Desde el inicio del actual gobierno, las reservas disminuyeron U$S452 millones, pese a los fuertes desembolsos del FMI y el superávit comercial record.
Desde inicios de la gestión del gobierno del Frente de Todos, las reservas internacionales en poder del Banco Central disminuyeron en U$S452 millones, incluso cuando hasta los últimos datos disponibles de noviembre existió un superávit comercial record de U$S37.608 millones, y se recibieron desembolsos del FMI por U$S10.326 millones.
La situación, que deja al gobierno en una situación de mayor vulnerabilidad frente a crisis económicas y políticas externas e internas, se explica en gran medida por las divisas otorgadas a las empresas para que abonen sus deudas contraídas en dólares al tipo de cambio oficial que vende el Banco Central, así como también por la fuga de divisas experimentada en estos años.
Esto es así, porque de acuerdo al Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía, integrado por economistas egresados de la Universidad Nacional de Rosario, hasta noviembre pasado se facilitaron U$S12.001 millones de dólares para el pago de deudas e intereses de estas empresas, contraídas durante el gobierno de Cambiemos, lo cual significó la segunda partida de salida de importancia, mientras que también se fugaron del sistema U$S7.046 millones.
La situación cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que el Centro CIFRA de la CTA reveló que en 2003 la salida de dólares para el pago de deudas privadas fue de solo U$S2.516 millones, incluso con un stock de deuda externa privada superior al actual (U$S48.705 versus U$S40.490 millones). También, si se lo compara con uno de los principales déficits comerciales, como el energético, se puede observar la magnitud de esta salida, pues los dólares que se destinaron a la adquisición de energía, incluso en una situación bélica que encareció los costos por encima del 300%, fueron 2.397 millones enero de 2020 y junio de 2022.
La primera partida de salida de dólares, no obstante, fue para un ítem ineludible, por lo menos sin generar una situación crítica. Se trata del pago de deuda pública e intereses, que incluyen al propio FMI, por las cuales, e incluso pese las dos restructuraciones de 2020 y 2022, salieron hasta noviembre U$S13.050 millones.
Pero también, de acuerdo al Mirador, se fueron U$S4.594 millones en déficit comercial de servicios, el cual es utilizado en algunas ocasiones para remitir dólares bajos supuestos pagos a casas matrices, lo que llevó a la reciente intensificación de la fiscalización de las operaciones de comercio exterior por parte de la Dirección General de Aduanas (DGA).
Incluso, salieron U$S5.476 millones por el rubro “otros componentes”, es decir sin un destino catalogable entre los anteriores.
Desde el Mirador, apuntan incluso que “para colmo en 2022 el superávit comercial se redujo drásticamente respecto a 2021”, añadiendo que esta caída “impactará en reservas más adelante, porque se han postergado pagos por importaciones que se hicieron por U$S7.500 millones y se cobraron por adelantado de exportaciones que todavía no fueron hechas U$S1.900”.