nueva área de las neurociencias que estudia las bases neurales de los procesos cognitivos y emocionales involucrados en la toma de decisiones económicas.
El objetivo de esta rama radica en dar respuesta a los interrogantes sobre el funcionamiento del cerebro al comparar valores, durante el proceso de toma de decisiones. Esto se realiza actualmente en laboratorios donde se estudian las bases neuronales de la toma de decisiones económicas mediante la técnica de Resonancia Magnética Funcional.
Este nuevo abordaje multidisciplinario con sectores como la neurología, la sociología, la psicología y la economía, entre otros, permiten a las ciencias económicas expandir sus límites hacia nuevos horizontes de conocimiento.
En este artículo intentaremos dar respuesta a un interrogante quizá dado por resuelto antes de tiempo.
¿Las decisiones económicas y/o financieras son siempre racionales?
Algunas de las claves del funcionamiento de la economía a escala mundial (y también por qué no, a escala particular) se esconden en el cerebro. Contrariamente a la teoría, el ser humano no actúa siguiendo las leyes de la economía: las decisiones financieras no se basan únicamente en la “razón”, sino que habitualmente intervienen los sentimientos y las intuiciones. La neuroeconomía observa el funcionamiento del cerebro cuando evaluamos decisiones, categorizamos riesgos y recompensas, e interaccionamos con otros agentes económicos. Como comentáramos en la introducción, el método consiste en estudiar el cerebro humano mientras se toman decisiones de carácter económico, y en expresar los descubrimientos en forma de ecuaciones susceptibles de ser utilizadas por profesionales en ciencias económicas.
Es de destacar que este es un campo de estudio aún muy incipiente, sin embargo, podemos afirmar, que el proceso que dicta la mayoría de nuestras decisiones se rige por una competencia entre áreas más cognitivas de la corteza encefálica versus áreas cerebrales que rigen las emociones. Es decir que, “…al tomar decisiones a menudo nos guiamos por claves emocionales que nos orientan, muchas veces de forma totalmente inconsciente” [1]
El juego del ultimátum
En este experimento se le dan 10 euros (o dólares si lo prefiere) al jugador A y se le pide que le haga una oferta consistente en un porcentaje de ese dinero al jugador B. Si el jugador B acepta la oferta, entonces cada uno se lleva su parte. Por el contrario, si el jugador B rechaza la oferta, los dos jugadores se retiran con las manos vacías.
Según la teoría económica estándar el jugador B debería aceptar siempre la propuesta del jugador A, ya que es mejor recibir por ejemplo 2 euros a tener 0 euros (situación previa al juego). Sin embargo, esto no ocurre en la práctica, ya que la repetición del experimento demuestra que ante ofertas inferiores al 30% del dinero, el jugador B prefiere perder esa porción y castigar al jugador A ante el ofrecimiento no igualitario.
Las áreas en cuestión
Dijimos que dos zonas cerebrales entran en pugna en el complejo proceso de la toma de decisiones económicas. Por un lado, una parte más racional y lógica ubicada en el lóbulo frontal anima a aceptar la propuesta económica ya que implica una ganancia, por más baja que sea.
Por el contrario, áreas más primitivas del cerebro como la ínsula anterior, se activan significativamente y promueven una sensación de aversión que provoca el rechazo de ofertas que se consideran injustas.
Conclusiones
El enfoque del estudio del cerebro humano que brindan las neurociencias permite conocer las áreas del encéfalo, que influyen en el enmarañado proceso de la toma de decisiones. Desde el punto de vista del inversor, es conveniente tener conocimiento de que los cursos de acción económicos que a prima facie parecerán ser reinados por la razón, son también necesariamente influidos por las emociones y las intuiciones. Es por ello que a la hora de tomar una decisión económica, debemos tratar de saber todos los factores que incluyen en nuestra elección y cual estos se vinculan a análisis más racionales y cuales a impulsos emocionales. También puede hacerse este ejercicio para decisiones pasadas, en incluso también para escenarios hipotéticos futuros. Esto nos permitirá conocernos más como inversores, lo cual redundará necesariamente en una mejoría de nuestro patrimonio.
También es importante que el recorrido en este campo recién comienza y que irán conociéndose nuevas conclusiones a medida que se realicen más estudios y sobre todo, cuando se obtenga y generalice la posibilidad de realizar experimentos en ámbitos o situaciones reales de la vida cotidiana.
El autor es Contador Público y Especialista en Finanzas (UNR) // Martillero Público y Corredor Inmobiliario (UCA)
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