Ámbito Biz analiza junto a expertos las inversiones en la divisa de EE.UU. más y menos conocidas. Dependiendo del monto, el horizonte y el riesgo que se quiere asumir, los ahorristas tienen en el mercado un cóctel variado de instrumentos financieros con rendimientos que superan el 10% anual.
Pensar y ahorrar en dólares ha sido históricamente una de las principales premisas de los argentinos a la hora de resguardar su capital. Varias crisis económicas y financieras a lo largo del tiempo han contribuido a erigir el sostenido apetito por el billete verde, en desmedro de la moneda nacional que no ha parado de resignar confianza – por la constante inflación -, con la consecuente pérdida de ceros y más ceros (desde 1883, un total de trece, según un estudio del economista Miguel Bein). «Si un argentino, en 1981, depositaba en plazo fijo un peso, y los renovaba constantemente, dejando de lado el Corralito o cualquier otro problema, hoy tendría un centavo», resaltó el año pasado, el mismísimo presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.
La tendencia es clara y salvo en momentos muy excepcionales, como fue el año pasado con la tasa de Lebac en el 38% anual (algunos indefectiblemente se pasaron a pesos), el argentino medio se resiste a ahorrar o invertir en moneda nacional.
«Para el que no sigue día a día el devenir del mercado, el hecho de estar posicionado en pesos le asusta. En general, prefiere estar en dólares y ante cualquier movimiento macroeconómico que haya a nivel global o local, sabe que está resguardado y duerme tranquilo», dice Pablo Castagna, director del Sector Individuos en Puente.
Pero este apego por los billetes con los rostros de George Washington (u$s 1) y Benjamin Franklin (u$s 100), entre otros, se ha exacerbado en los últimos meses según lo revelan los informes sobre el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) elaborado por el Banco Central: en diciembre pasado casi un millón (973.000) de personas físicas y jurídicas compraron en los bancos el récord de u$s 3.474 millones, más del doble de la cifra promedio de los meses previos, coyunturalmente alentadas por el «factor Trump» y el cobro del aguinaldo. La fuerte demanda prosiguió en enero, con un monto inusual para el mes: u$s 2.520 millones, adquiridos por 967.000 personas. Y en febrero, el apetito se mantuvo en niveles no vistos en años para el mes, con la compra de u$s2.335 millones (por parte de 862.000 clientes), según dio a conocer ayer el BCRA. De esta forma, el primer bimestre del año la demanda de dólares alcanzó los u$s4.855 millones, el monto más alto para este período en los últimos 15 años. En ese marco, vale resaltar además que el 47% de las compras efectuadas durante mes pasado fueron por importes menores de u$s 10.000, lo que habla de la fuerte participación de los pequeños ahorristas en la adquisición de la divisa.
Varios factores explican el «fenómeno verde»: la percepción – muy cierta – de que el precio de la divisa está atrasado (en lo que va de 2017 cae un 2,4%, frente a una inflación cercana al 4%) por el incesante ingreso de divisas sobre todo vía endeudamiento; la baja de tasas de los plazos fijos y de las Lebac del BCRA; cierto excedente de pesos, el blanqueo de capitales, y un escenario internacional con dosis de incertidumbre.
Lucas Mieres, director de Neix considera que por el lado de la demanda «se mantiene una elevada dolarización de portafolios y un alto déficit en la balanza de turismo (u$S2 mil a u$s 2,5 mil millones mensuales). Desde el punto de vista de la oferta, – continúa «las emisiones de deuda en el exterior por parte del estado nacional, provincias y empresas, el Sinceramiento Fiscal y el ingreso de capitales hacia activos en pesos han generado una oferta adicional en el mercado de cambios que presiona al dólar. A estos factores se le suma una fluida liquidación de divisas por parte del agro».
En este contexto, Rafael Di Giorno, director de Proficio Investment, hace una distinción entre el inversor financiero del no financiero: el primero hoy «está más volcado a títulos en pesos», mientras que el segundo es el que tiene «el apetito por la divisa, compra dólares y muchas veces los coloca fuera del sistema». Ese ahorrista, explica Di Giorno, «sabe que por unos meses se pierde algún rendimiento pero prefiere estar cubierto para una eventual depreciación del peso que muchos ven recién después de las elecciones de medio término». Recordemos que el mercado (según el REM del BCRA) proyecta recién para fin de año un dólar a $ 18, mientras que en la plaza de futuros del Rofex se ubica para fines de diciembre próximo por debajo de ese nivel.
