Los activos de la entidad cayeron debajo de USD 40.000 millones. La mitad son yuanes del swap con China; y un cuarto depósitos del sector privado
Los súper controles cambiaros para frenar la venta minorista de dólares, con la aplicación del 35% a cuenta de Ganancias, sumado al 30% por impuesto “solidario”, no sirvió para frenar el drenaje de reservas del Banco Central.
Los activos internacionales de la autoridad monetaria cayeron debajo de los USD 40.000 millones por primera vez en casi cuatro años, desde enero de 2017. Asimismo, un 75% de estas reservas está integrado por el préstamo de yuanes del Banco Popular de China y depósitos privados, lo que agrava el precario estado del balance del Central.
En octubre, las reservas restaron unos USD 1.600 millones con lo nuevos controles. Y en diez meses transcurridos en 2020, cayeron unos USD 5.000 millones, un 11%, cifra que básicamente se ajusta a las ventas netas efectuadas por el BCRA en la plaza mayorista.
El BCRA tomó nota de la preocupante sangría de divisas, y actuó sobre otros factores que generan estrés en los activos de la entidad: el pago de deuda privada en el exterior y la demanda de importadores.
Para los primeros, fijó un cupo equivalente al 40% de sus necesidades de divisas; el resto deberá refinanciarse o asumirse con los dólares en cartera de las empresas.
Para los segundos, se diseñó un mecanismo de autorizaciones oficiales para obtener divisas, en los que intervienen AFIP, el BCRA y el Ministerio de Producción, a través de la Subsecretaría de Comercio Exterior.
De este modo, quedó demostrado que la venta de dólares para atesoramiento no era la razón principal de la baja de las reservas -aunque desde el lado minorista sí impactan los consumos con tarjeta en el exterior-. Por el contrario al disminuir las compras del público desde casi USD 1.000 millones en agosto a unos USD 300 millones en octubre se frenó el aumento de reservas en concepto de encajes, a la par que se aceleró la salida de depósitos por la desconfianza.
En las seis semanas transcurridas a partir del 15 de septiembre, los encajes –diferencia entre depósitos y préstamos en dólares– que se cuentan como reservas cayeron USD 2.100 millones, el doble de lo que se pudo haber restringido en ese lapso la venta de dólar “solidario”.
De hecho, estos encajes habían alcanzado el 14 de septiembre pasado un récord en los últimos doce meses, por encima de los USD 11.000 millones, para caer ahora a la zona de los 9.000 millones de dólares.
Además de este factor bajista, también incidió la demanda de divisas de importadores, operaciones que se realizan con antelación al ingreso de los productos adquiridos en el exterior, que puede concretarse hasta meses después. Y desde el 15 de septiembre, continuó la salida de depósitos en moneda extranjera, producto de la inquietud generada por las medidas cambiarias.
“Esta reversión en la tendencia declinante de las importaciones seguramente responde a las expectativas de los agentes económicos en torno a una posible devaluación del tipo de cambio oficial. El ensanchamiento de la brecha entre el dólar paralelo y el oficial aumenta las dudas sobre la sostenibilidad del valor del dólar oficial. Esto incentiva los adelantamientos de importaciones y el retraso de las exportaciones”, indicó un informe de IDESA (Instituto para el Desarrollo Social Argentino).
Esta divergencia queda clara al comparar el saldo de comercio exterior informado por el Indec y el Balance Cambiario del BCRA. El primero refleja el ingreso y egreso de mercaderías; el segundo, el flujo de las divisas involucradas por estas operaciones.
Según el Indec, el superávit comercial acumulado entre enero y septiembre de 2020 ascendió a USD 11.562 millones, mientras que en el mismo período, el saldo de divisas por intercambio de bienes registrado por el BCRA se redujo a USD 7.071 millones, casi USD 4.500 millones menos.
Martín Calveira, economista del IAE Business de la Universidad Austral, consignó que “el desempeño comercial argentino tiene efectos negativos derivados de la caída de exportaciones, principal canal de oferta de divisas. Mientras que las importaciones se recuperaron luego de dos años de caída constante. Se evidencia una dinámica negativa de las exportaciones a partir de abril de este año con una media de -15% lo cual deteriora el saldo comercial y a pesar de las depreciaciones nominales del tipo de cambio”.
“La naturaleza bimonetaria del país, que lleva a que su población demande dólares como reserva de valor, y la combinación de señales -esto es el aumento de la brecha cambiaria y una expectativa de aumento de precios por el excedente de pesos- han hecho que tanto personas físicas como jurídicas habilitadas dentro de las restricciones a obtener moneda extranjera lo hicieran”, refirió José María Segura, economista Jefe de PwC Argentina. “Por su parte, la oportunidad de arbitraje para quienes pueden hacerse de dólares a la cotización oficial ha generado en los últimos meses una fuerte presión sobre las reservas del Banco Central”, agregó.