Para eludir posibles multas por no conocer al cliente, sociedades de bolsa piden última declaración de ganancias, de bienes personales y últimos tres recibos de sueldo
Los agentes de bolsa están temerosos por todos los controles que reciben de la Comisión Nacional de Valores y de la Unidad de Información Financiera. Para evitar multas que pueden llegar a ser multimillonarias, comenzaron a solicitar a sus clientes que les envíen información fiscal y patrimonial actualizada, a fin de mantener al día sus legajos.
Si el titular de la cuenta es una persona física, exigen que se presente los últimos tres recibos de sueldo o, de corresponder, constancia de inscripción en AFIP, constancia de inscripción de monotributo, últimas tres constancias de pago y últimas tres constancias de pago de IVA. Además, de corresponder, se debe enviar la última declaración jurada de impuesto a las ganancias y a los bienes personales.
Si el titular de la cuenta es una persona jurídica, debe presentar el último balance auditado certificado por el Colegio de Ciencias Económicas, la declaración de impuesto a las ganancias y de bienes personales, la reforma del estatuto (de corresponder) y la última designación de autoridades completa.
«Es necesario tener cierto respaldo de documentación por si vienen los inspectores a preguntarnos por alguna operación. De hecho, antes muchos venían con pequeños montos de plata en efectivo a nuestras oficinas, que no recibimos más. Todo debe estar bancarizado, porque sino sabés que vendrán del gobierno a preguntarte. Por eso nos preocupamos mucho en saber que toda la plata del cliente sea blanca, aunque resulta paradójico que este mismo gobierno sea el que esté incentivando el blanqueo de capitales a través del Cedin. O sea, al mismo tiempo te invitan gentilmente a traer toda la plata negra que tengas», revela un agente.
En el sector se quejan que la carga regulatoria resulte cada vez más exagerada, en un contexto donde los ingresos caen por la mitad, pero los costos se multiplican por dos, no sólo por la inflación, sino por los recursos que deben destinar para «conocer al cliente».
«Debido a las exigencias de los organismos de control, el trabajo administrativo y de back office se multiplicó por tres, pero los negocios no sólo que no se multiplicaron, sino que encima cayeron», se quejan en la plaza.