La segunda emisión por parte del Tesoro de un bono que ajusta por el tipo de cambio oficial confirma el interés que existe en el mercado por este tipo de papeles. Sucede que con la ola de devaluaciones que sufrieron la mayoría de las monedas del mundo contra el dólar, crecen las dudas sobre si un movimiento similar terminará sucediendo en la Argentina.
El Bonad 2017, que se colocó anteayer, tiene una duración de un año y medio, mientras que la tasa de interés se ubica en el 0,75% anual. Claramente la apuesta no es ganar el cupón, sino aprovechar los efectos de un ajuste cambiario. En realidad, se trata de un movimiento doble: no sólo hay que tener en cuenta el aumento del dólar oficial, sino también lo que suceda con la brecha cambiaria. En la medida en que tienda a disminuir, será mucho más conveniente posicionarse en este tipo de papeles que comprar directamente bonos dolarizados.
Un informe de la consultora Elypsis destacó justamente esta posibilidad, con el foco en ambos escenarios simultáneos, esto es la suba del tipo de cambio oficial y al mismo tiempo una brecha que irá descendiendo hasta quedar al borde de la desaparición a fines de 2016. Si esto sucede, claramente un bono que paga en dólares billete no sería la mejor opción, aunque hoy luce como la más segura.
Por supuesto que nada de esto sucederá antes de las elecciones y posiblemente tampoco ocurra antes del 10 de diciembre. Será el próximo Gobierno el que finalmente tendrá la obligación de empezar a remontar la cuesta del atraso cambiario, por más que hoy los candidatos lo niegan.
El gran desafío no pasaría tanto por reconocer cuál es el tipo de cambio de equilibrio de la Argentina, sino evitar que un salto cambiario aunque se haga en forma gradual impacte en la inflación. El recuerdo de enero de 2014 provoca que todos quieran manejarse con pies de plomo. En aquel momento el dólar tuvo un salto discreto del 22% y terminó aumentando poco más del 25% en el año. Sin embargo, la inflación de acuerdo con estimaciones privadas terminó siendo del 35%, más que compensando la mejora de competitividad conseguida en aquel momento.
Por eso, la expectativa es que el Gobierno que arranque en diciembre deberá anunciar un programa fiscal y monetario creíble para regenerar la confianza. Esto permitirá que baje el «blue» y poder avanzar con una readecuación del tipo de cambio oficial sin que se disparen los precios.
La otra opción a la compra del Bonad es el otro título que emite el Tesoro, pero en pesos que ajustan por tasa de interés, es decir los Bonac. Estos bonos rinden el 30% anual en moneda local y son una opción interesante en la medida en que el dólar se encuentre planchado o sin grandes sobresaltos. Pero si la expectativa es que comience el ajuste del dólar oficial una vez pasado el período electoral, entonces los bonos en pesos pierden atractivo, aún con tasas de interés que hoy incluso le ganan levemente a la inflación.
En el menú de títulos aparecen, por supuesto, los «dolarizados», es decir aquellos que pagan dólar billete, como el Boden 2017 o el Bonar 2024, que ofrece tasas del 10% anual en dólares. Sin embargo, puede no resultar un negocio tan atractivo en el escenario mencionado anteriormente, es decir que se produzca una reducción gradual de la brecha cambiaria.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=804057