Los ejecutivos atribuyen el buen momento al rally general de los países emergentes, a la quietud del dólar y a la cercanía de las elecciones; en este contexto, Sergio Massa y María Eugenia Vidal se reunirán con inversores en Estados Unidos
En medio del mayor interés de los inversores por los mercados emergentes, el presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa, y la ex gobernadora María Eugenia Vidal se reunirán con fondos de Wall Street, que mantienen su fuerte escepticismo sobre la Argentina.
Pese al rebote que registraron los activos argentinos en el exterior -que se cortó este viernes- y en al ámbito local, para los ejecutivos y analistas de inversión consultados por Infobae, los fundamentos del mercado hacia la Argentina no han cambiado.
En este contexto, por un lado, el presidente de la cámara de Diputados, Sergio Massa, emprendió este sábado un viaje de una semana a Washington y Nueva York con la pretensión de transmitir un mensaje de tranquilidad a los inversores, a funcionarios de la administración Biden, importantes congresistas y analistas políticos norteamericanos.
En la lista aparece primero una cena el domingo con el asesor especial de Biden para América latina, Juan González, y otra el martes en la residencia del embajador Jorge Argüello, con la presencia de ejecutivos de Exxon, Chevron, General Motors, Google y de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. En Nueva York, habrá, por un lado, un encuentro de trabajo con fondos de inversión y bancos, y por el otro una reunión en el Consejo de las Américas que preside Susan Segal con 40 empresas.
Massa, quien viajó acompañado por su asesor en cuestiones internacionales Gustavo Martínez Pandiani, y la diputada nacional Laura Russo, también se reunirá con el ex presidente Bill Clinton, con la subsecretaria de Estado Julie Chung, y los importantes dirigentes demócratas Dan Restrepo -ex asesor de Obama- y Leopoldo Martínez.
Además, se encontrará con el senador Bob Menéndez -líder de su partido en la Comisión de Relaciones Exteriores- y con el presidente de la comisión homónima de la Cámara de Representantes, Gregory Meeks, con quien logró trabar una amistad y avanzar en la denominada “diplomacia parlamentaria” que llevó a que un grupo de congresistas norteamericanos impulsaran un pedido para que el FMI aplace el pago de la deuda para los países más afectados por la pandemia. También, se encontrará con los parlamentarios Adriano Espaillat y Linda Sánchez.
La agenda incluye también reuniones con dirigentes clave de la comunidad judía norteamericana: Jack Rozen, presidente del Congreso Judío Americano, y David Harris, Jason Isaacson y Dina Siegel, del Comité Judío Americano, además de hablar también en el Diálogo Interamericano que preside Michael Shifter.
En tanto, la ex gobernadora bonaerense y potencial candidata a legisladora -y aspirante a la presidencia- María Eugenia Vidal, también se reunirá entre lunes y martes con unos 20 fondos de inversión en Nueva York, para despejar recelos y contarles su visión sobre el presente y sobre un eventual futuro gobierno de Cambiemos, por lo que viajó acompañada por el economista Hernán Lacunza, quien fue ministro de Economía de la provincia de Buenos Aires y luego de la Nación, en los últimos meses de la gestión de Mauricio Macri.
Entre los asistentes estarán los fondos más importantes que formaron parte de los tres comités de acreedores privados que negociaron en 2020 con la Argentina para evitar un default; entre ellos, nada más y nada menos que BlackRock, la firma de inversión más grande de Wall Street.
¿Cuál será el humor que enfrentarán tanto Massa como Vidal por parte de los inversores? Si bien hay excepciones -y pese al rebote que se observó en los últimos días en los activos argentinos- sigue predominando una corriente de escepticismo y desinterés en torno de la deuda argentina.
Esto no significa que no hayan surgido algunos llamados por parte de algunos fondos individuales para escuchar a los analistas, pero todavía los grandes inversores están buscando más oportunidades para salir que para entrar. Esto se debe a que algunos han quedado “enganchados” con bastante deuda soberana argentina desde el canje del 2020 y quieren esperar el mejor precio para colocarse en otros activos. Sin embargo, el hecho de que la Argentina es una de las pocas opciones para comprar deuda a más del 7% anual en un mundo con tasas negativas, llama la atención entre algunos aventureros.
En este sentido, el directo de XP Securities Alberto Bernal dijo desde Nueva York que “hay un poco más de preguntas de los inversores; mucho de esto tiene que ver con Brasil y commodities. Y el viento de cola del mundo”.
Bernal consideró que esto se produce por “el rally en Estados Unidos como paso inicial, la segunda derivada es Europa, la tercera es la suba de las materias primas y la cuarta son aquellas historias relacionadas con las commodities y ahí tangencialmente entra Argentina, a pesar de todos los obstáculos”.
“Sigo pensando que, a pesar de todo Argentina va a pagar bien este año. Nada o muy poco que ver con la gestión de Fernández, este es un “external environment high-beta trade”, aclaró. Es decir, la Argentina es un activo que, si los emergentes suben, la Argentina puede subir algo más, pero si bajan, se cae más en picada por su nivel de riesgo.
En el mismo sentido, Guillermo Mondino, director y socio fundador del fondo de inversión Mogador Capital, dijo desde Manhattan que no se nota más interés de los inversores. “Puede haber algún movimiento táctico y, ciertamente, hay más actividad en los desks de los bancos, pero no lo caracterizaría como que se ha despertado interés por Argentina”.
