Ya vendieron el total de divisas y bonos que se les exigía y ahora evitan desarmar los derivados
El mecanismo que puso en marcha el Banco Central para desactivar (o posponer) la corrida cambiaria que ponía en riesgo sus reservas, a mitad de la semana pasada, ya da señales de haber empezado a extinguirse. El flujo de dólares y la sobreoferta de bonos en moneda extranjera que inundaron en estos días el mercado, por una normativa que forzó a los bancos a desarmar sus posiciones en moneda extranjera, se evaporaron más rápido de lo previsto y dejaron asomar, otra vez, algunas amenazas cambiarias ya conocidas y temidas que se creían desterradas: un sugestivo resurgimiento del dólar "blue", que volvió a superar ayer los $ 12; del contado con liquidación (un tipo de cambio implícito en las operaciones bursátiles que se arbitran con el exterior), que avanzó hasta los $ 11; y del llamado dólar "Bolsa" (una vía de acceso bursátil que el Gobierno pretende mantener más atractiva que el "blue"), hasta los $ 10,75.
Los enemigos que se imaginaban vencidos salieron nuevamente a la superficie. El poder de fuego del Banco Central se verá probado, ahora, por el agotamiento de una liquidación de divisas y bonos que exigía la nueva normativa oficial para el mes de febrero, que las entidades consideran ya cumplida y que sólo se reanudará, tibiamente, en marzo y en abril próximos. También, especialmente, por algunos artilugios que empezaron a ensayar grandes bancos privados para sortear el impacto de una parte de la exigencia oficial y quedar demasiado expuestos a una eventual devaluación.
Es el caso de aquellos que, por ejemplo, eligen "esconder" su posición en dólares y vender a sus sociedades de Bolsa una gran parte de los contratos a futuro que tenían en exceso en cartera (los que tienen compañías bursátiles con balances no consolidados) y escatimar de este modo la oferta de estos derivados al Central.
Otros, todavía más audaces, estudian en estos días incumplir lisa y llanamente la normativa oficial y afrontar las multas que están previstas por la regulación. Los primeros cálculos hechos por algunos ejecutivos a mano alzada les alcanzarían para defender y argumentar la acción ante sus directivos (al menos, el sentido económico): pagar un cargo que es de dos veces la tasa de interés nominal anual de la licitación de Lebac en dólares (ayer fue del 4%) o dos veces la Libor a 30 días (ayer el 0,15%) es menos imperdonable que liquidar divisas a $ 8 o asumir pérdidas en contratos a futuro con estas tasas negativas. Algunos ven políticamente incorrecto el movimiento. Pero en la mesa de dinero de una de las grandes entidades ya habían hecho ayer la cuenta: la multa los llevaría a pagar sólo $ 10 millones por cada $ 500 millones de exceso.
Para el Central, febrero y marzo no están superados. La normativa que desempolvó Juan Carlos Fábrega reportó una enorme ayuda en esta primera mitad del mes porque los bancos debieron compensar excesos que habían mostrado hasta el día 5. Pero el impacto será menos visible: la exigencia, tras el desarme de posiciones, parece a futuro bastante más accesible.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=728520