Para analistas y operadores, las últimas medidas dirigidas a frenar la brecha cambiaria sólo empeoraron la situación. Y las expectativas ya están lanzadas dado lo que se viene en materia de emisión monetaria
Ante la pasividad del Gobierno, familias y empresas pagan prácticamente cualquier precio por cambiar sus pesos por dólares. El dólar libre llegó hoy a los $171 por unidad, un nuevo récord nominal, al tiempo que otras cotizaciones de la divisa como el contado con liquidación y el dólar MEP anotan sus propios máximos históricos en $166 y $152, respectivamente. La brecha cambiaria asciende así a 118% para preocupación de analistas y operadores, que ven como la diferencia de cotizaciones incentiva más demanda, retrasa exportaciones y adelanta importaciones, además de cualquier otro pago en moneda extranjera.
En las últimas semanas, desde el Banco Central y el Ministerio de Economía se lanzaron medidas orientadas a detener la escalada de la brecha cambiaria. Hubo nuevas trabas a la compra de dólar ahorro, beneficios impositivos para exportadores y una mejora marginal en las tasas en pesos de corto plazo. Pero aunque algunas fueron mejor recibidas que las otras, ninguna alcanzó para frenar un proceso de avance que se transformó en el pan de cada día.
Infobae consultó a analistas y operadores para conocer su visión respecto al avance de las distintas cotizaciones del dólar, qué razones explican los nuevos saltos y qué perspectivas de futuro hay para el mercado de cambios en las ruedas por venir.
A pesar de haber reducido el mercado al mínimo luego de las trabas al dólar para ahorro, el Banco Central no logra que el mercado cambiario mayorista opere sin que sus reservas cubran la falta de dólares. Ayer, en un mercado reducido por la incertidumbre y la falta de oferentes privados, la entidad conducida por Miguel Pesce tuvo que vender el miércoles cerca de USD 40, según estimaciones de Gustavo Quintana de PR Corredores de Cambio.
En agosto debió vender USD 1.279 millones, en septiembre USD 1.618 millones –la peor marca desde octubre del año pasado, cuando el primer cepo ponía un tope de USD 10.000 a las compras mensuales de personas y que el mes siguiente cayó a USD 200– y en los primeros tres días de octubre otros USD 353 millones.
“En Argentina la unidad de valor es el dólar, más en épocas de crisis. Hoy tenés un Gobierno sin reacción, generando mucha incertidumbre y la gente huye del peso para dolarizar sin importar el costo del mismo”, dijo Mariano Marco del Pont de Silvercloud Advisors.
«Esto es como estar en el Titanic viendo el iceberg y el capitán está encerrado en el baño. Deberían subir fuerte la tasa y permitir alguna suba del dólar oficial. Y si el mercado les cree, se calma”, agregó.
Por otro lado, para los operadores el tema de la confianza es clave. Las medidas de a cuentagotas tomadas en las últimas semanas más la falta de un plan económico claro que permita dar certezas de lo que espera el Gobierno para el mediano y el largo plazo, agrava la percepción de que hay que buscar refugio en dólares.
“Por un lado tenés expectativas que están muy deterioradas, lo que genera que la presión sobre los tipos de cambio paralelos ya esté lanzada. Excede lo que son los fundamentos de la macroeconomía. Hay una cuestión de expectativas que es muy difícil de revertir y que creo que se han deteriorado a partir de las medidas del martes 15 de septiembre, cuando el BCRA puso límites más estrictos al dólar ahorro. Hasta ese momento las reservas venían con una dinámica de caída que no era sostenible, pero el camino que tomó el Gobierno en ese momento lo único que hizo fue deteriorar más las expectativas y lanzar una situación todavía más insostenible. Menor oferta, más demanda por los canales permitidos y mayor brecha y riesgo país”, dijo Martín Vauthier de EcoGo.
Por último, las señales que da el Gobierno en materia fiscal y, de la mano de ello, en cuanto a previsiones de emisión monetaria no aportan.
“Tenés muchos pesos, que se emitieron ya, estamos en máximos de monetización respecto del PBI. Pasamos de mínimos a máximos en un año y se vienen muchos pesos más. Ahora en el último trimestre y en el año que viene, porque el déficit se va a financiar con emisión. No hay ningún tipo de anclaje de expectativas desde lo fiscal ni una tasa en pesos consistente con los riesgos que hay. Entonces lo esperable es que pase esto, que los pesos sigan girando, le siguen dando aire al paralelo y vayan generando una olla a presión”, dijo Gabriel Caamaño, de Consultora Ledesma.
“Si sigue lo mismo, junta presión. El tema es cómo se resuelve, si anclando expectativas, ajustando la tasa y permitiendo una devaluación del oficial, o si se resuelve por las malas: otro episodio cambiario como el de 2018 y el de 2019″, agregó Caamaño.
La señal, sostienen analistas, no es sólo que hay muchos pesos en la calle. Sino que además se vienen más. “Hay un combustible que genera esa presión sobre las reservas y los tipos de cambio alternativos es el exceso de pesos como consecuencia del financiamiento monetario del déficit fiscal. Ese exceso que corre contra dólares que son escasos que son las reservas netas del BCRA tiene un origen fiscal y la señal de consistencia fiscal fue precisamente la que faltó en los últimos anuncios”, explicó.
“El presupuesto apunta a un déficit de 8,5 puntos del PIB en 2020, entre enero y agosto fue 4,2 del PIB. Con lo cual, en lo que queda del año el déficit va a ser igual que en los primeros 8 meses al año y se va a financiar con más emisión. Con lo cual, me parece que si no hay medidas para revertir expectativas y no hay señales de mayor consolidación fiscal de manera tal que se reduzca la fuente de oferta de pesos, no creo que con medidas monetarias o liberar los dólares financieros, no va a ser suficiente para cambiar una expectativa que está lanzada”, concluyó Vauthier.
Medidas insuficientes
Con el anuncio de reducciones temporales a la alícuota de retenciones para exportadores agropecuarios y de otros sectores, más el lanzamiento de un bono dollar-linked por USD 1.766 millones que buscó funcionar como seguro de cambio para alentar al agro y a otros sectores a cambiar sus dólares por pesos sin riesgo cambiario, el Gobierno buscó atraer divisas por el lado de los incentivos. La novedad de que no se impusieran nuevas restricciones sino beneficios fue bien recibida, pero no generó un cambio de expectativas.
“El Gobierno lanzó un nuevo paquete de medidas que busca apaciguar el mercado cambiario mediante 2 vías. En primer lugar, aumentar la oferta de divisas mediante incentivos a la exportación. Y, en segundo término, fomentar el ahorro en pesos a través de nuevos instrumentos atados a la cotización del dólar y de una suba en la tasa de interés”, analizó el economista Nery Persichini en un informe de GMA Capital.
“Si bien las resoluciones adoptan un enfoque orientado a incentivos, y no a restricciones, creemos que llegan muy tarde luego del deterioro de las expectativas y que no tienen la potencia necesaria para seducir a los actores relevantes”, consideró.
Los exportadores de cereales y oleaginosas estimaron que los estímulos podrían generar un ingreso extra de divisas de entre USD 1.000 y USD 2.000 millones extra hasta diciembre, cuando se termina la reducción de retenciones. Pero aun si esa mayor liquidación se realiza –hay un aumento en la cantidad de declaraciones juradas de exportaciones– los dólares pueden llegar a tardar 15 días en alcanzar el mercado, muy lejos de la urgencia que tiene el Banco Central.