Tener altos stock es un error: es mercadería valuada a precio histórico y cuando se venda a valor presente la brecha será tan elevada, que el impacto del Impuesto a las Ganancias devolverá un precio de venta menor al de reposición. Casi un chiste de mal gusto.
Por Salvador Di Stéfano
Retroceder Nunca, Rendirse Jamás. Las empresas en Argentina no pueden mantenerse estables o retroceder, la estructura impositiva las llevaría a la ruina. El único camino es crecer, a como dé lugar. Como convivir con una inflación del 50%, y cambiar la forma de hacer negocios.
La Argentina desde el 2011 al 2017 tuvo que convivir con una inflación del 25% anual. Ni Cristina Fernández de Kirchner hasta el 2015, y tampoco Mauricio Macri en 2016 y 2017 llevaron adelante el ajuste económico necesario, para cortar con el déficit fiscal. Mientras Cristina se financiaba con emisión monetaria y los dólares del BCRA más la ANSES, Macri se endeudaba con el mercado internacional en dólares.
En el 2018 la guerra comercial entre Estados Unidos y China dejó sin crédito al mundo emergente y uno de los perjudicados fue Argentina, que sin crédito internacional recurrió al FMI, pero tuvo un año de sequía en el campo y en inversiones. El resultado fue una inflación que se ubicó en un promedio del 50% anual para 2018 y 2019.
En el 2020 el mix de un nuevo gobierno, pandemia y déficit fiscal generó un combo que dejó como resultado una caída del 10% del PBI, una inflación del 36,1% anual y una devaluación del 40,5% anual.
Para el 2021 la expectativa es una inflación en torno del 50% anual y una devaluación que podría ubicarse un escalón por debajo de dicha marca. El resultado será que las empresas tendrán una mayor presión tributaria, ya que sus balances se ajustan en un 1/6 parte por inflación, lo que provoca que el pago de Ganancias exceda el 35% que reza la ley, ya que los costos de las compañías están a costo histórico y sus ventas a valor presente.
En este escenario, las empresas que crezcan y realicen inversiones apalancadas con crédito pueden reducir parcialmente el pago de Impuesto a las Ganancias, ya que sus estados de resultados se verán cargados con amortizaciones, gastos y pago de intereses, mientras que las empresas que no apuesten a crecer o se achiquen pagarán más tributos al Estado, generándoles menores ganancias finales.
En el pasado, cuando la inflación era exageradamente elevada, los comerciantes aumentaban sus stocks para cubrirse de eventuales subas de precios. En la actualidad, tener altos stock es un error, ya que es mercadería que estará valuada a precio histórico, y cuando la vendamos a valor presente la brecha entre ambos valores será tan elevada, que el impacto del Impuesto a las Ganancias nos devolverá un precio de venta menor al precio de reposición. Casi un chiste de mal gusto, acopiar es perder dinero.
Convivir con una inflación del 50% y balances impositivos que ajustan por inflación parcialmente, es una invitación a cambiar la forma de hacer negocios. Se impone el título de una vieja película de acción, Retroceder Nunca, Rendirse Jamás. Hay que apostar al crecimiento de las empresas, para no caer en la trampa de una presión tributaria que te lleva a la tumba. No crecer o achicarte implica tasas de tributación que son expropiatorias y no te dejan margen para continuar con el negocio.
La pandemia, sumado a tres años de caída de actividad económica generan desasosiego en los empresarios. El PBI cayó el 14% desde el 2017 a diciembre de 2020, el índice de producción industrial creció el 4% en los últimos dos años, la base monetaria aumento el 164% desde diciembre de 2017 a la fecha, y los pasivos monetarios el 204% en igual período. Las reservas de argentina pasaron de u$s55.055 millones a los u$s42.720 millones actuales, lo que refleja una caída del 22,4%.
Otro dato importante es la tasa de devaluación de los últimos años, desde diciembre de 2017 a la fecha, el peso se devaluó el 407% medido con el tipo de cambio oficial, mientras que medido en término del tipo de cambio alternativo la devaluación es del 725%. Esto implica que nuestra moneda cada vez vale menos, es más caro viajar al exterior y tenemos precios muy competitivos para los que nos quieran visitar, lástima que el mundo esté cerrado.
Conclusión:
* La economía argentina está en una inflación promedio del 50% anual, nada hace presumir que el gobierno pueda detener este fenómeno de alta inflación y devaluación.
* Se debería repensar la forma de pagar tributos, permitiendo a las empresas ajustar sus balances por inflación. Si ello no ocurre, es anti económico constituir altos stock, ya que, al no poder ajustarlos por inflación, generan una perdida muy grande cuando se procede a la venta y se registra en los libros niveles de ganancias ficticios.
* Con los actuales niveles de inflación es mejor trabajar con dinero de terceros que con capital propio, por ende, las empresas deberían vaciar las empresas de liquidez, repartir dividendos a sus accionistas y trabajar con crédito bancario a tasas negativas contra la inflación.
* Un crédito al 50% anual es económico, porque lo abonado en concepto de intereses pasa a reducir la base imponible de pago de Impuesto a las Ganancias, por ende, la tasa de interés real es del 32,5% anual, y se ubica muy por debajo de la tasa de inflación esperada.
* La liquidez en manos de los accionistas puede ser invertida en moneda extranjera, que una vez adquirida en cabeza de persona humana, no genera base imponible para pagar el impuesto a las ganancias.
* Planificación fiscal, escudo fiscal e inversión son las herramientas para mantener viva la sociedad en tiempos de alta inflación. Los negocios hay que mirarlos desde el punto de vista productivo, financiero, impositivo y comercial. Para ello hay que trabajar en equipo con una mirada sistémica, con contadores, administradores, ingenieros, consultores y todos los responsables de área, para tener una tarea coordinada, estratégica e innovadora.