“Si uno observa cómo han subido Brasil o Chile (con una elección constituyente dramática de por medio), Argentina tiene un beta mucho más alto que los demás, así que no sorprende que parezca que ha subido más que los demás. Es decir, hay una suba de algunos mercados de países emergentes y Argentina -todavía- está entre ellos”.
Por supuesto, “siempre se arman relatos para validar estos movimientos de precios en forma ex post. Francamente, no veo a nadie que esté tejiendo, ex ante, una perspectiva más constructiva con Argentina”, indicó.
“Creo que la Argentina sigue siendo la misma historia. El principal problema del gobierno es interno a su coalición. Son una ametralladora para tirarse tiros en el pie. Nunca he visto más tolerancia con la Argentina en circuitos internacionales como ahora”, explicó.
“Todo el mundo quiere que le vaya bien al país, y están dispuestos a darles el mayor margen posible, dentro de las reglas de juego internacionales. Al kirchnerismo, en cambio, no le gusta jugar dentro de las reglas de juego y eso compromete todo”, afirmó.
De todos modos, “si consiguen alinear mínimamente los patitos, la coyuntura internacional es muy favorable y, con muy poco, podrían lograr un gran cambio”, concluyó Mondino.
En tanto, Diego Ferro, dueño de M2M Capital, dijo que la suba de algunos activos argentino “tiene que ver con cosas que no se refieren tanto a la situación argentina, más allá de la suba en los precios de los commodities que ayuda, sino con la demanda por activos de riesgo y todavía la tasa no ha subido tanto”.
“Hay muy poca deuda de mercados emergentes arriba del 7% y Argentina representa el 30% de esa deuda, con lo cual si la gente quiere tomar más riesgo no le quedan muchas alternativas más que comprar deuda argentina. Por lo tanto, no me parece que haya una percepción diferente, sino que es el momento en el que se toma más riesgo y eventos de corto plazo, por parte de inversores que no se van a quedar mucho tiempo con estos papeles”, detalló.
En el caso de las acciones, “en parte tiene que ver con la cuestión técnica de ser excluido de los índices de mercados emergentes, pero a la vez no necesitás tener un volumen tan alto; o sea, la balanza está tan baja que con un poco de demanda suben; es decir, no hay una cuestión estructural de cambio de visión, sino que, en la medida que los precios hayan estado estables por un tiempo, hay una demanda adicional”.
“En un momento en el cual uno ve que hay una liquidez a nivel mundial extraordinaria, hay cosas que realmente no tiene mucha lógica que suban y no me parece que haya ninguna forma de hacer un argumento racional para invertir en Argentina”, expresó, tajante.
“En el fondo, esta coyuntura no cambia la visión estructural qué hay de la Argentina; lo que hay es apetito de riesgo por exceso de liquidez a nivel global”, concluyó.
Sin embargo, en Buenos Aires, el fundador de Ad Cap, Javier Timerman, consideró que “hay una insistencia por parte de los principales bancos centrales del mundo de que el fenómeno inflacionario que se está viendo en los países desarrollados es algo coyuntural, y, por ende, el mercado interpreta que se van a mantener las políticas monetarias expansivas. Eso beneficia mucho la renta variable y las acciones argentinas están muy baratas”, indicó.
“A nivel local, la acumulación de reservas, producto de la mejora de nuestros términos de intercambio y de la soja, despejó el escenario para el rally de algunos bonos corporativos y provinciales que tenían rendimientos muy atractivos”, indicó.
“Hay otro factor, y es que las turbulencias políticas en Perú, Chile, Colombia y Brasil resultaron en cierta reevaluación del riesgo de la región, y eso sumó puntos para Argentina”, aclaró.
“En el mercado pesa mucho la política, y este año es electoral en Argentina. En este sentido, a medida que nos acercamos a las elecciones legislativas, están aquellos que creen que el resultado de estas va a fortalecer a Horacio Rodríguez Larreta, y que entonces la oposición va a moderar el discurso de enfrentamiento y va a priorizar los consensos”, pronosticó el ex ejecutivo de Bear Stearns.
“El mercado quiere ver un escenario político que permita cumplir un programa de largo plazo, y que este plan no esté sujeto a los ruidos de la política”, acotó.
En tanto, el ejecutivo de un banco de inversión internacional, que optó por hablar en forma anónima, dijo que “seguramente hubo alguna compra, pero no en términos generalizados ni en grandes volúmenes”.
“El mercado es tan chico que cualquier flujo chico lo mueve. Además, no hay un rally específico de Argentina, aunque la estabilidad en el tipo de cambio y la suba de las reservas netas por la liquidación del agro pueden ayudar, sino que todos los emergentes tuvieron una buena performance”, indicó.
De todos modos, admitió que “igual fue un buen rally en los bonos en las últimas semanas, pero estamos lejos de que se deba a un cambio de sentimiento de afuera hacia la Argentina”.
La síntesis es que hubo buenas oportunidades de compra que algunos inversores aprovecharon -apalancados en cierto atraso cambiario que observan- en base a un escenario en el que descuentan que la oposición tiene alguna chance de convertirse en una opción de poder para 2023 después de los comicios de noviembre y de que el Gobierno, si no acuerda con el FMI, al menos no sacará los pies del plato. Como suele ocurrir, si algunas de estas premisas no se cumplen, no tardarán demasiado en cambiar de opinión y buscar otro rumbo.