El Central relajó su política monetaria, sin embargo, la tasa de interés real sigue siendo de dos dígitos; apenas cayó un punto porcentual desde el 11% de los meses previos
Si bien durante enero el dólar mostró una fuerte tendencia alcista, al punto de coquetear con la barrera psicológica de los $ 20, la inversión en pesos seguía siendo muy tentadora, ya que durante ese mes la tasa de interés real es decir, la tasa nominal descontada la inflación se mantuvo en dos dígitos, al 10%.
El dato, que se elaboró tomando la inflación núcleo, se desprende de un informe de ACM en el que también resaltan el nivel de meses anteriores: en noviembre y diciembre la tasa real era de 11%, mientras que de mayo a octubre no se movió del 9%. Y dado que entre enero y abril osciló entre el 5% y el 8%, se puede afirmar que el 10% de enero de este año es más alto que el promedio de todo 2017, que fue 8,5%.
Para el CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardans, mantener la tasa de interés real al menos 4% más que la inflación es lo que garantiza el apetito por la moneda doméstica: «Suelo citar a Brasil como ejemplo. Si vemos la tasa Selic, que es como la Lebac de ellos, y la medimos contra el índice de inflación, vamos a comprobar que en los últimos 15 o 20 años existió siempre diferencia cuyo mínimo fue 4,5% y el máximo un 10%. Es esa la razón por la que los brasileños piensan en reales, porque más allá de la volatilidad que pueda tener el tipo de cambio siempre son los reales los que ganan mucho más que los dólares».
En esa línea, Sardans remarcó que «la clave es la tasa de interés real positiva», por eso es que sostuvo que mientras el Banco Central pague más de 4% o 4,5% que la inflación, los argentinos se van a quedar en pesos. «El Central tiene que estar concentrado en darle al ahorrista una tasa interés real positiva porque si no no funciona el modelo de préstamos hipotecarios y productivos que promueven. Además, sino no tenés fondeo; la única forma que haya fondeo es que la gente ahorre en pesos», agregó.
Sin embargo, el apetito por el dólar se mantuvo y se mantiene firme. En lo que va del año sube un 6,4%, en parte envalentonado porque la moneda estadounidense gana terreno a nivel internacional, motivo por el cual los fondos de inversores externos se volcaron a la compra en el terreno doméstico, un mercado chico que se mueve con facilidad cuando participan grandes jugadores.
La consecuencia de un avance tan brusco del dólar es el traslado a precios. Ayer se conoció el IPC de enero del Indec, un número que el mercado anticipaba: 1,8%, un aumento de medio punto porcentual respecto de enero de 2017.
Este incremento de las expectativas de inflación es lo que obligó al BCRA a frenar el ciclo de bajas de tasa. El miércoles la autoridad monetaria mantuvo la tasa de referencia en 27,25% y en la City no esperan que vaya a retomar los recortes pronto. «Si bien seguirá con espacio para reducir la tasa real, si se basa en el mismo criterio que en el último comunicado, no deberían esperarse cambios», cita ACM en el informe.
Según la consultora, «había espacio para hacer un recorte adicional dado que el gap de credibilidad mejoró respecto al año anterior gracias a la nueva meta y a que la tasa real todavía se encuentra elevada; triplica en nivel a las tasas reales de la región incluido México». No obstante, reconocieron que «los indicadores de alta frecuencia mixtos junto con el deterioro de expectativas que mostró el REM de enero ganaron la pulseada».
Asimismo, en ACM añadieron que «aunque el comunicado (del BCRA) no lo refleja, la tasa en este nivel puede ser un elemento que modere el aumento del tipo de cambio en un con-texto internacional difuso».