La reciente disparada del dólar no solo volvió a colocar al billete verde en el centro de la escena pública, sino que también obligó a los analistas del mercado a recalcular los pronósticos de corto y mediano plazo, teniendo en cuenta, además, el nuevo marco de unas metas de inflación más laxas (pasaron del rango 8-12% al 15%), lo que se traduce en tasas de interés algo más bajas a las previstas de antemano.
Sorpresivo por la abrupta escalada en tan corto tiempo (+10% en 10 jornadas consecutivas), pero no tanto por su evolución a lo largo de 2017 (subió un 17%, frente a un 24% de inflación), el recorrido que tuvo la divisa en los últimos días llevó a que el mercado pasara de calcular para fines de 2018 un dólar mayorista en torno a los $ 21,50, desde los $ 20,30 que estimaba a principios de diciembre (según el REM del BCRA).
Es decir, los economistas consultados por ámbito.com estiman para 2018 un ajuste del tipo de cambio en torno al 15%, equilibrado con la meta oficial de inflación, pero por debajo de la suba de precios minoristas esperada por el mercado, entre el 17 y el 19% (desde el 16,6% previsto anteriormente), y por detrás de la tasa de interés en pesos, aunque por un margen algo más estrecho respecto al segundo semestre del año pasado.
Para Daniel Marx, exsecretario de Finanzas y director de Quantum, el reciente cambio de las metas «no altera mucho» la visión que tenía sobre la inflación en general, aunque sí sobre el nivel de la tasa de interés, que se prevé «un poco más baja» de la estimada últimamente, y eso «va a tener algún efecto sobre el tipo de cambio».
«Salvo alguna cuestión en el frente externo que nos sorprenda, el tipo de cambio se va a mover parecido a la tasa de inflación en 2018. Creo que el índice de precios podría alcanzar el 17% y, por ende, el dólar llegaría a los $ 21,30 / $ 21,50 para fin de año», pronostica, al tiempo que anticipa «una tasa real un poco más acotada de lo que fue en la última parte de 2017».
El director socio de la Consultora Ledesma, Gabriel Caamaño, concuerda con Marx y ve al tipo de cambio «arriba de los $ 21 para fin de año». Explicó que «en el actual esquema de política económica y monetaria, vamos a tener siempre al tipo de cambio corriendo de atrás de la tasa en pesos, que siempre le va a ganar a la inflación y ésta, a su vez, va a superar a la evolución del dólar».
Por su parte, Federico Furiase, director del Estudio Bein /Eco Go, dijo a este medio que observa al dólar «moviéndose un 15% este año frente a la ausencia de margen del BCRA para seguir relajando las tasas de interés, frente al impacto de la suba de tarifas y la nueva meta del 15%».
Furiase prevé también que el tipo de cambio evolucione por debajo de una inflación que, según sus cálculos, se ubicará en la zona de 19% para 2018 (desde el 17,5% previo), «consistente con paritarias en la zona de 18/19%, entre la inercia que dejó 2017, el aumento de las expectativas de suba de precios frente a la relajación de la meta, y tarifas subiendo en promedio 49% para corregir el déficit fiscal».
Para Rodrigo Álvarez, socio y director de Analytica, el «incremento en el financiamiento interno del BCRA con menores tasas implicaría un menor rendimiento implícito del carry trade sin cobertura».
Equivalentemente, de acuerdo a su visión «la brecha entre la tasa nominal y la expectativa de devaluación 12 meses hacia adelante se ubicaría en torno al 25% – 15% (tasa nominal – devaluación esperada)», llevando su proyección de tipo de cambio (mayorista) a fin de 2018 desde $ 18,60 hasta $ 21,25″.
Analytica elevó su estimación de inflación de 16,8% a 19% para 2018, ya que «el reconocimiento de la nueva meta implica una suba de la inflación esperada por un relajamiento de las expectativas y de la política monetaria». A su vez, «esto reduce la tasa de interés promedio esperada de 27% a 25%».
En tanto, Martin Ravazzani, economista de Ecolatina, también vaticina «una inflación en torno de 19% y un tipo de cambio rayando $ 21 por dólar a diciembre». «Es importante que no se siga apreciando el peso. El frente externo es el Talón de Aquiles del modelo económico», advierte.
«Al tercer trimestre de 2017, la cuenta corriente acumuló 4,5 por ciento del PBI en 12 meses, el mayor desequilibrio desde 1998. Si persiste el atraso cambiario, puede superar el equivalente de 5% del PBI tornando muy dependiente al país del ingreso de capitales», destaca. Y avisa: «En estas condiciones, cualquier evento negativo en el plano internacional puede provocar una excesiva volatilidad en el tipo de cambio y comprometer la salida de la estanflación».
• PRIMEROS MESES DEL AÑO
Si bien la evolución del tipo de cambio no conlleva una progresión lineal, los economistas consultados por ámbito.com no avizoran grandes sobresaltos en el primer semestre del año, después del fuerte salto registrado a fines de 2017.
«No esperaría variaciones abruptas en los primeros meses del año. En estos momentos, el tipo de cambio está muy influenciado por los movimientos de capitales, por eso hemos visto importantes variaciones», sostiene Marx.
Desde el Estudio Bein /Eco Go, también lo ven estabilizado «porque el BCRA no va a poder seguir bajando las tasas en el mercado secundario de Lebac dado que la suba del dólar, el impacto de tarifas y las negociaciones paritarias podrían llevar el sendero de las expectativas de inflación por arriba de la trayectoria consistente con la meta del 15%».
El director de la Consultora de Ledesma afirma que «si llega haber algún salto, será acotado ya que, tal como se vio en los últimos días, el tipo de cambio pega la vuelta rápido porque en el mismo momento en que sube mucho, aparece un buen punto de entrada para volver a hacer tasa en pesos, y esto genera un retroceso en la cotización».
«No lo vemos subiendo en el corto plazo y en todo caso el Banco Central operaría sobre la tasa de corto plazo para que esto no suceda, ya que el traslado a precios podría comprometer las nuevas metas establecidas», asevera Álvarez.
Un dato no menor son las necesidades de financiamiento del Gobierno para este año: según adelantó la semana pasada el ministro Caputo llegan a los u$s 30.000 millones (5% del PBI), de los cuales un tercio se colocarían en las próximas semanas, lo que presionaría a la baja al precio del dólar.
A su vez, a mediados de marzo empiezan a entrar los dólares de la cosecha gruesa, lo que reforzaría el ingreso de dólares, aunque según analistas, es un hecho cada vez más relativo, debido a que el agro ya no tiene la obligación de liquidar en un plazo determinado como en años anteriores y puede hacerlo esperando por ejemplo precios de los commodities más altos.
Así las cosas, «podemos pensar que durante el primer semestre el dólar retroceda un poco ante una eventual mayor oferta, y en el segundo semestre pueda recuperar lo perdido y pasar un poquito al frente, siempre detrás de la inflación», comenta Caamaño. En la segunda parte del año, habrá que monitorear los efectos que pueda tener, por ejemplo, el período pre eleccionario en Brasil (los comicios presidenciales son en octubre).
Los expertos creen que después de tocar los $ 19,46 la semana pasada, y de cara al mediano plazo es tiempo para seguir apostando a la tasa en pesos, aunque siendo un poco más precavido, es decir, no descuidando posiciones dolarizadas. «Apostar por el dólar es más por una visión a largo plazo y un tema de seguro», coinciden.