Para tomar dimensión del proceso de dolarización, desde Puente revelaron a este medio que, de las carteras generales de sus clientes, el 70% u 80% está posicionado moneda dura, mientras que el otro 20% o 30% tiene su portafolio en pesos. El crecimiento de la compra de dólares se tradujo en un incremento del 8,1% de los depósitos del sector privado en moneda extranjera durante diciembre pasado (en 2016 las colocaciones en divisas se dispararon un 111%), de acuerdo a datos de la autoridad monetaria.
«En términos generales notamos que hay muchos dólares todavía en el sistema, alrededor de unos u$s25.000 millones del sector privado y público, a rendimientos nulos o casi nulos, llámese caja de seguridad, colchón o depósitos a la vista o a plazo», sostiene Castagna, quien resalta que a ese monto hay que sumarle alrededor de un 20% del total del blanqueo de capitales (se estima en u$s120.000 millones), que se debería derramar en Argentina, y principalmente en el mercado de capitales, ya que hay exención de impuestos».
Y después de la compra de dólares, qué
Ahora bien, una vez consumada la compra de la divisa de EEUU vía sucursal de entidades financieras, homebanking, casas de cambio o agencias la disyuntiva que tienen muchos inversores pasa por dónde colocar esos dólares para sacarles algún rédito. Dependiendo del monto, el horizonte de inversión y el riesgo que se quiere asumir, los ahorristas tienen en el mercado más allá de distintas opciones en la economía real – un cóctel variado de instrumentos financieros para «poner a trabajar los dólares» de su cartera, con rendimientos que van del 1% hasta el 10%.
«Hace dos años, la gente para lo único que nos llamaba era para dolarizar y llevarse los dólares a la casa. Hoy el menú es muy amplio, hay mucho apetito por riesgo argentino, y cada vez hay más gente acercándose al mercado de capitales, los inversores tienen hoy una mayor educación», sostiene un especialista. A continuación analizamos cinco opciones, algunas de las cuales son las más utilizadas por los inversores, mientras que otras son las que más recomiendan hoy los especialistas por sus interesantes rendimientos.
Plazos fijos
Pese a sus marginales tasas, los plazos fijos en dólares siguen siendo uno de los productos más buscados por los ahorristas (y en varios casos el más ofrecido por los bancos), aunque es cierto que vienen en franca decadencia debido a la aparición de alternativas con similares riesgos y mejores rendimientos. La mayor parte de los depositantes constituyen los plazos fijos por un lapso de 30 días. Entre los puntos a favor, podemos destacar que están exentos de impuestos, y el monto mínimo para ingresar comienza en los u$s 100 dependiendo de la entidad financiera. En muchos bancos además, se puede constituir en cualquier horario y día, vía homebanking o app mobile. Lo negativo de este instrumento pasa por la tasa que ofrece: desde un ínfimo 0,05% hasta el 1 o 1,5%, según el banco, mientras que carece de mercado secundario, con lo cual el ahorrista debe esperar a su vencimiento para disponer de sus dólares.
Letras del Tesoro (Letes)
Después de varios años, en el primer semestre de 2016 el gobierno de Maurico Macri volvió a emitir Letes denominadas en dólares, con el fin de captar las divisas que muchos ahorristas tenían debajo del colchón. Constituyen una promesa de pago futuro por parte del Tesoro Nacional a cambio de tomar el capital del inversor Al igual que las Lebac, operan a tasa de descuento, es decir, que si se invierten u$s1.000 y la tasa que ofrecen es del 3% anual, al ahorrista se le descontarán u$s 970 de su cuenta, para en un año recibir u$s1.000. Además de estar exentas de impuestos, el atractivo de este instrumento es que paga hasta el triple de los rendimientos (3,25% anual según la licitación de mañana) que ofrecen los plazos fijos en dólares. «Las Letes también crecieron dentro de los portafolios como instrumento de corto plazo para aquel inversor que prioriza menor riesgo frente a retorno, si lo comparamos con los títulos públicos», comenta Mieres.
Vale tener en cuenta que la licitación de Letes se realiza al menos dos veces en el mes, por lo que habrá que prestar atención a los llamados que realiza el Gobierno. Se pueden operan a través de la mayoría de los bancos públicos y privados – en sucursales, por teléfono y vía homebanking -, y en sociedades de bolsa, mientras que el monto mínimo para operar son u$s1.000. «En la última licitación que tuvo lugar la primera semana de marzo, se licitaron en nuestra entidad u$s26 millones, lo que demuestra el gran interés del inversor por estos instrumentos», explicita Nicolás Rojas, gerente de productos Activos y Pasivos del Banco Galicia. En definitiva, las Letes -coinciden expertos- son un buen instrumento de corto plazo para un inversor conservador, y como punto a favor, tienen mercado secundario, con lo cual por cualquier motivo si el inversor necesita de esos dólares puede vender las letras y disponer de su dinero.
Fondos comunes de inversión
Es una opción que viene sumando cada vez más adeptos para aquellos que deciden colocar sus dólares manteniendo liquidez en el corto plazo y/o crecimiento de capital en el mediano o largo plazo. Un FCI constituye un patrimonio conformado por aportes de un grupo de personas. Estos aportes son administrados por un grupo de expertos y son invertidos en distintos instrumentos como plazos fijos, Lebac, Letes, títulos públicos, bonos corporativos y/o acciones, permitiendo acceder a más alternativas de inversión que a las que se podría llegar de forma individual. Cuando se ingresa a un fondo uno suscribe pequeñas partes del fondo, denominadas cuotapartes, a un determinado valor. Los precios de las cuotapartes varían día a día de acuerdo a la fluctuación de los precios de los activos que componen esa cartera. El inversor puede realizar un retiro parcial o total del dinero que pose y disponer de ese monto rescatado en general en 72 horas, dependiendo del fondo. Al igual que las Letes, la inversión mínima suele ser de u$s1.000.
Desde Santander Río, indicaron que los fondos en moneda de EE.UU. son el producto más requerido por sus clientes en lo que a inversiones en dólares se refiere. Gonzalo Gibelli de Santander Río Asset Management destacó en particular el «Superfondo Renta fija en dólares», que «lanzarnos en abril pasado y que actualmente tiene un patrimonio de u$s 310 millones». En los últimos 90 días acumula un rendimiento del 1,08%, agregó Gibelli. La entidad también cuenta con fondos en moneda dura conformados por acciones de Latinoamérica y Brasil para inversores con un perfil «más agresivo».
En Galicia, en tanto, cuentan con dos fondos en dólares: el FIMA Renta Dólares I, que busca obtener rentabilidad en el corto plazo (su ganancia acumulada en 2017 es del 0,62%); y el Fima Renta Dólares II, con un horizonte de inversión más a mediano plazo (en lo que va del año registra una suba del 1,21%).
Títulos públicos (de Nación y Provincias)
En la búsqueda de mayores rendimientos respecto a las opciones precedentes, los instrumentos de Renta Fija son sin dudas una mejor alternativa. Por lejos, además, son los activos más operados en el mercado de capitales. A diferencia de las acciones, los títulos públicos poseen un cronograma de pagos futuros conocidos para el inversor al momento de la emisión y/o la compra. Es decir, el ahorrista conoce de antemano la rentabilidad del instrumento si lo mantiene hasta su amortización. También se puede optar por venderlos en el mercado secundario. En este caso, las ganancias de los bonos pueden estar dadas por el rendimiento que se obtiene del cobro de los intereses o por la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta.
En un contexto marcado por un proceso de ajuste al alza de la tasa de los bonos del tesoro americano, especialistas consultados recomiendan principalmente la parte corta y media de la curva dado interesantes rendimientos (desde el 4% hasta el 8% anual en promedio). Desde Puente, por ejemplo, aconsejan sumar al portafolio los bonos soberanos Argentina 2021, 2022, 2026 o los subsoberano de la provincia de Buenos Aires 2021, Córdoba 2026, Chubut 2023 o el Ciudad de Buenos Aires 2027. Para los más arriesgados, hay títulos de la parte larga de la curva, con tasas superiores al 8% anual (bono Par, Discount, Argentina 2046 o Provincia de Buenos Aires 2028). Hay que tener en cuenta que si se pretenden lograr rendimientos más importantes se tiene que asumir riesgos extras, como ser bonos provinciales o corporativos. En general estos últimos, a su vez, tienen menos liquidez en comparación con los soberanos, un dato relevante a la hora de desprenderse el activo en el mercado secundario.
Bonos corporativos
Los bonos corporativos -también llamados Obligaciones Negociables (ON)- son títulos de deuda privada, similares a los títulos públicos, aunque en algunos casos con la posibilidad de obtener un mejor rendimiento, afrontando mayores riesgos. Otro punto a favor es el monto a invertir: en muchos casos no tienen mínimo, o cuentan una lámina límite muy baja. Como aspecto negativo, estos bonos están alcanzados por Ganancias o Bienes Personales, a diferencia de los títulos soberanos y subsoberanos. A su vez, algunos tienen poca liquidez. «La elección del tipo de ON va a depender del tipo de emisor, porque uno está invirtiendo en una empresa», avisa Castagna y sugiere al inversor: YPF 2024; e IRSA 2023 (rendimientos de hasta el 7%). Para más arriesgado en el mercado sugieren a Celulosa 2019, con una tasa del 10% anual.
Fuente: http://www.ambito.com/875906-opciones-para-poner-a-trabajar-los-dolares